Costumbres de la Antigua Grecia
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Las costumbres de la Antigua Grecia son las rutinas diaria de los habitantes, las ciudades, los oficios, la economía, sus necesidades y sus beneficios.
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[editar] Organización del Estado
La antigua Grecia estaba dividida en diferentes ciudades estado llamadas Polis . Las polis griegas eran ciudades-estado totalmente independientes. Tras la desaparición de la civilización micénica los griegos formaron pequeñas comunidades, que evolucionaron en el siglo VIII adC, y se convirtieron en ciudades. Estas ciudades se conocieron con el nombre de "ciudades-estado" o polis. A diferencia de las ciudades de los grandes imperios (Mesopotamia, Egipto, Persia), que estaban organizadas alrededor del palacio real y del templo, el centro de la polis lo constituía el ágora, un espacio abierto donde los ciudadanos acudían para comerciar y para intercambiar ideas. En el ágora tiene lugar la vida política de la polis, y en ella surge también la filosofía griega.
El aspecto orográfico de Grecia hizo que las polis se situaran en su gran mayoría en territorios costeros de difícil acceso y en valles que estaban rodeados por montañas.
Las polis se constituyeron como una unidad política, social y económica de Grecia, pero si bien compartían una lengua, religión común, lazos culturales y una identidad racial e intelectual que exhibían con orgullo, los habitantes de estas ciudades no pudieron fundar un estado unificado. Existía una gran rivalidad entre las diferentes polis, consideraban que el reducido tamaño de cada una era lo más idóneo para practicar una adecuada política.
[editar] Religión

Los griegos creían en un panteón de dioses y diosas que estaban asociados con los aspectos específicos de la vida. Por ejemplo, Afrodita era la diosa del deseo sexual, mientras Ares era el dios de la guerra y Hades el de los muertos. Algunas deidades como Apolo y Dioniso revelaban personalidades complejas y mezcolanza de funciones, mientras otros como Hestia (literalmente ‘hogar’, ‘chimenea’) y Helios (literalmente ‘sol’) eran poco más que personificaciones. Había también deidades específicas de un lugar: dioses de los ríos, ninfas de manantiales, cuevas y bosques. Héroes y heroínas locales también solían ser venerados en sus tumbas por habitantes de las zonas cercanas.
Muchos seres descritos en los mitos griegos podrían ser considerados «dioses» o «héroes». Algunos sólo eran reconocidos en el folclore o adorados localmente en ciertos lugares (por ejemplo Trofonio) o durante festivales concretos (por ejemplo Adonis). Los templos más impresionantes tendían a estar dedicados a un número limitado de dioses: los doce olímpicos, Heracles, Asclepio y ocasionalmente Helios. Estos dioses fueron el centro de grandes cultos panhelénicos. Era sin embargo común que muchas regiones y poblaciones dedicasen sus propios cultos a las ninfas, los dioses menores y los héroes locales. Muchas ciudades también honraban a los dioses más conocidos con ritos locales característicos y les asociaban extraños mitos desconocidos en los demás lugares.
[editar] Los primeros dioses
Un tipo de narrativa sobre la edad de los dioses cuenta la historia del nacimiento y los conflictos de las primeras divinidades: Caos, Nix (Noche), Eros (Amor), Urano (el Cielo), Gea (la Tierra), los Titanes y el triunfo de Zeus sobre los olímpicos. La Teogonía de Hesíodo es un ejemplo de este género. Sobre estos temas giran también muchos poemas hoy perdidos, incluyendo unos atribuidos a Orfeo, Museo, Epiménides, Abaris y otros legendarios profetas, que se usaban en rituales privados de purificación y en ritos misteriosos. Unos pocos fragmentos de estas obras se conservan en citas de filósofos neoplatónicos y fragmentos de papiro recientemente desenterrados.
