El oro de Moscú
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El Oro de Moscú es el término utilizado a partir de los años 1930 y durante la Guerra Fría, por la propaganda antisoviética y la contraria a partidos y sindicatos comunistas occidentales para calificar las fuentes de financiación de las actividades de éstos últimos, considerando que los fondos provenían en su mayoría de la URSS.
Durante la Guerra Civil Española y los primeros años del régimen español franquista, la expresión se afianzó para referirse también a la operación de traslado de la mayor parte de las reservas de oro del Banco de España desde su sede de Madrid a la Unión Soviética, por orden del gobierno de la República, así como las posteriores gestiones relacionadas con su utilización y los envíos de bienes incautados a lo largo de la guerra.
[editar] La revolución comunista mundial y el Moscow Gold
Con anterioridad a 1935, mientras el gobierno de la Unión Soviética de Josef Stalin orientaba parte de su política internacional hacia la promoción de la llamada La revolución mundial del mundo del proletariado, medios de habla inglesa como la revista Time [1] utilizaban la expresión Moscow Gold para referirse a los planes soviéticos de intensificar las actividades del movimiento comunista internacional, que por entonces se manifestaba tímidamente en Estados Unidos y el Reino Unido. Time consideraba que ésta evolución de la política soviética que en 1935 se manifestó en favor de la participación comunista para la formación de diferentes agrupaciones de Frente populares en diversos paises del mundo, se debía en parte a la necesidad de Stalin de contrarrestar las críticas del trotskismo.
[editar] El episodio español
[editar] Contexto: los primeros meses de la Guerra Civil
A partir del 19 de julio de 1936, a los pocos días de la sublevación militar, tanto el gobierno de José Giral como el general Franco, entonces responsable del importante ejército de Marruecos, realizaron gestiones simultáneas en Francia por una parte y a través de emisarios en Roma y Berlín por otra, para solicitar apoyo material con éstas iniciativas la progresiva internacionalización del conflicto ante la conciencia común de la carencia española en medios y equipamientos militares que se necesitarían por ambos bandos para sostener el esfuerzo bélico [2].
La situación política interna francesa y las advertencias británicas sobre el riesgo de obstruir la política de apaciguamiento emprendida por el conservador Stanley Baldwin son señaladas como las causas que decidieron al gobierno de Léon Blum en su consejo de ministros del 25 de julio de 1936, la cancelación de cualquier suministro desde Francia[3]. Ese mismo día, Hitler acordó el envio de un primer lote de aviones, tripulación y equipo técnico a Marruecos, mientras que el 27 de julio, Mussolini enviaría una partida de aviones de transporte, material que sería utilizado para el puente aéreo de tropas hacia Sevilla establecido a partir del 29 de julio de 1936[4].
El 1 de agosto de 1936, el gobierno francés emitió la propuesta a la comunidad internacional para la adopción de un Acuerdo de No Intervención en España, apoyada por el Foreing Office a través de su embajada en París el 7 de agosto [5] y a la que inicialmente también suscribieron sumándose al Comité de supervisión de Londres creado el 9 de septiembre de 1936, la Unión Soviética , Portugal, Italia y el Tercer Reich, aunque éstas tres últimas naciones mantuvieron su apoyo logístico y material mientras que los agentes de compras del gobierno republicano dispusieron de suministros procedentes de México y del mercado negro de armas [6].
En el terreno de las hostilidades, durante los meses de agosto y septiembre de 1936 las fuerzas de la junta de Burgos lograron importantes avances en la consolidación de la frontera portuguesa tras las Batalla de Badajoz del 14 de agosto y el cierre de la vascofrancesa, tras la entrada en Irún del 4 de septiembre de 1936 coincidiendo en el plano internacional, con un progresivo viraje de la política de la URSS hacia una intervención, emprendido con el establecimiento del embajador Marcel Rozenberg en Madrid, el 31 de agosto de 1936.
A finales de septiembre de 1936, partidos comunistas de diferentes países recibieron el apoyo del Komintern y Moscú para el reclutamiento y organización de las Brigadas Internacionales que entrarían en combate durante el mes de noviembre, mientras que el 28 de septiembre el final de las operaciones entorno al Alcázar de Toledo permitiría a la junción de las fuerzas dirigidas por el general José Enrique Varela, orientar su esfuerzo hacia la Batalla de Madrid.
A lo largo del mes de octubre de 1936, la URSS envió material en ayuda del nuevo gobierno frentepopulista presididó por Largo Caballero y constituido por dos ministros comunistas, acción que el embajador soviético en Londres, Iván Maiskiel, justificaría ante el Comité de no-Intervención el 23 de octubre de 1936, denunciando el previo sabotaje al mismo de los germanoitalianos y reclamando la restitución del derecho a la República a armarse [7]. Cinco días más tarde, el 28 de octubre de 1936, zarparon de Cartagena cuatro cargueros con bandera soviética conteniendo el oro evacuado el 14 de septiembre del Banco de España.
