Doble ruptura del bloqueo de Arica
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La doble ruptura del bloque de Arica, fue una acción naval protagonizada por el marino Manuel Villavisencio, comandante del BAP Unión de la Marina de Guerra del Perú durante el desarrollo de la guerra del Pacífico. Luego de perdido el monitor BAP "Huáscar" en el Combate Naval de Angamos, Chile quedó prácticamente dueño del mar y comenzó a planificar la Campaña terrestre contra el Perú.
Desembarcada su fuerza expedicionaria en Ilo y Mollendo, comenzó su avance hacia el sur para aislar al I Ejército del Sur del Perú, al mando del general EP Juan Buendía de pobre actuación militar dada su muy avanzada edad.
Producida la batalla del Alto de la Alianza, en Tacna y la derrota del ejército al mando del almirante AP Lizardo Montero Flores, disperso éste y en retirada hacia el este, la guarnición de Arica, perteneciente a este ejército, al mando del coronel EP Francisco Bolognesi Cervantes, quedó en una situación sumamente crítica.
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[editar] Situación de la guarnición peruana en Arica
Dada la inactividad del Segundo Ejército del Perú, al mando del anciano coronel (retirado de la vida militar, pero reintegrado al ejército peruano dada la situación de emergencia) EP Segundo Leiva y luego de la Batalla del Alto de la Alianza en Tacna y de la dispersión del grueso del Primer Ejército del Sur al mando del almirante Lizardo Montero Flores, la guarnición de Arica al mando del coronel Francisco Bolognesi, se encontró en una situación precaria. En los días sucesivos, tuvo que soportar el bloqueo naval del puerto.
Por aquella época, el Perú ya había perdido la mayoría de sus puertos del sur, como Iquique, Ilo y Pisagua. Pero Arica era una posición defendida por 19 cañones pesados de tierra y dos Dahlgren de 15 pulgadas ubicados en el monitor BAP “Manco Cápac”. El puerto venía sufriendo un asedio a cargo de varios buques de guerra chilenos. Naves de guerra norteamericanas, británicas, alemanas y francesas también estaban ancladas a una distancia prudente de la bahía. Su tarea era observar el desarrollo del bloqueo y los combates que pudieran ocurrir entre la flota chilena y las defensas del puerto.
En los primeros días del mes de marzo de 1880 el capitán de navío AP Manuel Antonio Villavicencio Freyre, fue convocado por el Director Supremo del Perú, Nicolás de Piérola Villena.
En aquella ocasión el dictador Piérola le indicó que era indispensable romper el Bloqueo de Arica y entregar a la guarnición del coronel Francisco Bolognesi armas y suministros. Escuchada las órdenes de Piérola, Villavicencio respondió:
“Señor Presidente, durante los últimos diez meses a bordo del “Chalaco” he cumplido mis deberes, y he logrado evadir a cuanto buque de guerra enemigo se me ha presentado. Ahora que estoy a cargo de una nave más rápida, puede estar Usted seguro, Dios mediante, que a pesar del bloqueo, entraré en Arica. No puedo asegurarle que voy a regresar, pero haré lo que pueda”. — Respuesta de Manuel Antonio Villavisencio Freyre a Nicolás de Piérola Villenaen marzo de 1880
Durante los días siguientes, Villavicencio cargó la “Unión” con toneladas de suministros, incluyendo a la lancha torpedera “Alianza”, para aumentar el poder de fuego de la plaza. El 12 de marzo de 1880, el coronel Nicolás de Piérola, Director Supremo de la República, llegó al Callao para despedir personalmente al comandante Villavicencio y a la tripulación de la “Unión”. A las 11H00, la “Unión” hizo las maniobras de desatraque del puerto del Callao, maniobró entre los mercantes anclados en la rada, enfiló la isla San Lorenzo y rebasándola, puso proa al sur.