El pensamiento griego antiguo sobre poesía consideraba la teogonía, o canción sobre el nacimiento de los dioses, como el género poético prototípico —el mythos prototípico— y le atribuían poderes casi mágicos. Orfeo, el poeta arquetípico, era también el arquetipo de cantante de teogonías, que usaba para calmar mares y tormentas en la Argonáutica de Apolonio, y para conmover los pétreos corazones de los dioses del inframundo en su descenso al Hades. Cuando Hermes inventa la lira en el Himno Homérico a Hermes, lo primero que hace es cantar el nacimiento de los dioses. La Teogonía de Hesíodo no es sólo el relato sobre los dioses conservado más completo, sino también el relato conservado más completo de la función arcaica de los poetas, con su larga invocación preliminar a las Musas.
[editar] Los dioses olímpicos
Tras el derrocamiento de los antiguos dioses por parte de los olímpicos, otro conjunto de mitos cuenta la historia del nacimiento, penas y hazañas, y eventual ascenso al Olimpo de alguno de los dioses de la generación más joven: Apolo, Hermes, Atenea, etcétera. Los himnos homéricos son la fuente más antigua de esta clase de historias. Están con frecuencia estrechamente relacionados con los centros de culto del dios en cuestión: el Himno homérico a Apolo está compuesto de dos narraciones anteriores, contando una su nacimiento en Delos y la otra su establecimiento en el oráculo de Delfos. Similarmente, el Himno homérico a Deméter, con su cuento del rapto de Perséfone por Hades, narra el origen de los misterios eleusinos.
[editar] Familia
[editar] Indumentaria
El traje ordinario en la Grecia antigua constaba de dos piezas:
- la inferior, el quitón, era una túnica, por lo común, sin mangas que llegaba hasta las rodillas y se ceñía a la cintura
- la superior, el himatión, consistía en una especie de manto rectangular que se echaba sobre el hombro izquierdo y se recogía por el lado opuesto, dejando ordinariamente libre en sus movimientos el brazo de esta parte; y cuando se iba de viaje o de guerra se cambiaba el himatión por la clámide, capa rectangular en tres de sus lados y algo circular en la parte que rodeba el cuello, más corta que el manto y abrochada con fíbula sobre el hombro derecho.
[editar] Alimentación
Los antiguos griegos hacían tres comidas al día:
- un desayuno (ἀκρατισμός / akratismós), compuesto de pan de cebada mojado en vino puro (ἄκρατος / ákratos); al que eventualmente se le agregaban higos o aceitunas;
- un almuerzo (ἄριστον / ariston) somero, que se tomaba al mediodía o al principio de la tarde;
- una cena (δεῖπνον / deĩpnon), la comida más importante del día, que tenía lugar generalmente a la caída de la noche;
Puede añadirse una merienda (ἑσπέρισμα / hespérisma), que se solía tomar al anochecer.
Comían sentados, el empleo de banquetas estaba reservado a los banquetes (de ahí su nombre). Las tortas de pan podían servir de plato, pero son más corrientes los recipientes de terracota o de metal. La vajilla se refina con el tiempo y, por ejemplo, encontramos platos de materiales preciosos o de vidrio a lo largo de la época romana. El tenedor es desconocido, se come con los dedos. Se ayudaban de un cuchillo para cortar la carne y de una cuchara semejante a las cucharas de hoy en día para comer sopas y caldos.
[editar] Filosofía
En sentido estricto, el inicio de la Historia de la Filosofía occidental se sitúa en Grecia hacia el siglo VII adC, en las colonias de Jonia y suele considerarse como primer filósofo a uno de los Siete sabios de Grecia, Tales de Mileto, que fue además astrónomo y matemático.
Los grandes períodos en los que se suele dividir la Historia de la Filosofía occidental no son absolutamente precisos, ya que el pensamiento filosófico no ha seguido una evolución lineal, sino en bucle; con avances y retrocesos. La filosofía griega abarca desde el siglo VII adC hasta el siglo III adC; pero su influencia se ha prolongado hasta nuestros días, debido sobre todo al pensamiento y la escuela de Platón y Aristóteles (siglo IV adC). La principal característica de la filosofía griega es el esfuerzo de la razón humana por explicar todos los fenómenos cósmicos y humanos mediante análisis y argumentos racionales sin acudir a explicaciones de carácter mítico o religioso.
