Ares
De Wikipedia, la enciclopedia libre
- Para otros usos de este término, véase Ares (desambiguación).
En la mitología griega, Ares (en griego antiguo Ἄρης Arês o Ἄρεως Areôs, ‘conflicto bélico’) se considera el dios olímpico de la guerra, aunque es más bien la personificación de la fuerza bruta y la violencia, así como del tumulto, confusión y horrores de las batallas, en contraposición a su hermanastra Atenea, que representa la meditación y sabiduría en los asuntos de la guerra y protege a los hombres y sus habitaciones de sus estragos. En la mitología romana se identifica a Marte (al que habían heredado de los etruscos) con él, pero éste gozaba de mucha mayor estima.
Se le representa como hijo de Zeus y Hera, aunque existe una tradición posterior según la cual Hera lo concibió al tocar una determinada flor, en lo que parece ser una imitación de la leyenda sobre el nacimiento de Hefesto, y es recogida por Ovidio.[1] Su lugar de nacimiento y auténtico hogar estaba situado lejos, entre los bárbaros y belicosos tracios, y a él huyó cuando fue descubiero acostándose con Afrodita.[2]
Los helenos siempre desconfiaron de Ares, quizá porque ni siquiera estaba influenciado por el espíritu de pertenecer a un bando, sino que a veces ayudaba a una parte y a veces a la otra, según le dictaban sus inclinaciones. Su mano destructiva se veía incluso tras los estragos provocados por plagas y epidemias[3]. Este carácter salvaje y sanguinario de Ares le hacía ser odiado por otros dioses, incluidos sus propios padres.[4]
«Ares» fue también un adjetivo y epíteto en la época clásica: eran comunes los títulos Zeus Areios, Atenea Areia e incluso Afrodita Areia.[5]
Tabla de contenidos |
[editar] Culto
Aunque importante en la poesía, Ares fue raramente objeto de culto en la antigua Grecia, salvo en Esparta, donde era apaciguado antes de la batalla, y en el mito fundacional de Tebas, apareciendo en pocos mitos más (Burkert 1985, p.169). En Esparta había una estatua del dios encadenado, para mostrar que el espíritu de la guerra y la victoria nunca abandonaría la ciudad. En esta ciudad se le sacrificaban cachorros de perro negros e incluso humanos.
El templo a Ares en el ágora de Atenas que Pausanias vio en el siglo II sólo había sido trasladado y rededicado allí durante la época de Augusto: en esencia era un templo romano a Marte. El Areópago, la ‘colina de Ares’ donde Pablo predicó, está situada a cierta distancia de la Acrópolis, siendo desde tiempos arcaicos un lugar donde se celebraban juicios. Esta relación con Ares, quizá basada en una falsa etimología, puede ser puramente etiológica.
[editar] Símbolos
Ares tenía una cuádriga tirada por cuatro sementales inmortales con bridas de oro (La Ilíada v.352) que respiraban fuego. Entre los demás dioses, Ares era reconocido por su armadura de bronce y por la lanza que blandía en batalla. Sus pájaros sagrados eran las lechuzas, los pájaros carpinteros y especialmente los buitres. Según las Argonáuticas (ii.382 y sig., 1031 y sig.; Higinio, Fábulas 30) los pájaros de Ares (Ornithes Areioi) eran una bandada de pájaros cuyas plumas podían lanzar como dardos y que guardaban el altar que las amazonas dedicaron al dios en una isla del mar Negro. Su animal favorito era el perro.
En el arte griego clásico sus atributos usuales eran un casco crestado y una lanza.
[editar] Títulos y epítetos
Enialio (Ενυαλιος, transliterado también Enialo) era un epíteto común para Ares. Resulta interesante que en las tablillas micénicas en lineal B aparezca un dios llamado Enialio, mientras ares parece ser un sustantivo corriente que significa ‘guerra’. Sin embargo, para la época clásica Enialio había sido relegado al estatus de héroe (tal como aparece en La Ilíada) y Ares ascendido a dios. Enialio sobrevivió como un título de culto sólo en algunos escenarios, notablemente en el juramento de los efebos en Atenas.
Otros epítetos de Ares son:
- Brotoloigos (Βροτολοιγός, ‘destructor de hombres’)
- Andreiphontês (Ανδρειφοντης, ‘asesino de hombres’)
- Miaiphonos (Μιαιφόνος, ‘manchado de sangre’)
- Teikhesiplêtês (Τειχεσιπλήτης, ‘asaltante de murallas’)
- Maleros (Μαλερός, ‘brutal’)
- Teritas (Θηρίτας)
[editar] Mitología
[editar] Ayudantes
Deimos y Fobos eran hijos suyos con Afrodita y también los espíritus del terror y el miedo. La hermana y compañera del homicida Ares era Enio, diosa del derramamiento de sangre y la violencia. La presencia de Ares se veía acompañada por Cidoimos, el daimon del alboroto de las batallas, así como las Macas (Batallas), las Hisminas (Disputas), Polemos (un espíritu menor de la guerra, probablemente un epíteto de Ares, pues no tenía un dominio específico) y la hija de éste, Alala, la diosa-personificación del grito de guerra griego, cuyo nombre era usado por Ares como grito de guerra propio.
