Instituto Nacional de Industria de España
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El Instituto Nacional de Industria o INI fue una entidad estatal española creada por Juan Antonio Suanzes Fernandez para promover el desarrollo de la industria en este país. Se creó durante el periodo de autarquía franquísta (1939-59) en una ley del 25 de septiembre de 1941, con el objetivo de promover la creación de nuevas empresas industriales y se planteó como un método seguro y activo de promover el desarrollo de la nación.
Desde el INI se crearon empresas como Ensidesa, Enasa, Seat, Ence, Iberia, Endesa, EN Calvo Sotelo, EN Bazán, EN Santa Bárbara, Atesa, Entursa y muchas otras; e integró a otras originalmente privadas cuando entraron en dificultades, como Uninsa, Hunosa o Astano. Sin embargo los monopolios reconocidos por ley al Estado, como Campsa, Renfe, Telefónica o Tabacalera nunca formaron parte del INI.
El INI se creó para reconstruir y dar impulso a la economía española, canalizar y poner en marcha las cuantiosas inversiones precisas para la industrialización del país, atender las necesidades de la defensa nacional y para financiar grandes proyectos industriales. A pesar de todas sus ineficiencias y errores estratégicos, el INI tuvo un efecto positivo indudable y desisivo en el paso de la España subdesarrollada y de economía fundamentalmente primaria de los años 40 a la pujante y terciarizada de los 70; pero con la apertura de la economía española al comercio internacional y especialmente a la Comunidad Económica Europea el INI perdió todo sentido y sus empresas se fueron privatizando a lo largo de los años 80.
En 1992 se autorizó al INI a constituir una Sociedad Anónima a la que el Instituto aportaría la totalidad de sus acciones en el capital de las compañías en las que aún participaba. La nueva Sociedad Anónima quedó constituida el 4 de julio del mismo año, con el nombre de TENEO. Actualmente se denomina Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) y se ha deshecho de prácticamente todas sus participaciones industriales, salvo casos irrecuperables y condenados a la extinción, como Hunosa, o la patológica RTVE.