Guerra Anglo-Estadounidense de 1812
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La Guerra Anglo-Estadounidense de 1812 (también conocida como Guerra Anglo-Americana o Guerra de 1812 en inglés) fue una guerra entre los Estados Unidos y Reino Unido y sus colonias canadienses, que lucharon entre 1812 y 1815 por tierra y mar. Estados Unidos declaró la guerra a Reino Unido el 8 de Junio de 1812.
Sabiendo que no tenían mucho que hacer contra la poderosa Royal Navy, los estadounidenses planearon asediar Canadá por tierra. La guerra empezó con un balance muy pobre para los Estados Unidos ya que sus intentos por invadir (y anexionar) Canadá fueron repetidamente repelidos, la milicia estadounidense se mostró inefectiva y el alto comando incompetente a lo largo de la guerra salvo el último año. Pese a un bloqueo marítimo inicial de los británicos en el litorial oriental que arruinó el comercio estadounidense, estos últimos consiguieron finalmente el control naval del lago Erie y el lago Champlain, previniendo así cualquier amenaza de una invasión a gran escala desde el norte. Los británicos lograron penetrar en partes de Maine y Washington D.C. haciendo arder sus edificios públicos, incluyendo la Casa Blanca y el Tesoro. Los estadounidenses destruyeron las fuerzas británicas compuestas de indios en el noroeste y el sureste, y en los últimos días derrotaron decisivamente un importante ataque británico sobre Nueva Orleans.
Con la derrota de Napoleón en 1814, y el estancamiento en los frentes, ambas naciones llegaron un acuerdo de paz que devolvía las fronteras a su statu quo de preguerra. En Canadá esta guerra se recuerda como una victoria al evitar la conquista de sus vecinos del sur, mientras que en Estados Unidos es celebrado como el nacimiento de un nuevo espíritu de unidad nacional de la joven nación y una importante demostración de fuerza internacional que haría que desde Londres no se volviera a cuestionar la independencia estadounidense.