[editar] Bloqueo del puerto de Arica
El Bloqueo Naval del puerto de Arica, lo sostenían las naves chilenas «Almirante Cochrane», «Huáscar», «Matías Cousiño», «Loa» y «Amazonas», desde el día 27 de febrero de 1880, atacando a la plaza de Arica; el lento y fluvial monitor «Manco Cápac» salió a la rada exterior del puerto con el fin de hacer frente al ataque. Sus andanadas se centraron en el ex monitor peruano «Huáscar». Una de sus andanadas impactó en el puente del monitor, matando a su comandante Manuel Thomson Porto Mariño. El día 15 de marzo del mismo año, las unidades chilenas, vuelven a atacar la plaza, resultando con serios daños el «Almirante Cochrane» y el «Huáscar», retirándose del combate para reparar averías.
Mientras tanto y cumpliendo las órdenes del Director Supremo de la Guerra Nicolás de Piérola, el capitán de navío Manuel A. Villavicencio con la «Unión», navegaba a todo lo que le daban sus máquinas, llevando a la guarnición de Francisco Bolognesi, víveres, ropa, armamento y municiones, además de la lancha torpedera «Alianza».
[editar] Doble ruptura del bloqueo
El día 17 de marzo de 1880, a las 02H00, la corbeta peruana se presentó en Arica, cuando las naves chilenas se encontraban patrullando la rada, sosteniendo el bloqueo; la “Unión” diestramente gobernada por su comandante y su tripulación, avanzó lentamente hacia el puerto, amparado en la oscuridad y el absoluto silencio a bordo. A las 04H00, a prudente distancia, Villavisencio desprende un bote de su buque para avisar al capitán de navío AP José Sánchez Lagomarsino, comandante del BAP “Manco Cápac”, que va a entrar a la rada con la “Unión”. A las 05H00 la corbeta peruana, anclaba junto al monitor “Manco Cápac”. La maniobra de la “Unión”, fue recibida con júbilo no sólo por la guarnición peruana, sino también por las tripulaciones de los buques de guerra extranjeros, que se habían percatado y observado las maniobras de la corbeta peruana. Los chilenos que mantenían el bloqueo, recién se dieron cuenta de lo que estaba pasando a plena luz del día, cuando la “Unión” ya estaba descargando los suministros para el Ejército Peruano de Arica. El comandante del “Huáscar” que fue el primero que avistó a la “Unión” en la rada, pidió refuerzos a los demás buques de la flota chilena que sostenían el bloqueo, para atacar a la corbeta peruana. Poco tiempo después, se presentaron en Arica, el blindado “Almirante Cochrane” y el transporte artillado “Amazonas”, provisto de un cañón de seis pulgadas.
A las 11H00, la escuadra chilena se desplegó en formación de ofensiva y comenzó a disparar simultáneamente contra la “Unión”. El fuego de artillería chileno fue intenso: un total de 48 proyectiles, impactaron en la nave peruana, incluyendo una granada de 300 libras disparada por el “Huáscar”. Los disparos de la escuadra chilena, destruyeron parte del puente de mando, todos los botes salvavidas, los suministros de carbón y provocaron otros daños materiales graves. El ataque también mató a un marinero y dejó heridos a varios tripulantes. A las 16H00, la escuadra chilena, cesó el cañoneo contra la “Unión”.
Una vez que atracó la «Unión» al muelle del puerto de Arica, comenzó la descarga de los víveres, armamento, municiones y de la lancha «Alianza», que se encontraba al mando del Teniente Primero Leoncio Prado; esta operación duró 8 horas, tiempo en el cual la «Unión» se batió con la escuadra chilena.
La escuadra chilena se abrió en abanico, tratando de cerrarle la posterior fuga; luego de la descarga del material que había llevado, el Capitán del Puerto de Arica, recomendó al Capitán de Navío Manuel A. Villavicencio, comandante de la «Unión» y a su segundo comandante el Capitán de Fragata Arístides Aljovín, que encallara la nave al norte del puerto y que salvara a la tripulación, pero ya ambos comandantes habían tomado una decisión audaz: volver a romper el bloqueo que ejercían las naves chilenas. Así que se pusieron a la espera de la oportunidad.
