La escuadra chilena en Arica
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El general de división EP Mariano Ignacio Prado, Director Supremo de la Guerra, insistió en torpedear un acorazado chileno. Las noticias sobre la escuadra chilena, que había desaparecido desde setiembre, eran confusas. Dicen que el “Almirante Cochrane” está en Valparaíso, donde entró a remolque, que el “Almirante Blanco Encalada” se refugia en Mejillones y Coquimbo, a la espera de componer calderas.
El Presidente de la República, envió al sur al “Huáscar”, a la recién llegada “Unión” de su inútil viaje al estrecho de Magallanes y al “Rímac”. Harán escala en Iquique para que el “Rímac” descargue pertrechos y seguirán hasta Coquimbo. Al norte, hasta unas semanas, los pausados paseos del acorazado chileno “Almirante Blanco Encalada” no bastan para impedir que los transportes peruanos viajen sin tregua entre Mollendo, Pacocha, Arica, Pisagua e Iquique. Se cumplían seis meses de guerra.
Amanecía el día 5 de octubre en Arica cuando las cornetas del Morro tocaron zafarrancho; al igual que al inicio de la guerra, cuando el renunciante contralmirante Juan Williams Rebolledo hizo el viaje al Callao, las escuadras peruana y chilena se cruzaron en alta mar de noche sin verse. El BAP “Huáscar” y el BAP “Unión” viajaban a Antofagasta.
La escuadra chilena estaba compuesta por los acorazados “Almirante Cochrane”, “Almirante Blanco Encalada”, la corbeta “O´Higgins”, la cañonera “Covadonga”, el transporte artillado “Loa” y el transporte “Matías Cousiño”. En tierra creen que llegan a combatir con los cañones de tierra. En puerto permanecen el “Manco Cápac” y la cañonera “Pilcomayo”. El alto mando peruano comprende ante la presencia de los grandes acorazados chilenos, que están buscando al “Huáscar” y que el monitor peruano no encontrará nada en Coquimbo. Toda la escuadra chilena se concentró al norte del puerto a 10.000 yardas de distancia.
El general EP Prado ordenó al comandante Ferreyros que atacase a las corbetas chilenas. A las 10H00 la “Pilcomayo” reconoció a la “Covadonga” desprendiéndose del convoy, para registrar un velero procedente de Pisagua. Los pesados acorazados pasan de largo a pesar del ataque de la “Pilcomayo”, sólo la “O´Higgins” se movió a interponerse entre los dos buques. A seis millas de Arica la nave peruana rompió los fuegos. Los chilenos replicaron con sus cañones Armstrong de 150 libras.
Los chilenos descargaron dieciséis disparos de cañón errando el blanco. A las 11H30 las corbetas chilenas dieron por terminado el combate, arrancando al sur, para dar alcance a su convoy. La “Pilcomayo” las siguió hasta las 12H00.
La preocupación de la escuadra de Chile era el “Huáscar”, quizá por ello rehusó trabar combate con la “Pilcomayo” ese día. Pero el monitor peruano, estaba en el sur. El día 4 de octubre interceptó al vapor “Chala” de la Compañía Inglesa, sin que nada pudieran averiguar sobre la escuadra chilena; en la caleta de Sarco, tomaron como presa de guerra al bergantín “Coquimbo”.
Días antes, en Tongoy, las noticias recogidas del vapor inglés “Cotopaxi”, alarmaron a Grau: tropas chilenas desembarcaban al sur de Molle para empezar la campaña de Tarapacá. Horas después en el vapor “Ilo”, recogió la noticia que en Valparaíso solo queda la “Magallanes”: esa era una noticia alarmante, la escuadra chilena estaba completa de nuevo.
El día 7 de octubre, hubo que parar máquinas en alta mar; el “Huáscar” necesitaba hacer reparaciones; luego de almorzar en la corbeta “Unión” con Aurelio García y García y Nicolás del Portal, Grau ordenó poner proa a Antofagasta para sorprender a los transportes que llevaban tropas. Llegarían en la madrugada del 8 de octubre.
