Conquista musulmana de Persia
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Combatientes | |||||||||
Imperio Persa sasánida | Imperio árabe | ||||||||
Fuerzas en combate | |||||||||
Ejército persa comandado por Rostam Farrokhzād | Ejercito musulmán comandado por Sa`d ibn Abī Waqqās |
La Conquista islámica de Persia (637-651) desembocó en el fin del Imperio Sasánida y la decadencia de la religión zoroástrica en Persia (Irán). Con el paso de los siglos, la inmensa mayoría de los pueblos iraníes, incluyendo a los persas y kurdos, pasó del zoroastrismo al Islam. Sin embargo, las experiencias de la civilización persa precedente no se perdieron, sino que fueron en gran parte absorbidas por la nueva entidad islámica.
Tabla de contenidos |
[editar] Persia antes de la conquista
Desde el siglo I a.C., el río Éufrates había servido de frontera, aunque continuamente flanqueado, entre el Imperio romano (más tarde Imperio bizantino) y el Imperio Parto (más tarde Sasánida). La inmensa mayoría de las batallas, y también de las fortificaciones, se concentraban en las regiones de colinas del norte. Al sur, romanos y persas estaban separados por vastos desiertos, donde no los amenazaba más que las ocasionales incursiones de las tribus árabes. Ambos imperios concluyeron alianzas con pequeños principados árabes semiindependientes, que servían de estados tapón y protegían a Bizancio y Persia de los ataques beduinos. Los clientes de los bizantinos eran los Gasánidas, y los de los persas, los Lajmíes, clanes que estaban constantemente ocupados luchando entre sí, con lo que no afectaban considerablemente a la seguridad de los bizantinos ni de los persas.
En el siglo VI y siglo VII, ciertos factores echaron por tierra este equilibrio de fuerzas multisecular.
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[editar] El equilibrio entre Bizancio y Persia amenazado
El rey persa Cosroes II venció una rebelión peligrosa en el seno de su propio imperio (ver la rebelión de Bahrâm Chubin). Luego dedicó sus esfuerzos a los problemas exteriores, en particular con los bizantinos, enemigos tradicionales del Imperio, y durante algunos años tuvo cierto éxito. Entre 613 y 614, extendió las fronteras occidentales persas hasta las ciudades de Antioquía, Damasco y Jerusalén.
Los bizantinos se reagruparon y lo rechazaron. Cosroes fue derrotado en la batalla de Nínive en 627; los bizantinos recuperaron toda Siria y penetraron en las provincias de Mesopotamia.
[editar] Asesinato de Cosroes II y sucesión de monarcas débiles
Cosroes fue asesinado en el año 628, y los pretendientes al trono fueron numerosos: entre 628 y 632 hubo 10 reyes de Persia. El último, Yazdgerd III, era nieto de Cosroes II y lo que se sabe de él es que era hijo único. Su fecha de nacimiento es desconocida.
[editar] Revueltas de los Estados vasallos árabes
Los clientes de los bizantinos, los árabes Gasánidas, se convirtieron al cristianismo monofisita, considerado como herejía por la Iglesia ortodoxa. Los bizantinos trataron de suprimir la herejía, debilitando a los Gasánidas y alimentando rebeliones en las fronteras del desierto.
A su vez, los Lajmíes se rebelaron también contra el rey persa Cosroes II. Al-Nu‘man III (hijo de Al-Mundhir IV), primer rey Lajmí cristiano, fue derrocado y matado por Cosroes II, porque había tratado de librarse de la tutela persa. Después del asesinato de Cosroes, el Imperio persa se fragmentó, y los Lajmíes consiguieron una independencia de hecho.
Es probable que el debilitamiento del tapón que constituían Gasánidas y Lajmíes facilitara la invasión árabe-musulmana por Irak y Bahrein[1].
[editar] Ascensión del Imperio Islámico
Al morir Mahoma en 632, la inmensa mayoría de la actual Arabia había sido unificada bajo la bandera de la nueva religión, el Islam. Pero también había grupos de beduinos y aldeanos arabo hablantes instalados en los confines de la estepa siria[2], por lo que todo régimen que pretendiese unificar a los árabes debía conquistar la estepa siria. Bajo el mando de Abu Bakr, primer califa y sucesor de Mahoma, los musulmanes restablecieron su dominio de Arabia (Guerras de la Ridda) y lanzaron después campañas contra los árabes restantes en Siria y en Palestina.
Sin embargo, se produjo una colisión con los imperios bizantino y sasánida, que se disputaban sus territorios desde hace siglos. Pronto, las guerras dejaron de tener por objetivo la consolidación de las tribus árabes para transformarse en operación de conquista.
[editar] Conquista islámica de la Mesopotamia persa
La crisis política sasánida posterior a la muerte de Cosroes II dejó a los iraníes en posición de debilidad frente a los invasores árabes. En un principio, los musulmanes trataron de afianzar su control de las lindes del desierto y el reino de los Lajmíes. La ciudad fronteriza de Hira cayó en sus manos en 633.
