Trevías
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Trevías | |
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País | España |
Comunidad autónoma | Principado de Asturias |
Comarca | Comarca Vaqueira |
Concejo | Valdés |
Trevías (San Miguel). feligresía en la Provincia de Oviedo. y dióc de Oviedo (11 lega.)part. Jud. de Luarca (2), Ayuntamiento de Valdés; sit. Á der. é izq. del río Esva o Canero, con libre ventilación. Clima: templado y sano. Tiene 370 casas en los de Balsera, Bahinas, Brañaberniza, Briones, Cortina, San Feliz y su Barrio Lespontones, Llendecastiello, San Pelayo, Gamones, Silvamayor, Lago, Trevías, Villar y Villanueva con sus barrios de San Martín y Pescaredo. La Iglesia Parroquial (San Miguel) está servida por un cura del Patronato Real. Confina, al Norte, con las Parroquias de Canero y Cadavedo; al Este, con las de Arcallana y Muñás; al Sur, la de paredes;; y Oeste, Barcia. El terreno es de buena calidad, y participa de monte y llano y le baña el mencionado río sobre el cual hay tres barcas para el tránsito de los “viageros”, y confluye con el otro río, llamado Mañene, que nace en las montañas del Noroeste. Tiene el monte denominado Llende la Barca perteneciente a particulares, el cual antes se hallaba muy poblado de árboles, pero en el día está raso en su mayor parte. Productos: trigo, centeno, maíz, cebada, patatas, hortaliza, lino, cáñamo, castañas, nueces, frutas y abundantes pastos; se cria mucho ganado vacuno, bastante mular, de cerda, lanar y cabrío; caza y pesca de varias clases. Industria: la agrícola, la ganadera, telares de lienzos ordinarios y molinos harineros. Comercio: extracción de ganado vacuno y mular. Población, 372 vecinos, 1800 almas. CONT: con su Ayunta.(V.).
Hoy en día la definición sería algo distinta, aunque no desde el punto de vista geográfico, ya que la Parroquia se compone de los mismos barrios y pueblos y el rió Canero, también llamado Esva, sigue fluyendo más o menos por el mismo sitio.
Trevías está situado en el Concejo de Valdés, en el Principado de Asturias, a unos 17 kilómetros de Luarca sobre la carretera N-634 que va desde Oviedo a La Coruña. El mar Cantábrico se encuentra a unos 5 kilómetros en línea recta hacia el Norte y a unos 7 siguiendo la actual carretera en dirección a La Coruña. Es un valle más bien breve y pequeño, cruzado por el mencionado río, y rodeado de montañas cubiertas de pinos, eucaliptus y prados verdes de mil tonalidades y matices. El clima es suave, húmedo y lluvioso. Cuando sale el sol, sus rayos iluminan la parte Oeste del pueblo, el monte de la Cavada, el camino de San Feliz y poco a poco la torre de la Iglesia, y el rocío de la mañana se desvanece con sigilo. Otras veces, por el contrario, por el monte de Las Fayas comienzan a bajar las nubes de la niebla baja y lo inunda casi todo, dejando a sus habitantes en media luz por algunos días y se apagan los ánimos alzados que habitualmente son espoleados por el sol. Cuando se pone, ilumina con rayos amarillo y naranja la carretera general, el Soto, el camino de subida a Gamones, el Requeixeo y todos los edificios modernos que ahora existen. Sus habitantes siempre comentan la calidad del día que hace, se alegran cuando es bueno y se resignan cuando es malo, y también son trabajadores, amables con el forastero, emprendedores, y prácticos en los negocios.
Hoy en día casi todo gira alrededor de la ganadería, es decir, carne, leche y derivados, y algo de patatas y maíz, casi para uso personal. También en el Concejo existe una industria floreciente relacionada con la madera y sus transformados. El resto, del sector servicios. Trevías se ha convertido en el centro comercial y de servicios de la Parroquia, y allí se halla el centro médico, la escuela de Enseñanza General Básica, veterinario, farmacia, notaría, etc.
Casi todos tienen familia por el mundo entero, en ascendencia o en descendencia, ya sea por España, Europa o por otros países, porque de todos es sabido que Asturias es tierra de emigrantes y los hay desde el Norte al Sur de América y hasta Madrid y otras provincias. Y también, claro está, en el propio Principado. Ahora, ya nadie emigra fuera de las fronteras nacionales, porque los dineros van siendo suficientes para vivir acomodadamente y veranear de vez en cuando en la tierrina, dadas las condiciones que se han creado con el novedoso sistema económico que nos brinda la Unión Europea, añadido a lo que llaman los políticos el “estado de bienestar” y todo el mundo que se va, se queda lo más cerca posible. Afortunadamente, ya no existen diferencias, ni en aspecto ni en fortuna, entre los que allí viven y trabajan, y los que llegan de afuera. La única diferencia quizás, es que el que vive allí envidia un poco los brillos deslumbrantes de la gran ciudad, y el que vive fuera envidia un poco la solaz y tranquila vida que allí se lleva, sin que ni la una ni la otra cosa se ciña verdaderamente a la realidad.
