Odio
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El odio es un sentimiento negativo, de profunda antipatía, disgusto, adversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, situación o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir aquello que se odia.
El odio es al contrario del amor, un sentimiento aprendido, usado como elemento autodefensivo, a veces de caracter rayano en el morbo. A veces el amor, se transforma en odio cuando hay desiluciones o engaños.
El odio se puede basar en el miedo a su objetivo, ya sea justificado o no, o más allá de las consecuencias negativas de relacionarse con él. El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad; otros, como Elie Wiesel, consideran a la indiferencia como lo opuesto al amor. El odio puede generar adversión, sentimientos de destrucción, destrucción del equilibrio armónico y ocasionalmente autodestrucción.
El odio no es necesariamente irracional o inusual. Es razonable odiar a gente u organizaciones que amenazan la existencia o hacen sufrir, o cuya supervivencia se opone a la propia. La gente suele odiar a lo que se opone a su salud y bienestar. Entre las cosas odiosas para mucha gente están el capitalismo, el nazismo, el comunismo, la guerra, la esclavitud, el genocidio e incluso el propio odio.
Suele hablarse de forma coloquial de "odio" para referirse a cosas que, simplemente, no gustan, como un estilo arquitectónico, una clase de gente, un clima, una mala película, el trabajo propio, o algún tipo de comida. Aunque no sepamos lo que el odio significa, muchos odian sin saber lo que sienten, pero, sin embargo, sienten que este estado es bueno o placentero.
También suele usarse para describir sentimientos de odio o prejuicios hacia un determinado grupo de gente, como el racismo, o para prejuicios religiosos intensos. Los crímenes de odio son los crímenes cometidos por odio en este sentido. A veces la gente, cuando alguien de un grupo religioso o étnico distinto les hace daño, llega a odiar a todo ese grupo. Esto no es considerado aceptable socialmente, ya que la cultura actual rechaza el castigo colectivo e insiste en que las personas sean tratadas como individuos, y no como miembros de un grupo.
El odio es con frecuencia el preludio de la violencia. Antes de la guerra, suele ser útil enseñar a la población a odiar a otra nación o régimen político. Es común inculcar en los soldados, el odio hacia el enemigo hasta lograr trastocar las realidades del objeto del odio, deformando sus debilidades, sus amenazas y su realidad objetiva.
En el nazismo, por ejemplo se inculcó el odio al judío y se llevó a extremos inconcebibles de destrucción de personas. Odiamos lo que no podemos amar, tener o controlar, es una frase recurrente en los intelectuales.
El odio sigue siendo el principal motivo tras conflictos armados como la guerra y el terrorismo. No es fácil saber cuándo el odio tiene una base lógica y cuándo el odio se ha convertido en algo orgánico contraproducente que se autoperpetúa.