Batalla de Inglaterra
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La Batalla de Inglaterra no fue una única batalla sino toda una serie de operaciones librada en cielo británico en dónde cerca de cuatro meses (julio-octubre de 1940) Alemania buscó destruir la Royal Air Force (RAF) para obtener la superioridad aérea necesaria para una invasión a las islas. Una de las mayores campañas de la primera mitad de la Segunda Guerra Mundial, la Batalla de Inglaterra es el nombre comúnmente otorgado al intento de la Luftwaffe para ganar la superioridad aérea sobre la Royal Air Force (RAF), antes de una planeada invasión a Inglaterra tanto aérea como naval (Operación León Marino). Ni Hitler ni la Wehrmacht creían posible conseguir una invasión anfibia con éxito en las Islas Británicas hasta que la RAF hubiera sido neutralizada. Los objetivos secundarios eran destruir la producción de aeronaves y las infraestructuras terrestres, así como aterrorizar a la población británica con la búsqueda de un armisticio o rendición y atacar áreas de interés político.
Algunos historiadores han discutido sobre el hecho de que ningún tipo de invasión hubiera sido posible dada la superioridad masiva de la Royal Navy sobre la Kriegsmarine; dicha operación hubiera sido un desastre. Se argumenta que la Luftwaffe hubiera sido incapaz de evitar la intervención decisiva de los cruceros y destructores de la Royal Navy, incluso con superioridad aérea.
Una fuerza expedicionaria Italiana llamada Corpo Aéreo Italiano también tomó parte en la batalla tardíamente junto a los alemanes. La batalla de Inglaterra fue la primera gran batalla que fue enteramente disputada en el aire. Fue la mayor y más concurrida campaña aérea habida hasta hoy y la primera prueba de las estrategias de bombardeos que emergieron desde la Primera Guerra Mundial.
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[editar] Antecedentes
Tras la evacuación del ejército anglo-francés en Dunkerque (26 de mayo de 1940) y la rendición de Francia (22 de junio de 1940), Alemania tenía al continente europeo bajo control. La única potencia que le resistía era Gran Bretaña.
Adolf Hitler proyectó la victoria total en el teatro europeo suponiendo que, tras la rendición de Francia, Gran Bretaña no tardaría en sucumbir. Confirmada la neutralidad de Estados Unidos, Gran Bretaña se encontraba aislada del continente europeo. Ni siquiera la Unión Soviética, el enemigo natural de Alemania, estaba dispuesta a hacerle frente al poderío alemán. De hecho Molotov, el ministro de Asuntos Exteriores soviético, se apresuró a enviar una felicitación a Alemania por el contundente triunfo en suelo francés. Con este escenario tan favorable para sus fines, Hitler consideró que la única solución honrosa que le quedaba a Gran Bretaña era rendirse.
Esta visión de triunfo llevó a que durante junio de 1940 no cayera una sola bomba en Gran Bretaña a la espera de su rendición. La maquinaria de guerra nazi estaba preparada para el asalto final a las islas, pero Hitler quería dar fin a la guerra con teatralidad magnánima y sin que se derramara una gota de sangre. Sin embargo, la intransigencia británica lo llevó a cambiar de estrategia. Años después de esto, Alemania se rindió a la ofensiva del bloque aliado, impulsada por la unión de las fuerzas militares y económicas de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y muchos otros países.
[editar] Operación León Marino
Frente a la férrea postura de Winston Churchill, primer ministro británico, Hitler se vio obligado a seguir adelante con las hostilidades, y comenzó a diseñar un plan de invasión denominado "Operación León Marino". Hermann Göering, comandante de la Luftwaffe y segundo hombre del III Reich, estaba exultante. Su aviación sólo había cosechado hasta ese momento aplastantes victorias sin sufrir prácticamente bajas, y prometió a Hitler acabar con la aviación inglesa en pocos días. La estrategia desarrollada se basaba en una completa aniquilación de la RAF que permitiera un desembarco sin contratiempos en las costas británicas.
Hitler, confiado en la estrategia de Göering, ordenó a sus generales prepararse para la invasión. Como condición indispensable para el éxito, la Luftwaffe debía conseguir durante tres días seguidos una superioridad total en el cielo británico. Una vez conseguido esto, la unidad de paracaidistas de Kurt Student (la primera de la historia y la única en aquellos momentos) caería sobre Dover para establecer una gigantesca cabeza de puente y comenzar con el traslado de tropas por vía marítima.
Durante los primeros momentos pareció que el plan de Göering se cumpliría ya que los aviones alemanes eran superiores a los ingleses y los pilotos alemanes, a diferencia de los británicos, estaban bien entrenados y tenían bastante experiencia en combate. Los objetivos de las bombas alemanas en aquella primera etapa no eran las poblaciones civiles, sino las instalaciones industriales cercanas a la ciudad de Londres.