[editar] Situación de las reservas y estatus del Banco de España
Pocos meses antes de la Guerra Civil Española la reservas movilizables españolas habían sido registrada por las estadísticas internacionales en mayo de 1936 como la cuarta más grande del mundo [8]. Gracias a los estudios de la documentación del BDE[9] se conoce que estas reservas se distribuían principalmente en la sede de Madrid y otros menores depósitos en París, desde 1931, y las delegaciones de provincia del BDE estando constituidas en su mayor parte por monedas extranjeras y españolas, mientras que la fracción de oro antiguo era menor al 0,01% e insignificante la cantidad de oro en barras [10].
Sobre el valor de las reservas movilizables, estas eran conocidas por las diversas publicaciones oficiales que se emitían regularmente y así el The New York Times del 7 de agosto de 1936[11]informaba de la cifra de 718 millones de dólares de la época para las disponibles en la sede de Madrid. Para el catedrático Ángel Viñas, si la cifra podría valorarse entre 715 y 719 millones de dólares de 1936, esta se correspondía con 635 o 639 toneladas de oro fino o bien a 20,42 o 20,54 millones de onzas troy si bien, las fácilmente movilizables alcanzarían un importe de 2.188 o 2.198 millones de pesetas oro lo que en palabras del autor eran una reservas inmensas, superiores comparativamente a las totales disponibles en España a finales de septiembre de 2005 [12].
El Banco de España estaba constituido como sociedad anónima por acciones (al igual que sus homólogos francés e inglés) con un capital de 177 millones de pesetas que se hallaba distribuido en 354.000 acciones nominativas de 500 pesetas cada una. A pesar de no ser un banco nacional pues no lo devendría hasta la promulgación del Decreto-Ley 18/1962 del 7 de junio de 1962, la institución estaba sometida al control tanto del gobierno, quien designaba al gobernador, como del ministerio de Hacienda que nombraba a varios miembros del Consejo General del banco [13]
La Ley de Ordenación Bancaria (LOB) del 29 de diciembre de 1921, refundida el 24 de enero de 1927 y modificada por Ley de 26 de noviembre de 1931 o Ley Cambó era la que regulaba las condiciones para la movilización por parte del banco de las reservas quien debia contar con la preceptiva autorización del Consejo de Ministros. En la base 7ª del Artículo 1º la LOB estipulaba la facultad del Gobierno para acudir a la entidad y solicitar la venta de oro exclusivamente para influir en el tipo de cambio de la peseta y ejercer una acción interventora en el cambio internacional y en la regularidad del mercado monetario, en cuyo caso el Banco de España participaría en dicha acción con una cantidad igual a la arbitrada por el Tesoro Público.
El historiador Viñas considera que la aplicación de la ley Cambó en tiempos de paz por parte del gobierno republicano fue estricta, basandose en los testimonios de crítica del ministro de Hacienda en tiempos de la monarquía, Juan Ventosa, que la juzgaban poco antes del golpe militar, demasiado ortodoxa [14] limitando las posibilidades de crecimiento de la economía del país. Sin embargo, la situación crítica creada por la rebelión, explicaría para Viñas el cambio de actitud con respecto a la ley Cambó por parte del gobierno, que guiado por el proverbio salus patriae, suprema lex pasó a ejercer los mecanismos necesarios para realizar la nacionalización parcial encubierta[15] del Banco de España.
