Crisis de Renania
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La crisis de Renania fue una crisis diplomática provocada por la remilitarización de esa región alemana por decisión de Adolf Hitler el 7 de marzo de 1936.
El despliegue militar fue escaso, y los medios incluso ridículos (los soldados se desplazaron en bicicleta), pero el hecho constituia una violación del Tratado de Versalles y del más reciente Pacto de Locarno. La zona de Renania al este del Rin tenía importancia estratégica ante cualquier posible invasión tanto de Francia hacia Alemania como al contrario, al constituir el río una barrera natural dentro de territorio alemán. La región había sido ocupada por tropas aliadas al final de la Primera Guerra Mundial, que se retiraron en 1930, cinco años antes de lo pactado, en una muestra de reconciliación hacia la república de Weimar, no sin dejar un resentimiento en la población local que acogió con entusiasmo la remilitarización de Hitler.
La crisis diplomática duró poco y fue de escasa entidad, pues aunque el ejército francés podría haber respondio eficaz y fácilmente (de hecho el ejército alemán tenía órdenes de no resistir y retirarse dado el caso), los gobiernos francés y británico continuaban con la política de apaciguamiento que ya había permitido a Hitler la incorporación de Austria y más adelante permitiría la ocupación de Checoslovaquia tras la crisis de los Sudetes, siguiendo su declarado expansionismo irredentista que llevaría a la Segunda Guerra Mundial. El hecho de que el gobierno británico no se reuniera en fin de semana y esperara a un día ordinario para tratar la crisis, y que el francés estuviera en plenas elecciones no parecen ser circunstancias de entidad. Se optó por minimizar las consecuencias y aceptar los hechos consumados.