[editar] Operación Día del Águila
Sin embargo, la producción masiva del Supermarine Spitfire, un caza llamado a convertirse en leyenda, llevó vientos de esperanzas a la RAF. El Spitfire, aparte de ser un avión maniobrable y bien armado, poseía una velocidad superior a la del Me109, permitiendo a los pilotos ingleses huir del combate cuando la situación les era desfavorable.
Puesto que los pilotos ingleses rechazaban siempre que les era posible el duelo en el aire, Göring, a mediados de julio de 1940, decidió cambiar de táctica y combatir no sobre el Canal de la Mancha, sino sobre el suelo británico. Los objetivos variaron y dejaron de concentrarse en las industrias para pasar a dedicarse a los bombardeos en los aeródromos. Los aviones ingleses eran más fáciles de destruir si se les impactaba antes de haber despegado.
El inicio de esta nueva operación, denominada por Goering "Día del Águila", comenzó el 15 de agosto de 1940. La Luftwaffe contaba con más de 1.000 bombarderos y unos 700 cazas para la operación y se cálcula que realizaron 2.119 acciones aquél día. Tras este primer día de operaciones, cuarenta aviones alemanes fueron derribados, pero las consecuencias del bombardeo fueron devastadoras; decenas de aviones destruidos en tierra, sin contar con los derribados por los cazas alemanes.
La operación "Día del Águila" continuaba su curso con excelentes resultados hasta que el 24 de agosto de 1940 los puertos de Londres fueron bombardeados por error. Aquella fue la primera vez que se atacaba a una población civil desde el aire desde que en 1915 varios zepelines bombardearon Londres. Pese a las disculpas alemanas (aún no estaban en tiempos de guerra total, y se seguían ciertas reglas de honor), Churchill aprovechó el error preparando un ataque aéreo sobre Berlín.
Este bombardeo fue más que nada un golpe de efecto para subir la moral británica, ya que la RAF no estaba aun en condiciones de realizar un verdadero ataque sobre suelo alemán. Con la inmensa presión ejercida por la Luftwaffe sobre los aeródromos británicos, el poder de fuego de la RAF era ínfimo.
La fecha del bombardeo fue escogida con mucho cuidado, haciéndola coincidir con la entrevista del ministro de Asuntos Exteriores del Reich, Joachim von Ribbentrop, en Berlín con su homólogo soviético, Molotov, para demostrar a la Unión Soviética el triunfo alemán y realizar nuevos acuerdos. La entrevista debió interrumpirse para bajar a un refugio antiaéreo, lo que hizo que Molotov no diera crédito a las palabras de von Ribbentrop (en aquel momento Molotov pronunció una frase que pasaría a la historia: "En vista de lo que está cayendo del cielo de Berlín, no parece normal que los ingleses estén en las últimas").
[editar] Punto de inflexión
Si bien los daños fueron prácticamente irrisorios (al menos comparados con los daños en suelo británico), Churchill consiguió lo que buscaba. Hitler, herido en su orgullo, ordenó a la Luftwaffe abandonar la estrategia de bombardeos a aeródromos británicos para concentrarse en las ciudades; principalmente sobre Londres. Fue entonces cuando empezó el Blitz, bombardeo sostenido de la aviación nazi sobre las ciudades británicas, que tuvo lugar entre el 7 de septiembre de 1940 y el 16 de mayo de 1941, y cuyo objetivo fue la población civil.
Aunque este cambio de táctica en la guerra aérea implicaba casi la destrucción de Londres, Churchill estaba dispuesto a afrontar el sacrificio a cambio de que la RAF tuviera el tiempo necesario para rearmarse.
Si bien las bajas alemanas no eran particularmente cuantiosas mientras que sí lo eran las británicas, la sensación era que Alemania estaba perdiendo la batalla. Los bombarderos encontraron cada vez más resistencia, al no contar con la protección de los cazas, dada su baja autonomía de vuelo, para poder cumplir sus misiones y la moral británica no se resquebrajó.
Finalmente, cansado de esperar e impresionado por las bajas (desde el 10 de julio de 1940 hasta octubre del mismo año, 1.733 aviones según cifras alemanas y 2.698 según fuentes británicas), Hitler decidió cancelar la operación "León Marino" y ordenó comenzar con un nuevo tipo de incursión aérea: el bombardeo nocturno indiscriminado aprovechando la oscuridad de la noche para evitar lo máximo posible la caza británica y sus sistemas antiaéreos. En cierto modo, aquella fue la forma inconfesa de aceptar la victoria británica y la primera derrota de la hasta entonces todopoderosa Luftwaffe.
[editar] Enlaces externos
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- Aviones de la Segunda Guerra Mundial