[editar] Preeliminares al envio
A partir del 25 de julio de 1936 siguiendo las instrucciones del Gobierno Giral, el Banco de España comenzó el envío, continuado por el de Largo Caballero, de 174 toneladas de oro fino [cita requerida] al Banco de Francia para transformarlas en divisas con que pagar las compras de armamento y víveres. Estos envíos se justificaron posteriormente con un decreto reservado el 30 de agosto, en razón de la gravedad provocada por la insurrección armada, y a fin de poder desarrollar la lucha con la extensión e intensidad que exija el aplastamiento de la execrable rebelión. Por acuerdo del Consejo de Ministros, se autorizaba al Ministro de Hacienda para disponer que, por el Centro Oficial de Contratación de Moneda, se sitúe en una o varias veces, por cuenta del Tesoro, en el extranjero, a disposición de la representación diplomática, consular o persona que designará en cada caso, la cantidad de francos franceses que estime precisa para atender lo gastos que las necesidades de campaña impongan.[16]
Del lado de los sublevados se atendió a la letra de la ley Cambó para argumentar en contra de las maniobras del gobierno hasta que la Junta Nacional de Burgos emitió el 25 de agosto de 1936 el decreto nº 65, declarando nulas las operaciones de crédito realizadas por el gobierno frentepopulista en base a esta reserva:
Decreto número 65:
Interesa a esta Junta, en el orden moral, destacar, una vez más, el escándalo que ante la conciencia universal ha producido la salida de oro del Banco de España, decretada por el mal llamado Gobierno de Madrid. Pero la incumbe más principalmente señalar las consecuencias de esas operaciones en el terreno jurídico, porque efectuadas con abierta infracción de preceptos fundamentales de la vigente Ley de Ordenación Bancaria, es evidente conducen por su manifiesta ilegalidad a la conclusión inexcusable de su nulidad, que ha de alcanzar en sus efectos civiles a cuantas personas nacionales o extranjeras hayan participado en ellas, con independencia de la responsabilidad criminal, ya regulada en otro Decreto. Y es lógico complemento de esta declaración, el prevenir los daños que se irroguen, con medidas de caución, que han de adoptarse con la urgencia que la defensa de los intereses nacionales exige.
En su virtud, como Presidente de la Junta de Defensa Nacional, y de acuerdo con ella, vengo en decretar lo siguiente:
Artículo primero. Se declaran nulas todas las operaciones que se hayan verificado o se verifiquen con la garantía del oro extraído del Banco de España, a partir del dieciocho de Julio último, y en su día se ejercitarán cuantas acciones correspondan en Derecho, para el rescate del oro referido, sea cual fuere el lugar en que se halle.
Artículo segundo. Sin perjuicio de la responsabilidad criminal definida en el Decreto número 36, los valores, créditos, derechos y bienes de todas clase que posean en España las personas o entidades nacionales o extranjeras que hayan intervenido o intervengan directa o indirectamente en las operaciones a que se contrae el artículo precedente, serán inmediatamente embargados, a fin de asegurar las responsabilidades de cualquier especie que se deriven de tales actos.
Dado en Burgos a 25 de agosto de 1936.
Miguel Cabanellas.
[editar] La orden y sus motivaciones
Mariano Ansó recoge en sus memorias[17] el decreto reservado del Ministerio de Hacienda emitido a iniciativa de Juan Negrín el 9 de septiembre de 1936, por el cual se autorizaba el traslado de las reservas metálicas del Banco de España:
Ministro de Hacienda
Excmo. Sr:
Por su excelencia el presidente de la República, y con fecha 13 del actual, ha sido firmado el siguiente decreto reservado: La anormalidad que en el país ha producido la sublevación militar aconseja al Gobierno adoptar aquellas medidas precautorias que considere necesarias para mejor salvaguardar las reservas metálicas del Banco de España, base del crédito público. La índole misma de la medida y la razon de su adopción exigen que este acuerdo permanezca reservado. Fundado en tales consideraciones, de acuerdo con el Consejo de Ministros, y a propuesta del de Hacienda, vengo en disponer, con carácter reservado, lo siguiente:Madrid, 13-9-36.
- Art. 1º: Se autoriza al Ministro de Hacienda para que en el momento que lo considere oportuno ordene el transporte, con las mayores garantías, al lugar que estime de más seguridad, de las existencias que en oro, plata y billetes hubiera en aquel momento en el establecimiento central del Banco de España.
- Art. 2º: El Gobierno dará cuenta en su día a las Cortes de este decreto.
El decreto está firmado por el presidente de la República Española, Manuel Azaña Díaz, el cual afirmaría posteriormente su desconocimiento sobre el destino final de las reservas el cual, según justificó más tarde Largo , se le fue comunicado más tarde debido a su estado emocional y el caracter reservado de la operación [18]
Para el Gobierno de Burgos la operación era completamente ilegal.
Uno de los principales protagonistas de los hechos, Largo Caballero, justificó el envío del oro en el Pacto de No Intervención y la amenaza nacional sobre Madrid. Pero en opinión de su compañero el socialista Luis Araquistáin[cita requerida]:
Como estoy seguro de que Largo Caballero, de quien era yo entonces amigo íntimo, no se hallaba en tal estado de desesperanza en cuanto al desenlace de la guerra, y me cuesta también mucho trabajo imaginar presa de tal abatimiento a Negrín, no me queda otra alternativa que volver a la hipótesis de la coacción soviética, o declarar simplemente que la entrega del oro a Rusia fue una locura de todo punto inexplicable.