[editar] Presocráticos: el período cosmológico
La Filosofía griega surge a partir de las primeras reflexiones de los presocráticos, centradas en la naturaleza, teniendo como base el pensamiento racional o logos. El objetivo de los filósofos presocráticos será encontrar el arjé, o elemento primero de todas las cosas, origen, sustrato y causa de la realidad o cosmos. La búsqueda de una sustancia permanente, frente al cambio, de la esencia frente a la apariencia, de lo universal frente a lo particular será lo que siente las bases de las posteriores explicaciones filosóficas.
[editar] Período antropológico
La escuela sofística primero, y Sócrates después, centrarán sus reflexiones en la ética y la política, así como en la naturaleza del lenguaje, las normas, las leyes y la sociedad. Su interés se separa de la cosmología para centrarse en los asuntos humanos.
[editar] Período ontológico
La aparición de grandes pensadores sistemáticos (como Platón y Aristóteles) supondrá la consagración de las primeras grandes concepciones filosóficas, que incluirán una pluralidad de temas, desde la cosmología hasta la política, pasando por la antropología o la ética.
[editar] Período helenístico
Suelen incluirse en esta etapa a las diferentes escuelas posteriores, como los peripatéticos, los escépticos, los cínicos, los epicúreos y los estoicos, todos ellos preocupados por cuestiones fundamentalmente éticas.Eran unos feos deprimidos
[editar] Economía
Los griegos eran principalmente campesinos dedicados a labores de producción agropecuarias, de hecho puede decirse que corresponden a sociedades de auto consumo, sin embargo el comercio entre ciudades era también muy importante, claro que estos contactos también se debieron a los continuos enfrentamientos bélicos entre estados.
[editar] Medicina
[editar] La medicina hipocrática
Se describe el cuerpo humano como una asociación de los cuatro humores: flema (agua), bilis amarilla (fuego), bilis negra (tierra), y sangre (aire). La enfermedad se desarrolla por una pérdida del equilibrio de estos humores. El mantenimiento de la salud se efectúa a través de la dieta y la higiene. Éstas ideas persisten durante la Edad Media y el Renacimiento.
Por otra parte uno de los más importantes hechos establecidos por la medicina hipocrática fue la división de las labores de los médicos. Antes de esto las funciones del médico eran sanar o matar.
[editar] Métodos de tratamiento
La medicina hipocrática era, simple, estéril y apacible siempre que sea posible. Por ejemplo, solamente se usaba el agua limpia o vino para tratar las heridas, aunque el tratamiento “seco” era preferible[1].
El método hipocrático era muy acertado al tratar dolencias simples tales como las fracturas que requirieron la tracción estirara el esqueleto y hacia presión sobre el área dañada. El banco hipocrático, fue un sistema que precedía a un dispositivo de tortura, y otros dispositivos fueron utilizados con este fin.
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[editar] Crisis
Un concepto importante en medicina hipocrática era el de crisis, de un punto en la progresión de la enfermedad en la cual la ésta comenzaría a derroter al paciente y como consecuencia el paciente morirá, o del contrario, los procesos naturales haran que el paciente se recupere. Después de una crisis, podía seguir un recaída, y entonces una crisis definitiva (fatal). Las crisis ocurren en los días críticos, que, como se suponía, eran un tiempo fijado antes de la contajio de la enfermedad. Si una crisis ocurre en un día lejos de un día crítico, se puede esperar una recaída.
[editar] Ejército
[editar] El ejército espartano
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Este poder terrestre de Esparta se basaba en primer lugar en un sistema educativo desde la infancia totalmete orientado a la preparación para la guerra.
