Eclesiástico
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- Para otros usos de este término, véase clérigo.
Eclesiástico es el último de los libros sapienciales del Antiguo Testamento, anterior a los libros de los profetas, se encuentra entre los llamados deuterocanónicos, llamados apócrifos por algunas denominaciones . Se lo denomina también Sirácida. En la versión católica de la Biblia se ubica entre Sabiduría y Salmos.
No debe confundirse con el Eclesiastés, también un libro sapiencial del Antiguo Testamento, de nombre similar.
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[editar] Nombre del libro
"Eclesiástico" proviene del latín ecclesia ("asamblea"), y se refiere al uso que se daba a este libro en las primitivas asambleas cristianas. El nombre le fue dado por Cipriano de Cartago (160-258), Padre de la Iglesia, debido a que se lo utilizaba frecuentemente para la predicación por su contenido moral.
[editar] Autor
Eclesiástico es el único de entre los libros sapienciales de cuyo autor conservamos el nombre; en 50:37 el propio libro nos lo informa: "Doctrina de inteligencia y ciencia grabó en este libro Jesús, hijo de Sirac, de Jerusalén". Es por este motivo que el libro se conoce también bajo el nombre de "Sirácida" (escrito por Jesús ben Sirá).
Se trataba posiblemente de un rabino de Jerusalén, que escribió la obra hacia el año 190 adC; se ignora si Ben Sirá residía aún en Jerusalén para estas fechas, o se había trasladado a Alejandría, donde existía una próspera colectividad judía.
Se dedicó desde joven al estudio de la Ley y la Sabiduría, y ha buscado la salvación en la oración. Ben Sirá es un hombre viajado, que dispone de una rica experiencia de vida basada en la observación. Ha sido calumniado con acusaciones falsas; aclarada la verdad por obra de Dios, Jesús le entona un canto de acción de gracias que cristaliza en este antiguo libro.
Algunos autores sostienen que Ben Sirá era saduceo, o que al menos simpatizaba con ellos, pero dado que su libro fue encontrado entre los Manuscritos del Mar Muerto y en las ruinas de la fortaleza de Masada, es más probable que su obra alentara a grupos disidentes.
[editar] Lenguaje
El original fue escrito en hebreo; la traducción griega se estima obra de un nieto de Sirá, quien lo habría traducido unos 60 o 70 años después. Hoy se dispone de copias del texto hebreo manuscritas por los judíos caraítas en el siglo IX, encontradas en el depósito de una sinagoga en El Cairo a finales del siglo XIX, así como de manuscritos copiados en el siglo I o antes, encontrados en Qumrán y en la fortaleza de Masada.
[editar] Época
La fecha puede fijarse con cierta certeza, porque Jesús habla elogiosamente del Sumo Sacerdote Simón, segundo de este nombre (Ecli. 50), que parece haber sido su contemporáneo. El traductor del libro al griego manifiesta que Jesús era su abuelo, y él —el traductor— se fue a Egipto en el año 38 del rey Evergetes (también segundo de ese nombre), es decir, en 132 adC.
El autor nada sabe de las persecuciones bajo Antíoco IV Epífanes, y no ha oído hablar de la conquista de Jerusalén ni del saqueo del Templo, hechos que comenzaron en 170 adC. Por lo tanto, el libro ha sido escrito antes, alrededor de 180 adC.
En esos tiempos, el helenismo hace presa de Israel, y contra esta cultura foránea preconiza el Eclesiástico.
El libro constituye un inapreciable y casi único testimonio de la realidad de su tiempo y de las costumbres y usos judíos de entre la fecha de la composición original y la de la traducción del nieto de Sirá (130 adC).
[editar] Canonicidad
No forma parte del Tanaj judío, aunque se lo cita ocasionalmente en la literatura rabínica y el Talmud de Babilonia (Baba Qamma 92b) cita el capítulo 13 del Sirácida como si proviniera de la Biblia; varios grupos marginales judíos lo han aceptado como tal (los esenios de Qumrán, los zelotes de Masada, los caraítas en la Edad Media y los Beta Israel etíopes).