[editar] La fundación de Tebas
Uno de los muchos papeles de Ares situado en el propio continente griego era el del mito fundacional de Tebas: Ares era el progenitor del dragón acuático que mató Cadmo, convirtiéndose en ancestro de los espartanos, pues de los dientes del dragón brotaron como si una cosecha creciese una raza de guerreros descendientes de Ares, los Spartoi. Para aplacar a Ares, Cadmo tomó como esposa a Harmonía, hija de éste con Afrodita, resolviendo así la contienda y fundando la ciudad de Tebas.
[editar] Afrodita
En el mito cantado por el bardo en el salón de Alcínoo, rey de los feacios (La Odisea, viii.302 y sig.) Helios, el dios sol, espió una vez a Ares y Afrodita haciendo el amor en secreto en casa del esposo de ésta, Hefesto, a quien alertó presto. Hefesto enfureció y conspiró para atrapar a la pareja in fraganti, para lo que dispuso sobre la cama una sutil red metálica invisible con el poder de inmovilizar a cualquiera, incluyendo a los dioses. Así atrapó a Ares y Afrodita en la siguiente ocasión, trayendo entonces a los demás dioses para que fuesen testigos del adulterio (las diosas no fueron por pudor), pensando humillarlos. Algunos comentaron la belleza de Afrodita, otros que habrían cambiado gustosos el lugar de Ares, pero todos se burlaron de ellos. Poseidón accedió a devolver al cornudo Hefesto el excrex de Afrodita. Cuando la pareja fue liberada, Ares huyó a su tierra natal, Tracia. (En una versión adulterada muy posterior, Ares ponía a Alectrión a su puerta para que le avisase de la llegada de Helios, pero el joven se quedó dormido y Helios descubrió a los amantes. Ares, furioso, transformó a Alectrión en un gallo, que nunca se olvida de anunciar la llegada del sol por la mañana.)
[editar] Ares y los gigantes
En un mito arcaico, relatado en La Ilíada por la diosa Dione a su hija Afrodita, dos gigantes ctónicos, los Alóadas, Oto y Efialtes, encadenaban a Ares y le encerraban en una urna de bronce, donde tuvo que resistir trece meses, un año lunar. «Allí pereciera el dios insaciable de combate, si su madrastra [de los Alóadas], la bellísima Eribea, no lo hubiese participado a Hermes» (La Ilíada, v.385-391). «En éste se sospecha un festival de libertinaje que se desata al decimotercer mes.»[5] Ares estuvo gritando y aullando en la urna hasta que Hermes lo rescató y Artemisa engañó a los Aloadás transformándose en ciervo y haciendo que los hermanos se arrojaran sus lanzas uno al otro, matándose.
[editar] La Guerra de Troya
En La Ilíada, Homero representa a un Ares sin alianzas fijas ni respeto hacia Temis, el orden correcto de las cosas: prometió a Atenea y Hera que en la guerra de Troya lucharía del lado de los aqueos, pero Afrodita logró persuadirle para que luchase junto a los troyanos.
Durante la guerra, Diomedes luchó con Héctor y vio a Ares luchando en el bando troyano. Diomedes pidió a sus soldados que se retirasen lentamente. Hera, la madre de Ares, vio la injerencia de éste y pidió permiso a Zeus, su padre, para alejar a Ares del campo de batalla. Hera animó a Diomedes a atacar a Ares y éste arrojó su lanza contra el dios. Atenea guió la lanza hasta el cuerpo de Ares, quien en su caída bramó como nueve o diez mil guerreros juntos[6] y huyó al monte Olimpo, lo que obligó a los troyanos a retirarse.
Cuando los dioses comenzaron a tomar parte activa en la guerra de los mortales, Atenea se enfrentó a Ares y le tiró al suelo arrojándole una enorme piedra[7], y cuando quedó tumbado en la tierra, su enorme cuerpo cubrió el espacio de siete plethras.
[editar] Otros mitos
- En la contienda de Tifón contra Zeus, Ares se vio obligado, junto con los otros dioses, a huir a Egipto, donde se metamorfoseó en un pez.[8]
- Ares dio a Hipólita el cinturón que luego le quitó Heracles.
- Cuando Afrodita amó a Adonis, un celoso Ares se transformó en un oso y mató a su rival. En algunas versiones de la historia de Adonis, Artemisa y Ares (su amante en ellas) enviaban un jabalí para matarle (esta versión es sospechosa porque implicaría que Artemisa mantuvo relaciones con Ares y, sin embargo, virtualmente todas las fuentes coinciden en que se mantuvo casta todo el tiempo).