De los 16 a los 20 años el adolescente se convertía en irene de primer, segundo, tercer o cuarto año. El «irenado», corespondía a la efebía ática, con la diferencia de que ésta era más breve, dos años tan sólo.
A los 20 años todo espartano se incorporaba al ejército activo, pero su formación militar no había finalizado. La educación de los espartanos se prolongaba hasta la edad madura.
De los 20 a los 30 años, estos jóvenes guerreros, aunque estuvieran casados, seguían viviendo con sus «camaradas de tienda», y seguían comiendo todos juntos (sissitías).
Todavía no se les permitía el acceso al ágora, ni podían ejercer sus derechos políticos. Para ellos la vida familiar no podía empezar hasta después de los 30 años, pero laterada además por la costumbre de esas comidas en grupo.
A los 60 años el espartano quedaba al fin liberado del servicio militar, y podía formar parte del Senado (Gerousia). Pero seguía pasando mucho tiempo en los gimnasios vigilando los ejercicios de los niños y las luchas de los irenes.
El ejército espartano, mandado por uno de los dos reyes que vigilaban a menudo los éforos, estaba compuesto únicamente por los hoplitas, ciudadanos de pleno derecho o periecos.
Esta infantería pesada estaba dividida en 5 regimientos (mores o moras), mandados por los polemarcos, a cuya orden estaban los locagós, jefes de batallón, los pentecontarcas, comandantes de compañía y los enomotarcas, jefes de sección.
Las distintas unidades maniobraban con tal flexibilidad que provocaron la admiración del ateniense Jenofonte, sobre todo por pasar de la formación de marcha n columna a la formación en línea: un movimiento de conversión ponía al instante a todas las secciones a la latura de la sección de cabeza, que se había detenido; si en ese momento hubiera aparecido por detrás una tropa enemiga, cada fila habría llevado a cabo una sabia contramarcha para que los mejores soldados estuvieran siempre ferntre al enemigo en primera línea.
Los hoplitas de Esparta, se distinguían a simple vista de los de otras ciudades por el color de su túnica y por su cabellera. sus túnicas eran de color escarlata para, según decían, «que la sangre no se notara», mientras que en el ejército ateniense, por ejemplo, sólo el traje de los oficiales estaba adornado con franjas púrpuras. LLevaban el pelo largo, lo que ne la Grecia de Pericles era un araísmo.
Antes de la batalla limpiaban y cuidaban esa cabellera que por lo general debían llevar bastante descuidada. Antes de la batalla de las Termópilas un jinete persa enviado por Jerjes como observador al campo de Leónidas consiguió sorprender a los soldados espartanos «algunos de los cuales, no dice Herodoto, se dedicaban a relizar ejercicios, mientras que otros se peinaban».
Esparta tenía plena confianza en sus hoplitas, decididos a morir in situ antes que retroceder. Tenía una caballería muy exigua.
En el campo la disciplina era muy estricta, y la menor falta se castigaba con bastonazos. Las faltas graves suponían la muerte o la degradación militar y la pérdida de los derechos cívicos.
La única debilidad de Esparta desde el punto de vista militar (debilidad que a la larga fue mortal) era la falta de hombres, la oligantropía. Sus hoplitas eran admirables, pero escasos. La casta de los Iguales (homoioi), cuya existencia material estaba ligada a las porpiedades rurales (cleroi) cultivadas en su provecho por las clases inferiores, era sumamente cerrada y, por egoísmo, limitaba el número de hijos, hasta el punto de que la pérdida en las batallas la redujeron sin cesar y terminaron por aniquilarla literalmente.
En Platea, en el 479 adC, había 5.000 hoplitas espartanos (acompañados por 5.000 hoplitas periecos y por una multitud de 35.000 hilotas ligeramente armados); un siglo después, en Leuctra en el 371 adC, habría ya tan sólo 700 hoplitas espartanos. (Jenofonte, Helénicas, vi, 4, 15)
Sin embargo, a pesar de su reducido número, los hoplitas de Esparta, a causa de su perfecto enetrenamiento y de su sentido del honor y de la disciplina, siguieron siendo los dueños indiscutibles de los campos de batalla, hasta el moneto preciso de la batalla de Leuctra, donde fueron vencidos por el ejército tebano de Epaminondas.