Los Sasánidas, reorganizados bajo la égida del nuevo rey Yazdgerd III, contraatacaron, y obtuvieron una importante victoria en la Batalla del Puente en octubre de 634.
Tras una victoria decisiva de los musulmanes contra los bizantinos en la Batalla de Yarmuk (Siria, 636), el segundo califa Omar, pudo desplazar tropas hacia el este y retomar la ofensiva contra los Sasánidas.
[editar] La batalla de Qādisiyya
En torno al año 636, Rostam Farrojzād, consejero y general de Yazdgerd III (632 - 651), hizo atravesar al lado occidental del Éufrates a un ejército de 100.000 hombres para batirse en la batalla de Qādisiyya, junto a la actual ciudad de Hilla, en Iraq. Algunos han criticado la decisión del general de enfrentarse a los árabes en su propio terreno, al borde del desierto, arguyendo que los persas habrían podido resistir luchando en la orilla oriental del Éufrates.
El califa Omar desplegó una caballería de 30.000 jinetes a las órdenes de Sa`d ibn Abī Waqqās contre las tropas persas. En la batalla que siguió, dominaron inicialmente los iraníes, pero al tercer día de combate, los musulmanes tomaron ventaja. El general persa cayó preso y fue decapitado. Según las fuentes islámicas, las pérdidas de los iraníes fueron inmensas, mientras los árabes no perdieron más que 7.500 hombres. El tamaño de las tropas presentes y la disparidad de las pérdidas pueden ser exageraciones posteriores, pero la victoria aplastante de los árabes es indiscutible.
Tras la batalla, las tropas árabes musulmanas se abrieron camino hasta la capital persa, Ctesifonte (en árabe, Madā’in), que tras un breve asedio, fue evacuada por Yazdgerd III. Depués de la toma y saqueo de la ciudad, los árabes prosiguieron hacia el este, persiguiendo a Yazdgerd y a los restos de su tropa. En poco tiempo, los ejércitos árabes rechazaron un gran contraataque de los Sasánidas en la batalla de Jalūlā’, y salieron vencedores de otros enfrentamientos en Qasr-e Shirin y Masabadhan. A mediados del siglo VII, los árabes controlaban toda Mesopotamia, incluyendo la actual provincia iraní de Juzestán.
[editar] Conquista del altiplano iraní
Se dice que el califa Omar no tenía intención de enviar sus tropas más allá de los montes Zagros ni al Altiplano Iraní. Este hecho se explica tradicionalmente porque quería conservar una barrera entre árabes y persas. Comentarios posteriores justifican el buen sentido de dicha estrategia por la necesidad de evitar un despliegue excesivo de las fuerzas árabes. Éstas, efectivamente, acababan de conquistar vastos territorios que aún necesitaban administración y tropas de pacificación.
Los generales y guerreros de Omar querían más acción. Alegaban que Yazdgerd III podía aún convertirse en una amenaza si se lo dejaba reunir tropas con calma. La persistencia del estado persa era una incitación a la revuelta en los territorios conquistados. Por último, aquellos árabes que se sentían perjudicados en la distribución de tierras y botín obtenidos en las conquistas de Mesopotamia insistían para organizar nuevas expediciones.
Omar cedió, y las tropas árabes que atravesaron los Zagros triunfaron allá donde pasaron, aplastando toda resistencia.
En 641, Yazdgerd había reunido un nuevo ejército en Nahâvand, a unos 60 kms de Hamadán. La caballería de Sa`d ibn Abī Waqqās atacó a las fuerzas persas y las volvió a derrotar, en lo que los árabes conocen como la “victoria entre victorias”.
Yazdgerd fue incapaz de reunir un nuevo ejército y se dio a la fuga, huyendo de provincia en provincia por su imperio antes de ser asesinado en Merv en 651. Las fuerzas islámicas establecieron un campamento en Merv. Hacia 674 habían conquistado Afganistán, Transoxiana y la región indostánica de Sind, al oeste del río Indo. Durante siglos, estuvieron allí las lindes orientales del mundo islámico.
[editar] La ocupación
Bajo el califato de Omar y sus primeros sucesores, los conquistadores árabes trataron de mantener su cohesión cultural y política frente a la atracción que ejercían las civilizaciones conquistadas. Los árabes prefirieron acuartelarse en las ciudades, antes que dispersarse por el territorio. No debían casarse sino con árabes, ni aprender la lengua o leer la literatura de los pueblos conquistados.
[editar] El régimen de los conquistados
Los nuevos súbditos no musulmanes dimmíes estaban obligados a pagar un impuesto especial, la yizia (del persa medio gazīt), y se les imponían distintas restricciones relacionadas con el culto y el vestido. [3]. Durante los primeros siglos, al menos, las conversiones masivas no fueron buscadas ni autorizadas. Más adelante, dichas restricciones desaparecieron.
El profeta Mahoma había dejado claro que la religión de la “gente del Libro” (Judíos y Cristianos) sería tolerada siempre que éstos se sometieran al poder islámico. Al principio, la cuestión de si debía acordarse o no a la religión estatal sasánida (el zoroastrismo) el mismo tratamiento no estaba clara para los musulmanes. Muchos jefes árabes destruyeron templos zoroastrianos y prohibieron el culto. Otros toleraron el culto persa. Tras algunas disputas, los zoroastrianos fueron finalmente aceptados como “Gente de Libro”.
[editar] Transformaciones culturales
[editar] La islamización
Antes de la conquista, la mayoría de los iraníes eran zoroastrianos, pero existían también grandes y prósperas comunidades judías y cristianas. Los invasores árabes impusieron ciertas restricciones, bajo las cuales se consentía el culto a los adeptos de las tres religiones. El trasvase de la población hacia el islam fue lento pero constante. Los primeros en convertirse fueron la aristocracia y los habitantes de las ciudades. Entre el campesinado y la clase terrateniente (“dehqān”), el islam se difundió con más lentitud. A finales del siglo X, la mayoría de los iraníes eran musulmanes (al menos nominalmente).
Según Bernard Lewis:
Las conquistas arabo islámicas hn sido consideradas en Irán de distintos modos: por algunos, como una bendición, el advenimiento de la verdadera fe, el final de la era de la ignorancia pagana; por otros, como una humillante derrota nacional: la conquista y subyugación del país por invasores extranjeros. […] Irán fue efectivamente islamizado, pero no arabizado. Los persas siguieron siendo persas; y tras un intervalo de silencio, Irán volvió a emerger como un elemento distinto y diferente dentro del mundo islámico, añadiendo a este mismo cosas nuevas. En los planos cultural, político y sobre todo religioso, la contribución iraní a la nueva civilización islámica es de una importancia inmensa. La obra de los iraníes puede ser observada en cualquier campo de realización cultural, incluyendo la poesía árabe, algunas de cuyas obras más significativas fueron realizadas por poetas de origen iranio. En cierto sentido, el islam iraní es un segundo advenimiento del propio islam, un nuevo islam llamado en ocasiones Eslām-e A‘yam. Fue más este islam persa, y no el original árabe, el que llegó a nuevas zonas y pueblos: a los turcos, primero en Asia Central y después en Oriente Medio, en la región que vino a llamarse Turquía; y por supuesto, a la India. Los turcos otomanos hicieron llegar un forma de la civilización iraní hasta las murallas de Viena… [1]
De acuerdo con la Tārij-e Bojārā:
Los residentes de Bojārā se convirtieron al islam. Pero renegaban cada vez que los árabes se iban de nuevo. Qutayba b. Muslim los hizo convertirse tres veces, [pero] volvían a renegar [del Islam] y se convertían en infieles. A la cuarta vez, Qutayba les hizo la guerra, tomó la ciudad, y tras mucha pugna, estableció el islam… Abrazaron el islam abiertamente, pero en secreto practicaban la idolatría.
Durante los primeros siglos, el islam predominante en Irán fue el sunní. El chiísmo, del que Irán es hoy en día es el principal bastión, no se hizo mayoritario hasta su adopción como religión oficial por la dinastía safaví, en el siglo XVI.
[editar] El cambio lingüístico
Durante el reinado de la dinastía Omeya, los invasores impusieron el árabe como lengua primera de sus súbditos en todo el imperio, desplazando a sus lenguas maternas. Sin embargo, el persa medio se reveló muy resistente. La mayor parte de su estructura y vocabulario sobrevivieron, evolucionando hasta transformarse en lo que es hoy el persa moderno. Este, sin embargo, incorporó a su vocabulario gran número de palabras de origen árabe, sobre todo en el dominio religioso. Además, el persa abandonó el alfabeto arameo adaptado y adoptó una variante del alifato árabe, modificado [2].
[editar] Anexos
[editar] Notas y referencias
- ↑ Articulo "arab conquest" en http://www.iranica.com
- ↑ Donner, Fred. The Early Islamic Conquests, 1981, ISBN 1597402001
- ↑ Bashear 1997, p. 117.
[editar] Fuentes utilizadas
Este artículo es originalmente una traducción del de la Wikipedia francesa (marzo de 2007), corregida con ayuda de la inglesa, del que la francesa es a su vez su traducción.
[editar] Bibliografía
- Bashear, Suliman -- Arabs and Others in Early Islam, Darwin Press, 1997
- Daniel, Elton -- The History of Iran, Greenwood Press, 2001
- Donner, Fred -- The Early Islamic Conquests, Princeton, 1981
- M. Ismail Marcinkowski, Persian Historiography and Geography: Bertold Spuler on Major Works Produced in Iran, the Caucasus, Central Asia, India and Early Ottoman Turkey, with a foreword by Professor Clifford Edmund Bosworth, member of the British Academy, Singapore: Pustaka Nasional, 2003, ISBN 9971-77-488-7.
- Sicker, Martin -- The Islamic World in Ascendancy: From the Arab Conquests to the Siege of Vienna, Praeger, 2000
- Zarrinkub, Abdolhoseyn -- Ruzgārān : tārij-e Irān az āqāz tā soqut-e saltanat-e Pahlaví, Sukhan, 1999. ISBN 964-6961-11-8
- Arab Conquest of Iran, pp.203-210, Encyclopaedia Iranica.