- Según una tradición posterior, Ares mató a Halirrotio, hijo de Poseidón, cuando éste intentó violar a Alcipe, su hija con Agraulo. Poseidón exigió a Zeus que Ares fuese castigado, por lo que fue llevado a juicio: el primer juicio por asesinato de la historia. Los demás olímpicos votaron que debía ser absuelto. Se cree que este suceso dio origen al nombre ]]Areópago.
[editar] Consortes y descendencia
Existen relatos de un hijo de Ares, Cicno de Macedonia, que fue tan sanguinario que intentó construir un templo con las calaveras y huesos de los viajeros a los que asesinaba. Heracles mató a este abominable monstruo, provocando la cólera de Ares, a quien también derrotó, obligádole a volver al Olimpo.[9]
Otros consortes y descendientes de Ares son:
|
[editar] Notas
- ↑ Ovidio, Fastos v.255 y sig.
- ↑ Homero, La Odisea viii.361
- ↑ Sófocles, Edipo rey 185
- ↑ «Me eres más odioso que ningún otro de los dioses del Olimpo», le dice Zeus en La Ilíada (v.890). «Siempre te han gustado las riñas, luchas y peleas».
- ↑ a b Burkert, Walter (1985), Greek Religion, 169.
- ↑ Homero, La Ilíada v.855 y sig.
- ↑ Homero, La Ilíada xx. 69, xxi. 408 y sig.
- ↑ Antonino Libio 28
- ↑ Hesíodo, Escudo de Heracles 461; Apolodoro 2.114
[editar] Bibliografía
- Smith, William (1867), «Ares» Dictionary of Greek and Roman Biography and Mythology, i.276, Boston: Little, Brown & Company.
- Burkert, Walter, 1985. Greek Religion (Cambridge: Harvard University Press)
- Kerenyi, Carl, 1951. Gods of the Greeks (Londres: Thames & Hudson)
[editar] Véase también
[editar] Enlaces externos
- Commons alberga contenido multimedia sobre Ares.
- «Ares» en Greek Mythology Link (inglés)
- «Ares» en Theoi Project (inglés)
- elolimpo.com - Ares
- Ares en la religión griega (inglés)
El carácter guerrero de las tribus de Tracia llevó a la creencia de que el hogar de Ares estaba en ese país, que era junto con Escitia su principal centro de culto (Hom. Od. viii 361, con la nota de Eustacio; Ov. Ars Am. ii. 585; Estacio Teb. vii. 42; Herod. iv. 59, 62). Ares fue adorado en Escitia con la forma de una espada, a la que no sólo se sacrificaban caballos y otro ganado, sino también hombres. Respecto al culto de una divinidad egipcia llamada Ares, véase Herodoto ii. 64. Fue también adorada en la Cólquida, donde el vellocino de oro era colgado de un roble en una arboleda a él consagrada (Apolod. i. 9 § 16). Desde allí se cree que los Dioscuros trajeron a Laconia la antigua estatua de Ares que se conservaba en el templo de Ares Thareitas, en el camino de Esparta a Therapni (Pans. iii.19§7 &c.). La isla cercana a la costa de la Cólquida en la que se creía que moraban los pájaros del Estínfalo, y que se llamaba isla de Ares, Aretias, Aria o Chalceritis, estaba también a él consagrada (Steph. Byz. Άρεος νήσος; Apolon. Rod. ii.1047; Plin. H. N. vi.12; Pomp. Mela, ii.7§15).
En la propia Grecia el culto a Ares no era muy general. En Atenas tenía un templo conteniendo una estatua hecha por Alcámenes (Paus. i.8§5), en Geronthri en Laconia tenía un templo con una arboleda donde se celebraba un festival anual durante el cual no se permitía que las mujeres se acercasen al templo (iii.22§5). También era adorado cerca de Tegea, y en la ciudad (viii.44§6, 48§3), en Olimpia (v.15§4), cerca de Tebas (Apolod. iii.4§1) y en Esparta, donde había un antigua estatua que representaba al dios encadenado, para señalar que el espíritu marcial y la victoria nunca iban a abandonar la ciudad (Paus. iii.4§1). En Esparta se ofrecían sacrificios humanos a Ares (Apolod. Fragm. p.1056 ed. Heyne). Los templos de este dios solían construirse fuera de las ciudades, probablemente para sugerir la idea de que Ares estaba allí para evitar que los enemigos se acercasen.
Todas las piedras sobre Ares y su adoración en los países al norte de Grecia parecen indicar que su culto se introdujo en ellos desde Tracia, y el propio carácter del dios, como es descrito por la mayoría de los antiguos poetas griegos, parece haber sido ideado poco apropiadamente a su representación en obras de arte: en efecto, no se conocen representaciones artísticas de Ares anteriores a la época de Alcámenes, quien parece haber creado el ideal de Ares. Se conservan pocos monumentos griegos con representaciones del dios, apareciendo principalmente en monedas, relieves y joyas (Hirt. Mythol. Bilderb. i. p. 51).