[editar] El ejército beocio
Los beocios siempre tuvieron una de las mejores caballerías de Grecia. Sus hoplitas no llevaban el escudo redondo habitual, sino un escuo ligeramente ensanchado por ambos lados.
En el siglo IV adC, Górgidas creó el famoso «batallón sagrado» de Tebas, una tropa de élite de 300 hombres nada más, pero concebida como una «unidad de choque». Los hopiltas de este batallón eran parejas de amantes. En tebas, cuando un joven llegaba a la edad de nrolarse, era su erasta quien le regalaba su equipo militar completo, la panoplia.
Epaminondas, logró por fin dominar la táctica de los lacedemonios, mediante un nuevo sistema de combate, el ataque en orden oblicuo, y así es como pudo vencer a los guerreros de Esparta.
[editar] El ejército ateniense
En Atenas, la infancia y el comienzo de la adolescencia se desarrollaban con mayor libertad y en condiciones muy diferentes a Esparta.
El joven ateniense se ejercitaba con regularidad en la palestra, bajo la dirección del pedotriba, y la gimnasia era una preparación normal para el oficio de las armas: la lucha, la carrera, el salto y el lanzamiento del disco desarrollaban la fuerza física y la elasticidad. en cuanto a la quinta prueba del pentatlón, el lanzamiento de jabalina, se trataba ya de un ejercicio puramente militar.
Para los hombres adultos, que habían superado ya la edad de la efebía, la gimnasia constituía el mejor medio de mantenerse en forma y de entrenarse entre dos campañas. En el siglo V adC, la mayoría de los atenienses de todas las edades proseguían con este entrenamiento que les mantenía preparados para soportar las fatigas militares.
A partir del siglo IV adC, hubo cierto relajamiento en la práctica del deporte. en esa época fue precisamente cuando las ciudades griegas trataron de confiar a soldados mercenarios la tarea de defenderlos, a cambio de un sueldo, mientras que antes de la guerra del Peloponeso, los ejércitos griegos estaban compuestos casi exclusivamente por ciudadanos.
Todo ateniense tenía que servir a su polis de los 18 a los 60 años. De los 18 a los 20, era efebo. en este momento realizaba su aprendizaje militar.
De los 20 a los 50 años, como «hoplita del catalogo (lista de reclutamiento)» o como jinete, formaba parte del ejército activo, alguna de cuyas clases, y a veces todas se movilizaban al comienzo de la campaña militar fuera del país (éxodos).
De los 50 a los 60 años pasaba a ser veterano, los presbytatoi, que con los efebos y los metecos de cualquier edad integraban una especie de ejército territorial encargado de defender las fronteras y las plazas fuertes del Ática.
En tiempos de paz el grueso del ejército solo era una milicia disponible, excepto los efebos, que durante dos años estaban ocupados por entero en sus ejercicios y, por esa misma razón, exentos de cualquier deber político o incluso de comparecer ante la justicia. Eran ciudadanos desde el momento de su ingreso en la efebía, pero no ejercían sus derechos hasta que habían transcurrido esos dos años.
El ateniense pasaba pues 42 años de servicio y cada una de estas 42 clases se designaban con el nombre de un héroe epónimo. Los ciudadanos que habían llegado a los 60 años quedaban liberados de toda obligación militar y se convertían en diaitetas, árbitros públicos, algo parecido a los «jueces de paz».
Al inicio d la guerra del Peloponeso en el 431 adC, Atenas poseía un ejército activo de 13.000 hoplitas y 1.000 jinetes, y un ejército territorial de 1.400 efebos, 2.500 veteranos y 9.500 metecos, unos 27.400 hombres.
