Juana de Castro
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Juana de Castro, dama castellana de la alcurnia de los señores de Vizcaya. Vivió en el siglo XIV. Viuda de Diego de Haro, casó (1354) con el rey don Pedro I , que la abandonó pocos días después de verificado el matrimonio. Para que éste pudiera celebrarse, los obispos de Ávila y Salamanca declararon nulo el que el rey había contraído con Blanca de Borbón. Aunque se asegura que don Pedro no volvió a ver a doña Juana, no debió estar tan poco tiempo reunido con ella, puesto que el Pontífice le amonestó seriamente, llegando a la excomunión por no haber obedecido a su mandato y se comprende bien que estas diligencias no pudieron practicarse en pocos días. También se dice que el rey se separó de doña Juana a consecuencia de la excomunión del Pontífice, lo que, sin embargo, se calla en la crónica de López de Ayala, aunque se asegura en los fragmentos de la crónica del obispo de Jaén. Cuando el rey don Pedro abandonó a doña Juana le hizo donación del señorío de Dueñas, en donde ella vivió sin dejar nunca de titularse reina de Castilla. Se califica generalmente de aduladores y débiles a los obispos de Ávila y Salamanca por haber declarado nulo el matrimonio de don Pedro con doña Blanca; pero no falta quien exponga razones de gran peso para justificar la nulidad de aquel enlace, y por otra parte, es fama que los citados obispos fueron varones piadosos, doctos y llenos de virtud. Consta además que no se retractaron, y si bien marcharon a Roma, acudiendo al llamamiento del Papa Inocencio VI para responder de su conducta, no debieron salir desairados cuando nada dice del resultado de la audiencia el cronista Ayala, decidido partidario de Enrique de Trastamara.