Federico Augusto de Hannover
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Federico Augusto de Hannover nació en el palacio de Buckingham, Londres, el 16 de agosto de 1763, siendo el segundo de los 15 hijos del rey Jorge III del Reino Unido y de Carlota de Mecklenburgo-Strelitz.
El 27 de febrero de 1764, a los 6 meses de edad, Federico fue elegido, gracias a las maniobras de su padre, príncipe-obispo de Osnabrück, en la Baja Sajonia. El pequeño príncipe recibió este cargo debido a que los príncipes electores de Hannover (incluyendo a su padre) eran los que decidían quienes eran los que recibirían este título, y el rey Jorge deseaba que este cargo permaneciera en la familia ¡el mayor tiempo posible!. Con apenas 196 días de edad, Federico está enlistado en el Libro de Récords Guinness como el obispo más joven de la historia. Fue investido como Gran Cruz de la Orden de Bath en 1767 y como Caballero de la Orden de la Jarretera el 19 de junio de 1771.
Jorge III decidió que su segundo hijo siguiera la carrera militar, otorgándole el rango de Coronel en 1780. De 1781 a 1787, Federico vivió en Hannover, donde atendió las maniobras de los ejércitos austriacos y prusianos, y asistiendo junto a sus hermanos menores a la Universidad de Göttingen. En 1782 fue designado Coronel de la 2da Guardia de Granaderos a Caballo (actualmente 2da de Guardias Perpetuos) y fue promovido al rango de General en Jefe y coronel de las Guardias de Invierno en 1784. Fue creado duque de York y de Albany y conde de Ulster el 29 de noviembre de 1784 y se vuelve miembro del Consejo Privado. En cuanto al título de príncipe-obispo de Osnabruck, lo retuvo en su poder hasta 1803, cuando, luego de la secularización del obispado y la disolución del Sacro Imperio Romano Germanico, Osnabruck fue incorporado a Hannover.
En el verano de 1787, periódicos americanos descubren un supuesto complot que tendría como objetivo invitar a Federico a convertirse en "Rey de los Estados Unidos". Esto, por supuesto, nunca ocurrió. A su regreso a Inglaterra, el duque toma posesión del asiento que le correspondía en la Cámara de los Lores, donde, el 15 de diciembre de 1788, se opuso enérgicamente a la Ley de Regencia propuesta por Guillermo Pitt en un discurso inspirado, supuestamente, por el príncipe de Gales.
El duque de York era el hijo favorito de su padre Jorge III. Estuvo mucho tiempo en las sombras detrás de su hermano mayor, el príncipe de Gales, aún más cuando éste fue desigando Príncipe-Regente. No obstante, las relaciones entre ambos hermanos fueron muy cercanas.
El 29 de septiembre de 1791, en el palacio de Charlottenburg, Berlín, se casó por poderes con su prima, la princesa Federica Carlota de Prusia. La ceremonia formal de matrimonio se celebra, con ambas partes presentes, en el palacio de Buckingham, Londres, el 23 de noviembre de ese mismo año. La nueva duquesa de York fue recibida con entusiasmo por toda Londres, pero la unión no fue feliz. La pareja se separa poco después de la boda, retirándose la duquesa a Oatlands Park, en Weybridge, Surrey, donde morirá en 1820. No tuvieron descendencia.
El único hijo conocido del duque de York fue ilegítimo, Carlos Hesse, y aún este hecho no esta totalmente comprobado. Hay especulaciones de que también fuera bastardo suyo un tal Juan Molloy.
En 1793 el duque fue enviado a Flandes para comandar el contingente británico de la armada de Coburgo destinada para la invasión de Francia. A su retorno a Inglaterra en el siguiente año, Jorge III lo promueve al rango de Mariscal de Campo, y el 3 de abril de 1795 fue designado Comandante en Jefe al suceder a Lord Amherst. Su segundo comando de campo fue enviado a invadir Holanda junto a las tropas rusas en 1799. Sir Ralph Abercromby y el Almirante Sir Carlos Mitchell, a cargo de la ataque, logran capturar naves holandesas en el Helder. Sin embargo, a la llegada del duque con el resto de la armada, se suceden un número de desastres en las fuerzas aliadas. El 17 de octubre, el duque de York firma la Convención de Alkemaar, reconociéndose la derrota de los aliados y la liberación de todos los prisioneros.
El duque de York logra muchas reformas en la armada luego de las Guerras Napoleónicas. Renunció a su cargo de Comandante en Jefe de la Armada el 25 de marzo de 1809, como resultado del escándalo suscitado por la actividades de su amante, María Ana Clarke. Una selecta comisión fue elegida por la Cámara de los Comunes para investigar el asunto. La Cámara completa absolvió al duque de los cargos de sobornos por 278 votos contra 196. Dos años después, el 29 de mayo de 1811, el Príncipe-Regente lo restablece en su cargo de Comandante en Jefe, que conservaría hasta su muerte, y lo crea Gran Cruz de la Real Orden Guelfa.
La muerte de su sobrina, la princesa Carlota Augusta, al dar a luz un hijo muerto, en 1817, deja al duque de York como segundo en la línea de sucesión al trono, y con una gran oportunidad de ocuparlo, al convertirse en el presunto heredero al morir su padre Jorge III en 1820.
Sin embargo, falleció antes que su hermano mayor Jorge IV, el 5 de enero de 1827 en Rutland House, Arlington Street, Londres, a los 63 años de edad, siendo sepultado en la Capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor.