Afrodita
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En la mitología griega, Afrodita (en griego antiguo Ἀφροδίτη) es la diosa del amor, la lujuria, la belleza y la sexualidad. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que no era el amor en el sentido cristiano o romántico, sino específicamente Eros (atracción física o sexual). Su equivalente romana es la diosa Venus.
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[editar] Orígenes
Afrodita tiene numerosas equivalentes: Inanna en la mitología sumeria, Ishtar en la mesopotámica, Hathor en la egipcia, Astarté en la sirio-palestina y Turan en la etrusca, además de Venus en la romana. Tiene paralelismos con diosas indoeuropeas de la aurora, tales como Ushas o Aurora.
El nombre Ἀφροδίτη fue relacionado por etimología popular con ἀφρός, ‘espuma’, interpretándose como ‘surgida de la espuma’ y personificándola en un mito etiológico que ya era conocido para Hesíodo[1]. Tiene reflejos en el mesapico y etrusco (de ahí «Abril»), que probablemente fueron tomados prestados del griego. Aunque Heródoto estaba al tanto de los orígenes fenicios de Afrodita[2], los intentos lingüísticos por derivar el nombre Afrodita del semítico Aštoret, mediante transmisión hitita no documentada, siguen sin ser concluyentes. Una sugerencia de Hammarström[3], rechazada por Hjalmar Frisk, relaciona el nombre con πρύτανις, un préstamo griego de un cognado del etrusco (e)pruni, ‘señor’ o similar. Para finales del siglo V los filósofos había separado Afrodita en dos diosas diferentes, no individualizadas en el culto: Afrodita Urania, nacida de la espuma después de que Crono castrase a Urano, y Afrodita Pandemos, la Afrodita común ‘de todo el pueblo’, nacida de Zeus y Dione. Pausanias, un invitado al Banquete de Platón, consideraba que estas dos manifestaciones representaban su papel en la homosexualidad y la heterosexualidad, respectivamente. Entre los neoplatónicos y sus intérpretes cristianos, Afrodita Urania figura como la Afrodita celestial, representando el amor del cuerpo y el alma, mientras Afrodita Pandemos estaba asociada con el mero amor físico.
[editar] Culto
El epíteto Afrodita Acidalia fue ocasionalmente añadido a su nombre, por la fuente que usaba para bañarse, situada en Beocia (Virgilio i.720). También era llamada Cipris o Cipria (Kypris) y Citerea (Cytherea) por sus presuntos lugares de nacimiento en Chipre y Citera, respectivamente. La isla de Citera era un importante centro de su culto. Estaba asociada con Hesperia y era frecuentemente acompañada por las Oréades, las ninfas de las montañas.
Afrodita tenía sus propios festivales, las Afrodisias, que se celebraban por toda Grecia pero particularmente en Atenas y Corinto. En Corinto, las relaciones sexuales con sus sacerdotisas eran consideradas un método de adoración a Afrodita.
Afrodita estaba asociada y era con frecuencia representada con el mar, los delfines, las palomas, los cisnes y los árboles de granada, manzana, mirto, rosa y lima.
[editar] Prostitución ritual
Un aspecto universal del culto de Afrodita y sus precedesoras que muchos mitógrafos de los siglos XIX y XX han obviado es la práctica de la prostitución religiosa en sus santuarios y templos, ejercida por hieródulas. Esta costumbre fue una práctica inherente a los rituales dedicados a las antecesoras de Oriente Medio de Afrodita, la sumeria Inanna y la acadia Ishtar, cuyas prostitutas de los templos eran ‘mujeres de Ishtar’, ishtarium[4]. Esta práctica ha sido documentada en Babilonia, Siria y Palestina, en ciudades fenicias y en la colonia tiria de Cartago, y para la Afrodita helénica en Chipre, el centro de su culto, Citera, Corinto y Sicilia[4]. Afrodita es en todas partes la patrona de las heteras y cortesanas. En Jonia, en la costa de Asia Menor, las hieródulas servían en el templo de la «Señora de Éfeso», una diosa arcaica que los griegos solían asociar con las casta señora, Artemisa.
[editar] Nacimiento
La ‘surgida de la espuma’ Afrodita nació de la espuma del mar cerca de Pafos (Chipre) después de que Crono cortase durante la Titanomaquia los genitales con una hoz adamantina a Urano y los arrojase al mar. En su Teogonía, Hesíodo cuenta que los genitales «fueron luego llevados por el piélago durante mucho tiempo. A su alrededor surgía del miembro inmortal una blanca espuma y en medio de ella nació una doncella» ya adulta. Por esto, Afrodita es de una generación anterior a la de Zeus y la mayor de los dioses olímpicos. Algunos autores consideran que de esta forma su madre sería Talasa, la personificación femenina del mar.
Homero cuenta en La Ilíada (libro V) otra versión sobre su origen, según la cual sería hija de Dione, quien era la diosa oracular original («Dione» significa simplemente ‘diosa’, forma femenina de Δíος, ‘diosa’, el genitivo de «Zeus») en Dódona. Según Homero, Afrodita, aventurándose en batalla para proteger a su hijo Eneas, es herida por Diomedes y vuelve con su madre, postrándose de rodillas para ser reconfortada. «Dione» parece ser equivalente a Rea, la Madre Tierra, a quien Homero trasladó al Olimpo y alude a un hipotético panteón protoindoeuropeo original, con dios jefe (Di-) representado por el cielo y el rayo y la diosa jefa (forma femenina de Di-) representada como la tierra o el suelo fértil. La propia Afrodita fue llamada a veces «Dione». Una vez que el culto a Zeus hubo usurpado el oráculo-robledo de Dódona, algunos poetas lo tuvieron por padre de Afrodita.
El principal centro de adoración a Afrodita permaneció en Pafos, al suroeste de la costa de Chipre, donde la diosa del deseo había sido adorada desde mucho tiempo atrás como Ishtar y Astarté. Se dice que desembarcó tentativamente primero en Citera, un lugar de parada para el comercio y la cultura entre Creta y el Peloponeso. Así quizás tengamos pistas del camino del culto original a Afrodita desde el Levante hasta el continente griego.
[editar] Vida adulta
Afrodita no tuvo infancia: en todas las imágenes y referencias nació adulta, núbil, infinitamente deseable. En muchos de los mitos menores tardíos en los que participa aparece vanidosa, malhumorada y susceptible. Aunque es uno de los pocos dioses del panteón griego realmente casados, le es infiel a su marido con frecuencia. Hefesto, por supuesto, es una de las deidades helénicas más ecuánimes, y Afrodita parece preferir a Ares, el voluble dios de la guerra. En La Ilíada de Homero Afrodita interviene en la batalla para salvar a su hijo, Eneas, pero le abandona (de hecho, le deja caer mientras vuela por el aire) cuando la hieren, como también hace Ares. Es además la causante original de la propia Guerra de Troya: no sólo inició todo el conflicto al ofrecerle Helena de Troya a Paris, sino que el rapto se llevó a cabo cuando Paris, al ver a Helena por primera vez, fue abrumado por el deseo de poseerla, lo que corresponde a la esfera de Afrodita. Su dominio puede incluir el amor, pero no incluye el romance, tendiendo más bien hacia la lujuria, el deseo irracional humano.
[editar] Matrimonio con Hefesto
Debido a su inmensa belleza, Zeus temía que Afrodita fuera la causa de violencia entre los otros dioses. Por ello la casó con Hefesto, el severo y malhumorado dios del fuego y la fragua. Otra versión de esta historia cuenta que Hera, la madre de Hefesto, lo arrojó del Olimpo porque era demasiado feo, y éste obtuvo su venganza atrapándola en un trono mágico y exigiendo a cambio de su liberación la mano de Afrodita. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la belleza y forjó para ella hermosa joyería, incluyendo el cestus, un cinturón que la hacía incluso más irresistible para los hombres. La infelicidad de Afrodita con su matrimonio hizo que buscase la compañía de otros, normalmente Ares, pero también con Dioniso, Hermes y Poseidón. Y no sólo se contentaba con el amor de los dioses: también sucumbieron a ella muchos mortales humanos. De su unión con el troyano Anquises nació Eneas, y amó apasionadamente a Adonis.