A pesar de una teoría de origen alemán que ha prevalecido durante largo tiempo, es cierto que en le siglo V adC existía la efebía. Los hoplitas de Maratón habían recibido seguramente una formación militar. Solo cabe preguntarse si a partir d ese momento todos los atenienses estaban obligados a pasar por la efebía, es decir, si la clase humilde, los tetes, que eran sobre todo remeros de la flota, estaban exentos de ella. Aristóteles nos describe con detalle la institución en el siglo IV adC, que tal vez no había sufrido cambios importantes desde la época de Pericles.
A comienzos del año ático, en Hecatombeon, los jóvenes atenienses de 18 años se inscribían como demotas, es decir como miembros del demo de su padre. La asamblea del demo comprobaba su edad y decidía mediante votación si eran hijos legítimos y de condición libre. cualquier impugnación suponía su remisión ante un tribunal de la Heliea y el joven convicto de impostura era vendido inmediatamente por el Estado como esclavo.
Más tarde la Bulé sometía a los efebos a un nuevo examen. Las aptitudes físicas de los jóvenes las valoraban, sin duda alguna, bien la asamblea del demo, bien la Bulé en un consejo de revisión e incluso un tribunal en caso de impugnación.
En el templo de la diosa Aglauro, al norte de la Acrópolis, los efebos prestaban más tarde este juramento, con la mano extendida sobre el altar:
No deshonraré las armas sagradas que llevo; no abandonaré a mi camarada de lucha; combatiré por la defensa de los santuarios del Estado, y transmitiré a la posteridad no una patria empequeñecida, sino más grande, más poderosa, en la medida de mis fuerzas y con la ayuda de todos. Obedecer a los magistrados, a las leyes establecidas y las que se instituyan debidamente; si alguien intentara abolirlas se lo impediré con todas mis fuerzas y con la ayuda de todos. Honraré los cultos de mis padres. Tomo como testigos a las divinidades: Aglauro, Hestia, Enio, Enialio, Ares y Atenea, Areia, Zeus, Talo, Auxo, Hegemones, Heracles, los Limites de la patria, los Trigos, las Cebadas, las Viñas, los Olivos y las Higueras
.
Esta lista de divinidades, sobre todo Aglauro, Talo, Auxo, y la inclusión de los límites y de los frutos del Ática tenían un carácter arcaico muy evidente: dicha fórmula de juramento es seguramente anterior al siglo V adC.
Para dirigir a los efebos, el pueblo elegía a un sofronista (censor) por tribu, de una lista de tres nombres elegidos por los padres de los efebos, y un cosmeta (director), jefe de todo el cuerpo efébico. Él nombraba también a los instructores de los efebos (pedotribas) y a los maestros especiales que les enseñaban a luchar como hoplitas (hoplomaquia), a tirar el arco y lanzar la jabalina: en la época de Aristóteles se había añadido un instructor para maniobrar la catapulta, recientemente inventada. El traje distintivo de los efebos, la clámide, parece haber sido, en su caso, negra.
El año de servicio se iniciaba dos meses después del comienzo del año civil, boedromion. Cosmeta y sofronistas empezaban por llevar a sus efebos a visitar los santuarios del Ática (que deberán defender), luego acuden a El Pireo donde estaban acuartelados, unos en Muniquia, otros en la Acté.
El sofronista recibía dinero para los efebos de su tribu (cuatro óbolos por cabeza y día) y compraba lo necesario para la alimentación de todos, pues comían por tribus.
Tal vez se hacia ya entonces la división entre infantería y caballería, en esta escuela de efebía, pero no es seguro. El cosmeta debía preocuparse por convertir a los efebos en buenos jinetes y enseñarles a lanzar la saeta desde el caballo.
De este modo transcurría el primer año, al final del cual se celebraba en el teatro una asamblea del pueblo, donde se pasaba revista a los efebos en movimientos de orden cerrado. En ese momento el estado les daba un escudo y una lanza, hacían marchas militares por el Ática y estaban acuartelados en las fortalezas.