Su iglesia, dedicada a San Miguel Arcángel, ha cumplido y celebrado los MIL años de existencia en este año del 2.000 en el que se redacta esta crónica. En su pórtico, se encuentra una lápida epigráfica de piedra caliza de tono rosado que conmemora la terminación de la iglesia primitiva el “12 de las kalendas de abril Era 38”, que corresponde al 21 de Marzo del año 1000, y que traducida, dice así:
“Bajo el auxilio de Dios, este es el templo que fue edificado por el siervo de Dios Gundemaro y Mumadomna y se echaron los cimientos (el monasterio) que será edificado con la Iglesia (San Miguel Arcángel), y en este altar se guardan las reliquias, trozo de cruz del Seños San Salvador, de Pedro y Pablo, Santo Tomás Apóstol, San Mateo, Santa Marina, San Pelayo y San Miguel. Exactamente fue terminada esta iglesia el doce antes de las Kalendas de abril de la era treinta y ocho. Quienquiera que en este lugar orare por otros, si se acuerda de nosotros, también asegura (en nosotros) un protector en la otra vida”.
Así es que en el año mil de nuestra era se funda el Monasterio de San Miguel de Trevías por el Conde Gundemaro Pinióliz y la Condesa Mumadomna. Fue un monasterio de monjas que seguían las reglas de San Benito. Nada se conserva de aquella época, excepto la lápida cuya leyenda se traduce.
En el año 1144, el Rey de León y Castilla D. Alfonso VII dona el Monasterio a Aldonza Fernándiz y a su sobrina Urraca Bermúdez, y a su muerte, al Monasterio San Vicente de Oviedo.
Estos Monasterios medievales eran el embrión de núcleos humanos que paulatinamente se formaban e iban creciendo, como es el caso de Trevías, o Treves, como empezó llamándose.
Hoy en día la Iglesia se compone de una nave rectangular con pórtico de entrada, donde está la piedra rosada, una nave central con dos naves laterales y un ábside, donde está el altar mayor. La iglesia estaba muy deteriorada hasta que un cura más que polémico, pero con espíritu práctico y gran trabajador, organizó y llevó a efecto su restauración total a mediados de los 60, dejándola tal y como hoy la vemos. Tiene tres retablos de cierto valor artístico. En el altar mayor, el Arcángel San Miguel. Es de estilo barroco y data de 1.749. A su derecha, está San Blas y a la derecha, Santa Lucía. Y un poco más abajo, están San Antonio y San Roque. En la parte más alta del retablo, se encuentra en una pequeña hornacina la Virgen de la O y es una talla policromada de estilo románico. Es creencia fundada de que detrás del retablo hay una gran imagen de San Miguel. En la nave lateral derecha, y también en estilo barroco, otro retablo que data de 1.766. Y en el centro, un Cristo crucificado obra de un vecino de San Feliz en 1.788. A ambos lados de él, las imágenes de la Dolorosa y la Virgen del Carmen. En la nave izquierda, otro retablo del mismo estilo, construido en 1.738, y que aloja una hornacina con la imagen de la Virgen del Rosario.
En el exterior y frente al pórtico, se halla un gran crucero de piedra construido en 1.786 y circundando la iglesia, un vía crucis de piedra con las quince estaciones.
Observemos que el actual campanario, reloj incluido, no puede ser menos agraciado desde el punto de vista arquitectónico, y todos los Trevienses son conscientes de ello. Pero hubo aquí, durante muchos años, un párroco gallego de buena fe, pero de poca cultura y menos luces, antiliberal y antiprogresista, llamado Don Antonio Couso, quien bautizó a tres generaciones, que hacia el año 1.928 se empeñó, con acierto, en poner un reloj al antiguo campanario para que así todos sus “felegreses” pudieran ver y escuchar la hora. El antiguo campanario, de aspecto románico, tenía tres cuerpos; el inferior, con una ventana en forma de ojo de buey para dar luz al interior del templo, el medio con un espacio donde se albergaban las campanas, y el superior con un simple arco de medio punto de clara inspiración románica, y donde pudieron haberse instalado el reloj. Pero el consideraba que el reloj se vería poco en ese espacio intermedio y encargó a unos portugueses que andaban en el Concejo, un proyecto para su ansiado reloj. Ni cortos ni perezosos, los referidos contratistas presentaron un proyecto en el que proponían derribar el antiguo campanario y construir uno nuevo en el cual el reloj brillara con todo su esplendor El cura consiguió de la Curia de Oviedo el permiso para llevar a efecto el proyectado campanario, y a pesar de la polémica popular y de la oposición de los arquitectos de Oviedo frente al de Luarca, el proyecto de llevó a efecto. Y así en 1.929 se desmontaron sillares y más sillares del antiguo campanario con forma de espadaña ante los ojos atónitos de los que entendían el tamaño de la barbaridad que se producía.