[editar] Apropiación del oro y traslado a Cartagena
El día 14 de septiembre de 1936 entraron en el Banco fuerzas de Carabineros y Milicias, enviadas por el ministerio de Hacienda, de acuerdo con el Consejo, y con el comité que funcionaba en el mismo Banco de España. Dirigió la operación de apropiación el entonces Director General del Tesoro y futuro ministro de Hacienda, Francisco Méndez Aspe. Le acompañaban el capitán Julio López Masegosa y 50 ó 60 metalúrgicos y cerrajeros.[19]
Obtenidas las llaves, se abrieron las cajas y cámaras donde se custodiaba el tesoro, y durante varios días los agentes del Gobierno estuvieron extrayendo todo el metal precioso allí depositado. Colocado el oro en cajas de madera, fue transportado en camiones a la Estación del Mediodía, y desde allí a Cartagena, donde fue depositado en los polvorines de La Algameca.
El traslado por vía férrea hasta Cartagena fue protegido por la Brigada Motorizada del Partido Socialista como explica el testimonio de testigos del hecho [20].
A los pocos días de la extracción del oro del Banco de España, los mismos funcionarios, utilizando los mismos procedimientos empleados para con el oro, recogieron la plata, trasladando a Cartagena cajas con este metal por una total cuantía de 344.275.000 pesetas[cita requerida]. El día 25 de octubre de 1936 se personó Francisco Méndez Aspe en Cartagena, y, de acuerdo con Negrín, ordena que por la noche se extraigan sigilosamente de los polvorines las cajas de oro, de un peso aproximado de setenta y cinco kilos cada una, que son transportadas en camiones y cargadas en los buques Kine, Kursk, Neva y Volgoles, que zarparon en dirección a Odessa, acompañando a esta expedición, como personas de confianza, cuatro claveros del Banco de España: Arturo Candela, Abelardo Padín, José González y José María Velasco. El oro tardó tres noches en ser embarcado: Alexander Orlov había reseñado 7.900 y Méndez Aspe 7.800, y el recibo final fue por 7.800 [21], no se sabe si se perdieron 100 cajas de oro.
[editar] El viaje y la recepción en Moscú
El convoy puso rumbo a la URSS, y la noche del 2 de noviembre Stalin se encontró con que habían arribado a Odessa tres barcos cargados con oro -el “Kursk” se retrasaría unos días por avería-, concretamente con 5.779 cajas de metal precioso. El oro se trasladó inmediatamente al Depósito del Estado de Metales Preciosos del Comisariado del Pueblo para las Finanzas (Gokhran), en Moscú, donde fue recibido en calidad de depósito de acuerdo a un protocolo, fechado el 5 de noviembre, por el que se nombraba una comisión receptora formada por los representantes del Comisariado de Finanazas, J.V. Margoulis, director del Servicio de Metales Preciosos, O.I. Kagan, director del Servicio de Divisas, el representante del Comisariado de Negocios Extranjeros y el embajador español en la Unión Soviética, Marcelino Pascua. Entre los días 6 y 7 tuvo lugar la llegada y aceptación de las cajas que contenían metales preciosos de acuerdo con la declaración verbal del embajador de la República Española en Moscú... y de los empleados del Banco de España que acompañan el convoy... (puesto que) las cajas no están numeradas ni provistas de facturas de acompañamiento que hubieran indicado la cantidad, el peso y el contraste del metal[cita requerida]. El oro quedó a buen recaudo en el Gokhran bajo guardia militar, y entre el 9 y el 10 de noviembre llegaron las últimas 2.021 cajas, las que viajaran en el “Kursk”, firmándose en la segunda de dichas fechas el protocolo de rigor.
