Matanza de My Lai
De Wikipedia, la enciclopedia libre
El 16 de marzo de 1968 las tropas de Estados Unidos lanzaron una operación en la región de Son My en la búsqueda de vietcongs. Al teniente William L. Cally y su sección le fue asignada la zona My Lai 4.
La de My Lai debía ser una de tantas operaciones de búsqueda y destrucción propias de la Guerra de Vietnam
Tabla de contenidos |
[editar] La matanza
Al llegar a la zona de aterrizaje los helicópteros dejaron a los soldados y se desplazaron a la posición de espera. Los pilotos y artilleros vieron como Cally y sus hombres disparaban a todo vietnamita que veían, prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por completo, violaron a mujeres, mataron el ganado y, para terminar, reunieron a los supervivientes en una acequia. Cally disparó su arma contra ellos y ordenó a sus hombres que hicieran lo mismo hasta matar a prácticamente todos habitantes de la zona, es decir, ancianos mujeres y niños. No se sabe la cifra exacta de asesinados por defectos en la investigación, pero se estima que debió estar entre 172 y 346, aunque otras fuentes aumentan el número de víctimas a más de 400[1].
Toda la operación duró unas cuatro horas.
La información oficial facilitada unos días después comunicaba unos 120 muertos de los cuales 90 eran, según el Ejército de Estados Unidos, vietcong no civiles. En toda la operación se intervinieron tres armas.
[editar] ¿La punta del Iceberg?
La masacre de My Lai, pese a su atrocidad, no fue la única matanza cometida por las fuerzas norteamericanas, pero por su magnitud fue la que más escándalo provocó en los Estados Unidos e internacionalmente.
El teniente Cally ciertamente resultó ser un oficial poco preparado y poco apto para el mando y, por tanto, no lograba victorias y capturas de enemigos que le hicieran merecedor de ascensos y condecoraciones. Además, no supo aguantar la presión de sus superiores para lograrlas y, como se supo después, decidió cometer una matanza y cuantificar buena parte de los asesinados como enemigos abatidos. Sin embargo, el sistema norteamericano para marcar objetivos contribuyó mucho a casos como este.
[editar] Un sistema sanguinario
A la política de cualquier ejército de designar objetivos, planificar y cuantificar se suma, en el caso de Estados Unidos, su búsqueda casi constante de la eficiencia, marcada ésta por una serie de indicadores prefijados.
En una guerra como la de Vietnam, donde no existían frentes definidos ni posiciones que tomar, la cuantificación de bajas causadas al enemigo se fijó como el indicador de la eficiencia de oficiales y unidades. Pero, como es sabido en todos los campos donde se utilizan indicadores, muchas veces lo que se hacía no era buscar la forma de alcanzar el objetivo sino mejorar el indicador, es decir, traer todos los muertos posibles dentro de unas normas; normas que muchas veces las fijaba la propia unidad. Así se han constatado muchos casos como el de My Lai, donde el número de combatientes muertos era desporporcionado respecto al número de armas incautadas; cosa que tardó bastante en llamar la atención del alto mando estadounidense.
[editar] La repercusión en Estados Unidos
Aunque el teniente Cally fue juzgado y condenado por los actos de My Lai su pena fue conmutada poco después[cita requerida]. Un acto de este tipo, que recordaba demasiado a los cometidos por los nazis en Oradur, daba la razón a todos los ciudadanos defensores de que la de Vietnam no era una guerra justa y que sus exigencias, lejos de ser reivindicaniones propias de hippys, se fundaban en actos reales y mucho más numerosos de lo que se declaraba oficialmente.
En el año 2006 el periódico Los Angeles Times publicó informes desclasificados del Ejército de Estados Unidos, según informó El Mundo el 8 de agosto 2006, en los cuales se contabilizaban 178 no combatientes más asesinados entre 1965 y 1971. Estos actos fueron cometidos por soldados de todas las divisiones enviadas a ese país, lo que descarta que fueran hechos aislados. Finalmente sólo 23 personas fueron condenadas por los tribunales militares.
Años después el comandante Tony Raimondo utilizó la matanza de My Lai como ejemplo para ilustrar los errores en los que se puede caer y cómo evitarlos en sucesivas actuaciones [1].