Hefesto fue informado del adulterio que su esposa mantenía con Ares por Helios. Como venganza, atrapó ingeniosamente a Ares y Afrodita con una red de finas cadenas que había dispuesto sobre el lecho para que cayeran al más mínimo contacto. Entonces llamó a todos los demás dioses olímpicos para burlarse de ellos (sin embargo, «las diosas se quedaron en casa, todas por vergüenza»); algún dios desenfadado comentó que no le habría importado sentir tal vergüenza. Hefesto no los liberó hasta que Poseidón le prometió que Ares pagaría desagravios, pero ambos escaparon tan pronto como levantó la red y no mantuvieron su promesa.
[editar] Afrodita y Psique
Afrodita estaba celosa de la belleza de una mujer mortal llamada Psique. Pidió a Eros que usara sus flechas doradas para hacer que Psique se enamorase del hombre más feo del mundo. Eros accedió pero terminó enamorándose él mismo de Psique, o puede que se pinchase con una flecha dorada por accidente. Mientras tanto, los padres de Psique estaban preocupados por mantener soltera a su hija. Consultaron un oráculo que les dijo que ella no estaba destinada a ningún amante mortal, sino a un monstruo que vivía en la cima de cierta montaña. Psique se resignó a su destino y subió a la cumbre de la montaña. Allí Céfiro, el viento del oeste, la bajó flotando suavemente hasta una cueva de la montaña. Psique entró y se sorprendió de hallarla llena de joyas y adornos. Eros le visitaba cada noche en la cueva y hacían el amor. Le pidió solo que no encendiese jamás ninguna lámpara porque no quería que Psique supiera quién era (sus alas le hacían inconfundible). Sus dos hermanas, celosas de ella, la convencieron para encender una lámpara de noche mientras él dormía y Psique así lo hizo, reconociéndolo al instante. Una gota de aceite caliente cayó de la lámpara al pecho de Eros y éste se despertó y huyó volando.
Cuando Psique contó a sus celosas hermanas mayores, éstas se regocijaron secretamente y cada una de ellas fueron por separado a la cima de la montaña e hicieron como Psique les había dicho para entrar en la cueva, esperando que Eros las preferiría a ellas. Céfiro no las cogió y murieron a caer hasta la base de la montaña.
Psique buscó a su amante por buena parte de Grecia, tropezando finalmente con un templo a Deméter, donde el suelo estaba cubierto de montones de grano mezclado. Empezó a ordenar el grano en montones ordenados y, cuando hubo terminado, Deméter le habló, diciéndole que la mejor forma de encontrar a Eros era buscar a su madre, Afrodita, y ganarse su bendición. Psique encontró un templo a Afrodita y entró en él. Afrodita le asignó una tarea similar a la del templo de Deméter, pero le dio un plazo imposible de cumplir. Eros intervino, pues aún la amaba, e hizo que las hormigas ordenaran el grano por ella. Afrodita se enfureció por este éxito de Psique y le dijo que fuese a un campo donde pastaban unas ovejas doradas y consiguiese lana de oro. Psique fue al campo y vio las ovejas, pero fue detenida por el dios del río que tenía que cruzar para llegar al campo. Éste le dijo que las ovejas eran malas y crueles y podían matarla, pero que si esperaba hasta mediodía, las ovejas irían a buscar la sombra en el otro lado del campo y se dormirían, y que entonces podría coger la lana enganchada en las ramas y la corteza de los árboles. Psique así lo hizo y Afrodita se enfureció todavía más al ver que había sobrevivido y superado su prueba. Por último, Afrodita afirmó que el estrés de cuidar a su hijo, deprimido y enfermo como resultado de la infidelidad de Psique, había provocado que perdiese parte de su belleza. Psique tenía que ir al Hades y pedir a Perséfone, la reina del inframundo, un poco de su belleza que Psique guardaría en una caja negra que Afrodita le dio. Psique fue a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte. Una voz la detuvo en el último momento y le indicó una ruta que le permitiría entrar y regresar aún con vida, además de decirle cómo pasar a Cerbero, Caronte y los otros peligros de dicha ruta. Psique apaciguó a Cerbero, el perro de tres cabezas, con un pastel dulce de miel y pagó a Caronte un óbolo para que le llevase al Hades. En el camino, vio manos que salían del agua. Una voz le dijo que les tirase un pastel de miel. Una vez allí, Perséfone dijo que estaría encantada de hacerle un favor a Afrodita. Una vez más pagó a Caronte, tiró el pastel a las manos, y le dio uno a Cerbero.