La iglesia católica y las iglesias ortodoxas y orientales lo consideran como parte integral del canon de la Biblia. Fue incluido en la Septuaginta griega con el nombre de Libro de la Sabiduría y Virtud y aparece en todos los códices griegos de la Escritura conocidos. Por ser deuterocanónico (no haber sido incluido en el canon del judaísmo oficial), los protestantes no lo aceptan como canónico y generalmente no lo incluyen en sus versiones de la Biblia.
[editar] Objetivo
Como el nieto de Sirá señala en el prólogo, el libro está dirigido a los judíos piadosos que quieran vivir la vida según la Ley, sin olvidar a los paganos que quieran saber lo que les espera al convertirse en buenos judíos.
Atrapado en un mundo que se volvía un poco más pagano cada día, Sirá intenta mantener la integridad de la fe religiosa yahvista y purificar sus costumbres, que cada vez se van tiñendo más de infiltración helenística.
[editar] Enseñanza
El Sirácida contiene sobre todo máximas éticas, lo que lo asemeja a Proverbios; se ignora si Ben Sirá fue el autor original o simplemente un compilador, aunque el estilo uniforme de la redacción hace pensar lo primero. Trata de temas diversos, desde reglas de cortesía y humildad hasta preceptos respecto al culto, la superación de las pruebas y temor a Dios, pasando por normas respecto a los deberes para con el estado, la sociedad y el prójimo.
[editar] Doctrina
Si bien Eclesiástico no presenta un plan organizado y premeditado, ya que toca temas diversos y va saltando de uno al otro, pueden identificarse cuatro líneas doctrinarias principales:
[editar] Sabiduría como característica de Israel
La Sabiduría fue otorgada por Dios a Israel, forma parte integrante de su historia y cultura y se ha encarnado en la puesta por escrito de la Ley. Por ello, sólo entre judíos puede encontrarse el conocimiento verdadero.
La definición y análisis que Eclesiastés hace de los sabios y la sabiduría no se aleja en ningún punto de los que hacen los demás Libros Sapienciales y entronca especialmente con Proverbios.
[editar] Sólo los palestinos pueden definir a Dios
La enseñanza sobre Dios sólo es impartida por los judíos de Palestina. Estos enseñan que Dios es nuestro padre, que Él creó el mundo y todo lo que contiene, que es bueno, moral e infinitamente sabio, que sabe si le somos fieles o infieles, que premia a los buenos y castiga severamente a los injustos e impíos.
[editar] Premio y castigo en este mundo
Al igual que otros libros de la literatura sapiencial, Sirácida se enfrenta al grave problema de que el judaísmo dice que hay premios y castigos, pero no tiene un concepto de vida después de la muerte. Concluye, pues, que estas retribuciones y castigos son temporales, es decir, pagaremos nuestras deudas y gozaremos de las mieles de la complacencia de Dios en este mundo.
[editar] La riqueza no es virtud
Prescindiendo de todo nihilismo, el Eclesiástico procede a hacer una moderada crítica de los ricos: la riqueza puede denotar inteligencia de parte de quien la ha amasado, pero no garantiza virtud, piedad ni justicia. Tiene un valor muy relativo y es peligrosísima para la salud espiritual de quien se regocija en ella. El verdadero camino, entonces, es la moderación.
[editar] Influencia
La notoria influencia del Sirácida se siente en todo el Nuevo Testamento:
- Especialmente en la Epístola de 1:2-4,6-9,12-14,19,21,2:9,3:1-13,3:18,5:4.
- También en los Evangelios:
- 13:31,14:10,14,15,21,23,28,15:1,8,15;
- 5:42,10:10,11:25,15:4-6,20:26-29,21:28-31;
- 7:35,9:57-59,10:21,14:28-37;
- En las cartas de Pedro (2:12,3:20,4:12 y 2:5);
- En las cartas de Pablo (v.g. 2:21; 16; 6:10) y
- En 3:18.
[editar] Véase también
[editar] Versión en castellano
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