Los cuatro funcionarios españoles enviados para supervisar la operación fueron retenidos por Stalin hasta octubre del 38 y sólo entonces se les permitió salir para lugares dispersos del extranjero: Estocolmo, Buenos Aires, Washington y México, respectivamente; los Comisarios del Pueblo de la Hacienda soviética que habían intervenido también desaparecieron de distintos modos.[22]
[editar] La cuantía
A continuación se procedió al recuento de una muestra de 372 cajas que habría de servir para redactar el acta de recepción preliminar, la cual quedó levantada el 20 de noviembre. Seguidamente, se recontó el total del depósito, para lo cual los cuatro claveros españoles habían previsto un plazo de un año, trabajando ellos solos en dos turnos diarios de siete horas; sin embargo, el recuento, que comenzó el 5 de diciembre, terminó el 24 de enero de 1937, pese a haberlo efectuado con el máximo esmero. Se abrieron 15.571 sacos, encontrando en su interior 16 clases distintas de monedas de oro: libras esterlinas (el 70%), pesetas españolas, francos franceses, marcos alemanes, francos belgas, liras italianas, escudos portugueses, rublos rusos, francos austriacos, florines holandeses, francos suizos, pesos mexicanos, pesos argentinos, pesos chilenos y, por supuesto, una extraordinaria cantidad de dólares estadounidenses. El depósito completo ascendía a 509.287’183 kilos de monedas y 792’346 kilogramos de oro en lingotes y recortes: un total, pues, de exactamente 510.079.529,30 gramos de oro bruto, que a una ley media de 900 milésimas equivalía a 460.568.245,59 gramos de oro fino (unas 14.807.363'8 onzas troy). El valor de este oro era de 1.592.851.910 pesetas-oro.[23] Ello aparte, el valor numismático de las monedas era muy superior al del oro que contenían.[24]
Terminada la contabilización, el día 5 de febrero de 1937 el embajador español y los responsables soviéticos G. F. Grinko, comisario de Hacienda, y N. N. Krestinsky, su adjunto para asuntos exteriores, firmaron el acta de recepción definitiva del depósito de oro español, un documento en francés y en ruso[25]. El párrafo 2, sección 4 de este documento estipulaba que el Gobierno español quedaba libre de reexportar o disponer del oro, y el último punto incluía una cláusula conforme a la cual los soviéticos se desentendían de cualquier responsabilidad sobre el depósito según lo fuesen empleando las autoridades republicanas. Dicha cláusula establecía que en el caso que el Gobierno de la República ordenase la exportación del oro recibido en depósito por la URSS, o bien en caso que dispusiera del mismo de otra manera, la responsabilidad asumida en el presente acta por el Comisariado del Pueblo para las Finanzas será reducida automáticamente, en todo o en parte en proporción a las disposiciones del Gobierno de la República española.[26] Quedaba claro, pues, que se trataba de un depósito que la República podía emplear libremente, exportándolo o enajenándolo, con lo que las autoridades soviéticas evadían sus responsabilidades. Cabe señalar que la URSS otorgaba la titularidad del depósito al Estado español, y no al Banco de España, su verdadero propietario.[27]
Cuando el 15 de enero de 1937 el periódico de la CNT Solidaridad Obrera denunció la descabellada idea de enviar las reservas de oro al extranjero, la agencia gubernamental Cosmos publicó una nota oficiosa (20 de enero), afirmando que la reserva aún se encontraba en España.[28]. Poco tiempo después, las querellas entre las organizaciones anarquistas y del POUM con el gobierno de socialistas y comunistas se manifestaron en los violentos enfrentamientos de mayo de 1937[29]
[editar] Uso del depósito
En el Archivo Histórico del Banco de España se conservan los documentos del llamado "dossier" Negrín, entre los que se encuentran los registros contables e informaciones sobre las cuentas de la operación y que fueron entregadas por su hijo, Rómulo Negrín al gobierno de Franco el 18 de diciembre de 1938. Esta documentación ha permitido a los investigadores reconstruir lo que ocurrió tras la recepción de las reservas españolas en Moscú [30], cuando los soviéticos las fundieron consecutivamente transformándolas en barras de baja aleación de oro y aprovisionaron a cambio, las cuentas bancarias del Tesoro de la República en el extranjero.
Se conservan 19 órdenes consecutivas de venta cursadas por Negrín entre el 19 de de febrero de 1937 y el 28 de abril de 1938 consistentes en ordenar la fundición de monedas del tesoro español y su primera conversión en onza de oro troy al curso del día de la órden de venta en el mercado de Londres, para posteriormente convertirlas en libras esterlinas, dólares o francos franceses según el cambio de la City. Una parte del dinero se quedó en la URSS para saldar las compras y gastos asociados por el material enviado por el Comisariado del Pueblo para el Comercio Exterior mientras que la mayor parte del importe se empleó para creditar las cuentas españolas disponibles en la Banque Commerciale pour L'Europe du Nord en París, establecimiento que era propiedad del PCUS[31]. Desde este banco, los agentes del Tesoro y diplomáticos pagaron las compras de armas y materiales adquiridos en Bruselas, Praga, Varsovia, Nueva York y México, entre otros lugares.