Psique abandonó el inframundo y decidió abrir la caja y tomar un poco de la belleza para sí misma, pensando que si hacia esto Eros le amaría con toda seguridad. Dentro estaba un «sueño estigio» que la sorprendió. Eros, que le había perdonado, voló hasta su cuerpo y limpió el sueño de sus ojos, suplicando entonces a Zeus y Afrodita su permiso para casarse con Psique. Éstos accedieron y Zeus hizo inmortal a Psique. Afrodita bailó en la boda de Eros y Psique, y el hijo que éstos tuvieron se llamó Placer o (en la mitología romana) Volupta.
[editar] Adonis
Afrodita era la amante de Adonis y tomó parte en su nacimiento. Instó a Mirra o Esmirna a cometer incesto con su padre, Tías, el rey de Asiria. Otra versión dice que el padre de Mirra era Cíniras de Chipre. La niñera de Mirra le ayudó en su plan. Cuando Tías descubrió lo que había pasado, montó en cólera, persiguiendo a su hija con un cuchillo. Los dioses la transformaron en un árbol de mirra y finalmente Adonis brotó de este árbol. Alternativamente, fue Afrodita quien convirtió a Mirra en árbol y Adonis nació cuando Tías le disparó con una flecha o cuando un jabalí usó sus colmillos para arrancar su corteza.
Cuando Adonis nació, Afrodita lo tomó bajo su protección, seduciéndole con la ayuda de Helena, su amiga, y fue hechizada por su belleza sobrenatural. Afrodita se lo dio a Perséfone para que lo cuidara, pero ésta también quedó asombrada por su belleza y rehusó devolvérselo. La discusión entre las dos diosas fue resuelta por Zeus o Calíope, quien decidió que Adonis pasase cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes del año con quien quisiera.
Adonis fue finalmente asesinado por un celoso Ares. Afrodita fue advertida de estos celos y se le dijo que a Adonis le mataría un Ares transformado en jabalí. Intentó convencer a Adonis para que estuviera con ella a todas horas, pero el amor de éste por la caza fue su perdición. Mientras estaba de cacería, Ares le encontró y le mató. Afrodita llegó justo a tiempo de oír su último suspiro.
También se decía que Afrodita tuvo una hija con Adonis, Beroe.
[editar] El juicio de Paris
Tanto los dioses y diosas como diversos mortales fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis (que luego serían padres de Aquiles). Sólo la diosa Eris (Discordia) no fue invitada, pero apareció con una manzana dorada con la palabra kallisti (‘para la más hermosa’) inscrita, que arrojó entre las diosas. Afrodita, Hera y Atenea reclamaron ser la más bella y por tanto la justa propietaria de la manzana. Estuvieron de acuerdo en llevar el asunto ante Zeus, quien dejó la elección en manos de Paris. Hera intentó sobornarle con un reino (Asia Menor), mientras Atenea le ofreció sabiduría, fama y gloria y en la batalla, pero Afrodita le susurró que si la declaraba la más bella le daría la mujer mortal más hermosa del mundo como esposa, por lo que Paris eligió a Afrodita. Esta mujer era Helena. Las otras diosas se enfurecieron y a través del rapto de Helena por Paris provocaron la Guerra de Troya.
[editar] Pigmalión y Galatea
Pigmalión era un escultor que no había hallado mujer alguna digna de su amor. Afrodita se apiadó de él y decidió enseñarle las maravillas del amor. Un día, Pigmalión fue inspirado por un sueño de Afrodita para fabricar una mujer de marfil semejante a ella, a la que llamó Galatea. Pigmalión se enamoró de la estatua y decidió que no podría vivir sin ella. Rezó a Afrodita, quien llevó a cabo la última parte de su plan infundiendo vida a la exquisita escultura. Pigmalión amó a Galatea y pronto estuvieron casados.
Otra versión de este mito cuenta que las mujeres de la ciudad en la que Pigmalión vivía se enfadaron de que no se hubiera casado, y pidieron a Afrodita que le obligase. Afrodita aceptó y fue esa misma noche a ver a Pigmalión, pidiéndole que eligiese una mujer con la que casarse y adviertiéndole de que si no, lo haría ella en su lugar. No queriendo casarse, Pigmalión le suplicó más tiempo, pidiéndole que le permitiese hacer una escultura de Afrodita antes de que tuviese que elegir novia. Halagada, aceptó.
