Historia de Múnich
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Múnich fue fundada en 1158 por Enrique el León como centro comercial. En el siglo XIII, la familia Wittelsbach, que gobernaba como duques de Baviera, se estableció en la ciudad.
Después de un incendio, la ciudad fue reconstruida por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Durante la guerra de los Treinta Años, el rey de Suecia capturó la ciudad.
A comienzos del siglo XIX, la ciudad, al igual que el resto de Baviera, pasó a formar parte de la Confederación del Rin fomentada por Napoleón I. Tras el derrumbamiento del Imperio Napoleónico, Baviera se unió a la Confederación Germánica.
Bajo los mandatos de Maximiliano I, Luis I y Luis II, la arquitectura de la ciudad floreció como nunca.
Luego de la victoria alemana en la guerra franco-prusiana liderada por Otto von Bismarck, Baviera y con ella Munich pasaron a formar parte del Segundo Reich.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, Munich se convirtió en el foco de los principales movimientos que rechazaban las condiciones de paz que el Tratado de Versalles imponía a Alemania. En este contexto se llevó a cabo en 1923 el "putsch" (levantamiento) dirigido por Adolf Hitler.
En 1938, los representantes de Francia, Reino Unido y Alemania firmaron los Acuerdos de Munich, por el que se cedían los Sudetes a Alemania.
En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, Munich fue gravemente dañada. Sin embargo, se ha reconstruido cuidadosamente en las décadas posteriores al conflicto.