Guillermo Cabanellas, el hijo del presidente de la Junta de Defensa Nacional que se constituyó en Burgos al principio de la contienda [32] critica la actuación y comportamiento de los soviéticos y comenta al respecto:
La Unión Sovietica ofrece su ayuda a los republicanos, pero exige que el pago sea efectivo. Se desploma así todo idealismo. Rusia ha puesto su mirada de buitre en las reservas acumuladas en los sótanos del Banco de España (...) Rusia realiza un contrato mercantil en que una de las partes fijaba a otra condiciones leoninas. La Unión Soviética enviaba, abonándosele a un alto precio, material que, en definitiva, serviría a los rusos para probar su eficacia.[33]
Para los catedráticos que han accedido al Archivo y al "dossier" Negrín, en las transacciones financieras los soviéticos no abusaron de su posición, pero tampoco hicieron concesiones a los españoles; como resumen las palabras de la profesora Mª Ángeles Pons, nada obtuvo gratis la República de sus amigos rusos pues se encuentran registrados todo tipo de gastos y servicios facturados al gobierno [34]. Sin embargo, el hispanista Howson es uno de los autores que sostiene la existencia de una presunta "estafa" soviética en la gestión del depósito en Moscú, pues Stalin habría "hinchado" el precio del material de guerra vendido manipulando los cambios de divisas, de rublos a dólares y de dólares a pesetas, cargando los tipos de cambio internacionales hasta un treinta y un cuarenta por ciento [35].
Según José Giral, a pesar de tener pagadas todas las compras de armamento, la Unión Soviética no enviaba ningún material si el gobierno de la República no accedía antes a que fueran entregados a los comunistas importantes puestos militares y policíacos.[36]
[editar] Consecuencias para la peseta republicana
Si el oro y los billetes fueron en la práctica un excelente medio de financiación, supusieron un duro golpe para la moneda acuñada e impresa del sistema monetario español[cita requerida]. La credibilidad financiera del gobierno quedaba en entredicho y el público en general desconfiaba. Pese a que en enero de 1937 el gobierno desmintiese que se había depositado dicho oro en el extranjero (vide supra),tuvo que reconocer que efectuó pagos con él.[37]
Sin una reserva del oro para avalar unos billetes en constante devaluación, se comenzaron a emitir cantidades crecientes de billetes sin ninguna cobertura metálica, que incrementaban el papel circulante. Todo ello creó una terrible inflación, el acaparamiento de metal y una crisis monetaria. Las monedas metálicas desaparecieron y fueron sustituidas por redondeles de cartulina o papeles. Casi nadie deseaba vender a cambio de unos billetes depreciados, con los cuales poco podía comprarse, y más cuando se sabía que, de ganar Franco, aquellos billetes perderían su valor, pues todos eran de series nuevas puestos en circulación después de julio de 1936[cita requerida].
[editar] Los otros envíos
Además de las reservas de oro del Banco de España, a lo largo de la Guerra Civil Española afluyó a Moscú una cantidad indeterminada, de metales preciosos de origen desconocido (presuntamente procedente de incautaciones), en una serie de envíos posteriores. Están documentados el caso del barco español Andutz Mendi, de 3.800 Tm. de desplazamiento, que el 14 de febrero de 1937 atracó en Estambul con una carga de cajas de oro. Su destino era Odessa, al igual que el del vapor Latymer, que en noviembre de 1938 declaró a las autoridades griegas una carga de plomo argentífero. Igualmente, se sabe que el comunista austríaco Sigmund Rot hizo varios transportes de monedas de oro entre España y Praga, con destino Moscú; según el dirigente comunista francés Dominique Desanti, el barco Cap Pinede desembarcó en Por Vendres un cargamento de oro y joyas que fue agregado a una convoy ferroviario de armamento defectuoso que se devolvía a la URSS; el comunista Domingo Hungría se llevó del tesoro acumulado en el Castillo de Figueres dos camiones cargados de oro y joyas, el comunista Villasantes, un camión cargado con maletas llenas de joyas, y un comandante del Batallón Especial de Líster, otros cuatro. Además, está por aclarar el destino de numerosas partidas de bienes y productos, de la liquidación de compñías y cuentas bancarias, saldos pendientes del gobierno republicano, y deudas del soviético con compañías españolas.[38]
[editar] El oro de Moscú desde la Guerra Fría
[editar] Negociaciones Hispanosoviéticas de 1957
En enero de 1955, en plena Guerra Fría, el semanario estadounidense Time informó de la acusación de Indalecio Prieto y una parte de la comunidad española , desde el entonces exilo en México, hacia Juan Negrín por complicidad con los soviéticos en el asunto del Oro de Moscú. Esta circustancia fue aprovechada por el gobierno de Madrid, a través de las embajadas en los EE.UU., Francia y el Reino Unido, para relanzar su enfrentamiento diplomático con la URSS y acusarla de utilizar expresamente el oro español en el mercado europeo, aunque el mismo semanario ya ponía en duda la capacidad del gobierno franquista para sustentar esta acusación [39].