Pigmalión empleó mucho tiempo haciendo pequeñas esculturas de arcilla de la diosa, afirmando que era necesario para poder elegir la pose adecuada. Cuando comenzó a hacer la escultura real, quedó sorprendido al descubrir que quería terminarla, incluso sabiendo que tendría que casarse con alguien al hacerlo. La razón de esto era que se había enamorado de la escultura. Cuanto más trabajaba en ella, más la cambiaba, hasta que no se pareció a Afrodita en nada.
En el mismo momento en que Pigmalión se separó de la escultura terminada, Afrodita apareció y le dijo que eligiera a su novia. Pigmalión eligió la estatua, a lo que Afrodita respondió que no podía ser, pidiéndole que eligiese otra. Pigmalión abrazó la estatua, y pidió a Afrodita que le transformase en estatua para así poder estar con ella. Afrodita se apiadó de él y en vez de esto infundió vida a la estatua.
[editar] Otras historias
En una versión de la historia de Hipólito, Afrodita era el catalizador de su muerte. Hipólito desdeñó el culto de Afrodita por el de Artemisa y, en venganza, Afrodita provocó que su madrastra, Fedra, se enamorase de él, sabiendo que Hipólito la rechazaría. En la versión más popular de la historia, el Hipólito de Eurípides, Fedra buscaba venganza contra Hipólito suicidándose y dejando una nota en la que contaba a Teseo, su marido y padre de Hipólito, que ésta la había violado. Hipólito había jurado no mencionar el amor de Fedra por él y rehusó noblemente defenderse a pesar de las consecuencias. Teseo maldijo entonces a su hijo, maldición que Poseidón estaba obligado a cumplir y así Hipólito fue sorprendido por un toro que surgió del mar e hizo que sus caballos se asustasen haciendo volcar su carro. Curiosamente esta no es la muerte que Afrodita urde en la obra, pues en el prólogo afirma que espera que Hipólito sucumba a la lujuria con Fedra y Teseo les sorprenda juntos. Hipólito perdona a su padre antes de morir y Artemisa revela la verdad a Teseo antes de hacerle jurar que matará a uno de los amores de Afrodita (Adonis) en venganza.
Glauco de Corinto enfadó a Afrodita, quien hizo que sus caballos enfureciesen durante los juegos funerarios en honor al rey Pelias, y le despedazasen. Su fantasma asustaba supuestamente a los caballos durante los Juegos Ístmicos.
Afrodita era con frecuencia acompañada por las Cárites.
Afrodita fue una de las diosas de las que se mofó Momo, lo que provocó su expulsión del Olimpo.
En el libro III de La Ilíada de Homero, Afrodita salva a Paris cuando está a punto de ser asesinado por Menelao.
Afrodita era muy protectora con su hijo, Eneas, quien luchó en la Guerra de Troya. Diomedes estuvo a punto de matar a Eneas en batalla pero Afrodita le salvó. Diomedes hirió a Afrodita y ésta dejó caer a su hijo, volando al Monte Olimpo. Entonces Eneas fue envuelto por una nube creada por Apolo, quien le llevó a Pérgamo, un lugar sagrado de Troya. Artemisa curó allí a Eneas.
Convirtió a Abas en piedra por su arrogancia.
Convirtió a Anaxarete en piedra por reaccionar tan desapasionadamente a las súplicas de Ifis para amarla, incluso tras el suicidio de éste.
Afrodita ayudó a Hipomenes en una carrera contra Atalanta para ganar la mano de ésta, dándole tres manzamas con las que la distrajo. Sin embargo, como la pareja no dio las gracias a Afrodita, ésta los convirtió en osos.
[editar] Consortes y descendientes
- Deidades
- Mortales
[editar] Véase también
- Venus
- Venus Calipigia
- Afrodita de Cnidos
- Venus de Milo
[editar] Enlaces externos
- Commons alberga contenido multimedia sobre Afrodita.
- «Aphrodite» en Theoi Project (inglés)
- «Aphrodite» en Greek Mythology Link (inglés)