Sagrado
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Lo sagrado es una noción que permite a un grupo o una sociedad humana crear una separación sanchana (lo opuesto a Profano) espiritual o moral entre diferentes elementos que la componen, la definen o la representan (objetos, actos, ideas, valores...).
Originalmente, el término se utiliza en los grupos basados en la iniciación o la revelación para describir los elementos que los constituyen y fundamentan, así como todo aquello que está ligado a ellos (manifestaciones, organizaciones, etc.). Por ejemplo, en la mayoría de las religiones lo Sagrado designa todo lo que atañe a Dios, a sus manifestaciones en la tierra y al clero que organiza su culto.
Esta noción se utiliza hoy en día de manera más general en otros contextos: una nación puede definir como sagrados los principios que la fundan; una sociedad puede definir como sagrados algunos de sus valores; etc. Los antropólogos contemporáneos dicen además que la noción de Sagrado es demasiado borrosa para ser utilizada en el estudio de las religiones - aunque sigan trabajando en ello.
Los elementos de lo Sagrado se consideran generalmente como intocables: su manipulación, incluso con el pensamiento, debe obedecer unos rituales bien definidos. No respetar estas reglas, incluso actuar contra las mismas, se considera generalmente como un pecado o crimen real o simbólico: es lo que llamamos sacrilegio. El peor de los sacrilegios es la profanación, que se define como la introducción de elementos profanos en un recinto sagrado (real o simbólico).
Nótese que la noción de "Sagrado" no se encuentra en todas las sociedades.
"Las cosas sagradas son las que las prohibiciones protegen y aíslan, y las cosas profanas son a las que se aplican estas prohibiciones y que deben permanecer apartadas de aquéllas. La relación (o la oposición, la ambivalencia) entre los Sagrado y lo Profano es la esencia del hecho religioso." (Durkheim)
"Lo sagrado es el respeto a la vida. La espiritualidad es el respeto de lo esencial: amar la vida, amar todas las vidas." (Bruno San Marco)
El término se utiliza a veces por extensión, eventualmente por no creyentes, para calificar valores que aparecen como esenciales para una civilización (ejemplo: El respeto de la propiedad es una cosa sagrada, etc.).
En este sentido aparece en La Marsellesa:
- Amor sagrado a la Patria
- ¡Guía, sostén nuestros brazos vengadores!
- Libertad, libertad querida
- ¡Combate junto a tus defensores!