A finales de 1956 el fallecimiento de Juan Negrín en París, su hijo Rómulo, siguiendo instrucciones de su padre, entregó el llamado el «dossier Negrín», una serie de documentos relacionados con el Oro de Moscú, al asesor jurídico del Ministerio de Exteriores, Antonio Melchor de las Heras, en presencia del cónsul adjunto en París, Enrique Pérez Hernández. El dossier fue recibido Alberto Martín Artajo, ministro de Asuntos Exteriores, y remitido con un escueto oficio al subgobernador del Banco de España, Jesús Rodríguez Salmones, quien sin inspeccionar los papeles ordenó que se guardaran en las cajas fuertes de la institución
Aunque la transferencia fue relizada en más estrita intimidad, ya que Negrín había condicionado la misma a que se guardara el más absoluto secreto, pronto la noticia fue de dominio público, lo que provocó apasionadas controversias. Según informó Time, Franco en su discurso institucional del Año Nuevo de diciembre de 1956 reconoció la crisis económica que sacudía el país, que había provocando una alza de precios junto con la necesidad de emisión de moneda y la represión de diferentes huelgas ilegales, y también sorprendentemente envió un mensaje a la URSS que suavizaba su tradicional discurso antisoviético.
El gobierno franquista, pretendiendo que que el oro no fue convertido en divisas para adquirir armas para la República, consideró que, por tanto, la URSS debía reintegrar del depósito de oro al nuevo Estado español. En enero de 1957, Franco envió una comisión a Moscú con la misión oficial de tratar sobre la repartiación de españoles, pero que el Time consideró también con el mandato confidencial de abrir negociaciones sobre el retorno del oro [40].
Sin embargo, en abril de 1957 Time informó de que Radio Moscú [41], así como Pravda, habían hecho pública la posición oficiosa del gobierno soviético, la cual, en palabras de Madariaga, cerraba el capítulo del Oro de Moscú con llave de acero. El Mundo Obrero del 15 de mayo del mismo año recogía una traducción del artículo, que firmaba un tal Observador [42]:
Algunos periódicos extranjeros andan publicando artículos sobre el oro español depositado hace veinte años en la Unión Soviética, sin mencionar nunca todo el consumo de este oro que hizo el Gobierno republicano español, con lo que despistan a la opinión pública creando la impresión de que todavía quedan restos no utilizados de este oro. El peso y verificación del oro al ser transferido a las autoridades soviéticas, se hizo conjuntamente por representantes soviéticos y españoles. El Gobierno español estipuló que tendría la facultad para pagar pedidos hechos en el extranjero y para hacer transferencias de divisas por medio del Banco de Estado Soviético a cargo de las reservas oro depositadas en la Unión Soviética.
Según información recibida, el Gobierno español efectuó numerosos pagos para sus compras extranjeras y dio instrucciones para transferencias de divisas, que se ejecutaron por el Banco de la Unión Soviética. Según los datos de las autoridades soviéticas, el Gobierno español agotó el oro depositado en la Unión Soviética. Todas las órdenes del Gobierno republicano español venían correctamente firmadas conjuntamente por Francisco Largo Caballero, primer ministro republicano español, y Negrin, ministro de Hacienda. Más tarde, cuando Negrin pasó a ser primer ministro, firmaba como tal y como ministro de Hacienda. La última carta de Negrin, fecha 8 de abril de 1938, prueba que se ha agotado el oro. La carta pide en nombre del Consejo de Ministros de la República española, que se liquide todo el oro español que queda en la Unión Soviética. Así se hizo.
Hay que mencionar que, a requerimiento del Gobierno republicano español, el Gobierno soviético le concedió un crédito de 85 millones de dólares, del que sólo se pagaron 35. Queda pues en pie una deuda [al Gobierno soviético] de 50 millones de dólares. Negrín lo supo, puesto que firmaba todas las órdenes relativas al oro y créditos. No se utilizó suma alguna a cargo del oro depositado para el sostenimiento de los emigrantes y niños españoles que hallaron refugio en la Unión Soviética. Estos gastos se sufragaron por la Unión Soviética y sus organizaciones sociales, en particular los sindicatos.
[editar] Utilización propagandística en otros países
A principios de los años 1990, tras la descomposición del sistema soviético que marcó el comienzo de un periodo de transformación de los partidos comunistas de Europa occidental, el término oro de Moscú fue retomado en Francia, como l'or de Moscou, nuevamente en una campaña de desprestigio y acusaciones hacia la financiación del PCF, dirigido entonces por Georges Marchais [43].
[editar] El Mito español
A principios del siglo XXI, autores como Fernando García de Cortázar [44], Pío Moa[45] o Alberto Reig Tapia[46] han contemplado el episodio español del oro de Moscú desde la perspectiva del mito, coincidiendo en que se trata uno de los capítulos relevantes de la historia del conflicto civil español.