Efectivamente, a las 16H20, los comandantes de la “Unión”, descubren que todos los comandantes de los buques que sostenían el bloqueo comenzaron a converger en el “Almirante Cochrane”. La decisión fue difícil, considerando que la salida del puerto estaba siendo obstruida por cinco buques chilenos, es decir, dos naves más de las que mantenían el bloqueo en la madrugada cuando entró al puerto; sumado a lo anterior, la “Unión”, ahora tenía daños de consideración producto del cañoneo a que fue sometida durante el día. Por otro lado Villavisencio y Aljovín, se daban cuenta que en cualquier momento los chilenos reiniciarían el cañoneo y esta vez la corbeta no tendría salvación.
Los comandantes de la nave peruana no se equivocaban; efectivamente, en el “Almirante Cochrane”, se desarrollaba una Junta de Comandantes de buques chilenos, convocados por el comandante Juan José Latorre, en la que discutían las próximas acciones a seguir para terminar de hundir a la corbeta peruana. A las 16H30, el comandante Villavisencio se dirigió a la tripulación de la corbeta peruana, preguntando: “Hombres, ¿Ustedes quieren morir en tierra o en el mar?”. La respuesta fue unánime: “¡En el mar!”. Y así se dio orden de levar anclas.
Entonces el capitán Villavicencio, ordenó al capitán de fragata Arístides Aljovín, que izara el ancla sólo unos metros, manteniendo ésta dentro del agua, de manera que a la observación de los buques chilenos pareciera que la nave peruana se encontraba anclada; como la «Unión», había mantenido presión durante todo el combate y durante la descarga del día, este hecho no iba a preocupar mucho a las naves chilenas.
A las 17H00, a plena luz del día y bajo los entusiastas vivas de sus compatriotas y de las tripulaciones de las naves de guerra extranjeras observadoras, la “Unión” desatracó del muelle de Arica, maniobró dentro de la rada, enfilando la isla Alacrán. A la altura de esta isla, en vez de virar al norte, puso proa al sur rumbo a aguas chilenas.
El comandante Latorre, al percatarse de la maniobra, ordenó a sus comandantes seguir y capturar a la escurridiza corbeta peruana. Villavisencio gobernó la “Unión” a pesar de los incendios y averías que tenía y consiguió evadir a las naves chilenas perseguidoras recurriendo a las maniobras más insólitas.
[editar] Retorno al Callao
La “Unión” por su parte, puso rumbo sur hacia aguas chilenas, sosteniendo la cadencia de la navegación, hasta bien entrada la noche; el comandante ordenó entonces poner proa hacia el oeste unas horas, para luego poner proa al norte de regreso a su base en el Callao. La nave peruana entró al puerto del Callao, el 20 de marzo de 1880, ante el asombro de todos, con 48 impactos de cañón en la chimenea, en la proa y en la torre de mando, producto del combate con la escuadra chilena. Había llevado a cabo una misión difícil, la más difícil de todas; el gobierno, en reconocimiento, le confirió la Cruz de Hierro.
En una carta fechada el 18 de marzo de 1880, el teniente coronel EP Ricardo O´Donovan, Jefe de Estado Mayor de la Séptima División del Ejército Peruano en Arica, escribió a su hermano Enrique en Trujillo sobre la acción de Villavisencio:
“Después que te escribí ayer siguió la ansiedad por el combate de Arica y con la convicción de que la corbeta “Unión” sería perdida. Villavisencio consultó qué haría cuando le rompieron parte del caldero y el andar de la corbeta rebajaba a 10 nudos. Montero le autorizó para que no saliera y hasta que varara el buque si fuese necesario y cuál no habría sido el gusto de todos al ver que compuesta la avería emprende su salida y se escapa de los enemigos como un águila; la persiguió el “Almirante Cochrane” y tuvo que abandonar la empresa regresando al puerto avergonzado. Se dice que el “Amazonas” sigue a la “Unión”. Villavisencio es pues el hombre llamado a ejecutar estas empresas. Inteligencia, valor y fortuna; yo lo saludé en la orden de la plaza como verás en el santo que di para el servicio del ejército”. — Ricardo O´Donovan, 18 de marzo de 1880