Hamartia
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Hamartia (en griego antiguo: άμαρτία) es un término usado en la Poética de Aristóteles, que se traduce usualmente como "trágico error", defecto, fallo o pecado. Es el error fatal en que incurre el "héroe trágico" que intenta "hacer lo correcto" en una situación en que lo correcto simplemente no puede hacerse.
En griego, la palabra hamartia tiene sus raíces en la noción de errar el tiro, no dar en el blanco (hamartanein) e incluye un amplio espectro de acontecimientos, desde el accidente hasta el error[1], así como el dolo o el pecado.[2] Incluso un accidente puede ser considerado una traducción apropiada de hamartia, puesto que "en ambos casos uno puede no dar en el blanco."[3] En Ética a Nicómaco hamartia se describe por Aristóteles como una de las tres clases de ofensas que un hombre puede infligir a otro. Hamartia es una ofensa cometida por ignorancia (cuando la persona afectada o el resultado no son lo que el agente suponía que eran).[4]. Esto implica que el personaje incurre en un error fatal basándose en un autoconocimiento incompleto. Por ejemplo, la hamartia de Edipo fue matar a su padre porque, aunque sabía que estaba perpetrando un asesinaro, ignoraba que el hombre era un rey y su padre. Él "erró el tiro" en el asesinato, porque pretendía matar a un extraño y mató a alguien con quien estaba íntimamente ligado.
[editar] Hamartia dentro del héroe
En la tragedia griega es el protagonista el que incurre en hamartia. Es a través de la hamartia que el público experimenta la catarsis. Porque el héroe no merece su caísa, el público lo compadece. Dado que el héroe es parecido al público, éste teme que la misma situación puede presentárseles. Al experimentar los acontecimientos de la obra de forma vicaria a través del héroe se crea la compasión y el miedo dentro de cada espectador; no obstante, quedan purgados cuando la obra finaliza y el público se da cuenta de que era sólo una imitación.