[editar] Tratamiento historiográfico
Pablo Martín Aceña, Francisco Olaya y especialmente, Angel Viñas han sido investigadores españoles sobre el tema. Angel Viñas fue el primero en acceder a la documentación del Banco de España. A nivel internacional, Gerald Howson y Daniel Kowalsky han tenido acceso directo a los documentos de los archivos de la Unión Soviética abiertos a los investigadores internacionales durante los años 1990.
[editar] Referencias
- ↑ Revista Time, 21/11/1938, Loud Pedal, artículo disponible en time.com
- ↑ (Moradiellos 1999), (Howson 2000)
- ↑ (Moradiellos 1999)
- ↑ citas 14 y 15 en (Moradiellos 1999)
- ↑ "Note de la Sous-Direction d’Europe", 8 de agosto de 1936. DDF, vol. III, nº 108. citada en (Moradiellos 1999)
- ↑ citas 22,23,24 y 25 en (Moradiellos 1999)
- ↑ cita 27 en (Moradiellos 1999)
- ↑ Estadísticas del Banco de Pagos Internacionales de Basilea, Sixième rapport annuel del 11/5/1936. Véase (Viñas 2006:112)
- ↑ (Viñas 2006:111)
- ↑ Viñas señala en su obra que estos datos contradicen a la opinión general extendida
- ↑ (Viñas 2006:111)
- ↑ (Viñas 2006:112). Viñas ofrece por un cálculo aproximado el valor actualizado a 2005 de los 719 millones US$ de 1936, es decir 9.725 millones US$. Las reservas españolas en septiembre de 2005 eran de 7.509 millones de US$
- ↑ (Viñas 2006:111)
- ↑ (Viñas 2006:113), El autor cita los artículos de Juan Ventosa en España Económica y Finaciera (23/5/1936) y ABC (29/5/1936)
- ↑ (Viñas 2006:114)
- ↑ (Olaya 2004: 311-312)
- ↑ (Ansó 1976), (Olaya Morales 2004:286-7)
- ↑ Largo Caballero, en Fundación Pablo Iglesias, Archivo de Francisco Largo Caballero, XXIII, pág. 477: ¿De esta decisión convenía dar cuenta a muchas personas? No. Una indiscreción sería la piedra de escándalo internacional (…) Se decidió que no lo supiera ni el Presidente de la República, el cual se hallaba entonces en un estado espiritual verdaderamente lamentable, por consiguiente sólo lo sabía el Presidente del Consejo de Ministros (es decir, el propio Largo), el Ministro de Hacienda (Negrín) y el de Marina y Aire (Indalecio Prieto). Pero los dos primeros serían los únicos que se habían de entender con el Gobierno de Rusia.
- ↑ (Olaya Morales, 2004: 289), (Viñas 1976:127)
- ↑ (Luengo 1974)
- ↑ (Olaya Morales, 2004: 294 y 448)
- ↑ (Martínez Amutio 1974:58), (Prieto 1997:130).
- ↑ Esta cifra es la que se da en el último Balance del Banco de España como oro en custodia del Ministerio de Hacienda.
- ↑ (Viñas 1976:210)
- ↑ (Olaya Morales 2004:294), (Viñas 1976:210)
- ↑ Transcripción literal disponible en [cita requerida]
- ↑ Idem
- ↑ (Olaya Morales 2004:296)
- ↑ Juan Eslava Galán, La jaula de grillos republicana, capítulo de Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie, ISBN 8408065114
- ↑ (Pons 2006:368)
- ↑ (Pons 2006:368)(Juan Sardá, 435)
- ↑ (Cabanellas 1978: 765), (Olaya Morales 2004:298-309), (Viñas 1976:180)
- ↑ (Cabanellas 1978:765)
- ↑ (Pons 2006:369)
- ↑ (Howson 2000)
- ↑ (Olaya Morales 2004:308), Claudio Sánchez Albornoz, De mi anecdotario político, Buenos Aires, 1972, p.150
- ↑ Humanidad. (Alcoy) 20-I-1937. p. 3.
- ↑ (Olaya Morales 2004: 301-2) y (Gordón Ordás 1967: II, 30)
- ↑ Revista Time,31/1/1955, Moscow's Gold Standards. Disponible en time.com
- ↑ Times 14/1/1957, Dreams of Gold, en time.com
- ↑ Time, 15/4/1957, All Gone, en time.com
- ↑ (Madariaga 1979:529), (Olaya Morales 2004:301)
- ↑ Diario L'Humanité, 6/3/1992, TF1 PERSISTE SUR L’OR DE MOSCOU, disponible en humanite.presse.fr
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[editar] Bibliografía
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- Viñas, Ángel (2006), La soledad de la República: el abandono de las democracias y el viraje hacia la Unión Soviética, Barcelona:Crítica. ISBN 8484327957.