Durante ese segundo año los efebos se comportaban como peripoloi, esto es, como soldados patrulleros en torno a las fortalezas de Eléuteras, de Filé y de Ramnunte.
En Ramnunte, unas inscripciones del siglo IV adC permiten evocar la vida de los efebos y sus relaciones con la población local. Los ejercicios de los efebos requerían un elevado consumo de aceite y ciudadanos de Ramnunte contribuían con sus propios fondos, con una generosidad que les suponía agradecimiento y honores (coronas) otorgados por los efebos y sus jefes.
El pequeño teatro de Ramnunte tenía una animación especial gracias a la presencia de los efebos: Sentados en los lugares de honor (de la proedría) los magistrados del demo y los oficiales de la guardia participaban en los espectáculos que allí se celebraban, sobre todo concursos de comedias.
[editar] Deporte
Desde los primeros tiempos, los ejercicios físicos del hombre, tenían como finalidad su supervivencia; se preparaban para cazar, pescar y defenderse. Pero en la Antigua Grecia los ejercicios físicos adquirieron una mayor importancia. Pera los griegos, la belleza y la fuerza física perseguían un objetivo: la educación armónica y completa del cuerpo y del espíritu.
La principal manifestación deportiva de la Antigua Grecia fueron los Juegos olímpicos en la antigüedad.
Los Juegos olímpicos en la antigüedad (llamados así por celebrarse en la ciudad de Olimpia) fueron fiestas religiosas, culturales y deportivas celebradas en la antigua Grecia (776 adC - 392 dC) en honor a los dioses mayores. En ellos participaban los atletas, que debían ser ciudadanos, sólo hombres, y se entrenaban durante años en los gimnasios.
Existen muchas leyendas a cerca del origen de los antiguos Juegos Olímpicos. Una de ellas asocia los primeros Juegos con el concepto de la antigua Grecia de εκεχειρία (ekecheiria) o Tregua Olímpica. La fecha de comienzo de los mismos sirve como referencia al calendario helénico y se considera en el año 776 adC, aunque las opiniones de académicos la sitúan en un intervalo entre el año 884 adC y el 704 adC.
Los juegos ocuparon un lugar muy importante en la vida pública de las ciudades. Los organizaban y presidían sus magistrados que representaban en ellos al estado. La vida pública quedaba paralizada durante las fiestas ya que se suspendía toda actividad oficial. Durante ellas solamente se resolvían los asuntos de extrema urgencia. Ejercían una gran influencia en las relaciones de los estados, se acudía a ellos desde los sitios más remotos y se establecían treguas de carácter sagrado. Los juegos públicos eran una ocasión de acercamiento entre los Estados Griegos. Constituían el alma de las relaciones interhelénicas, puesto que equivalían a verdaderas asambleas generales del pueblo griego. Progresivamente además de las polis de la Grecia continental, aumentó la participación de las múltiples colonias griegas diseminadas por las costas del Mediterráneo. Olimpia se convirtió en una poderosa fuerza, que aglutinó, con la idea de un panhelenismo creciente, a todos los emigrantes griegos dispersos por el mundo helénico. La participación oficial de las ciudades griegas en las ofrendas y sacrificios y la colaboración de los particulares creaba una sensación de hermandad y surgía el sentimiento de la pertenencia a una estructura socio-política superior al de la polis. Paralelamente el espíritu de competencia, monopolizado tradicionalmente por la nobleza, se extendió al resto de la sociedad, que sin abandonar aun sus raíces religiosas, infundieron en el deporte características más democráticas.
[editar] Costumbres atenienses
[editar] Clases sociales
En Atenas del siglo V a.c, la progresiva ampliación de la participación política no alcanzó nunca a todas las clases sociales que eran:
[editar] Los ciudadanos
Eran los únicos que podían poseer tierras, y dedicarse a los asuntos de la Polis. Para los griegos, la verdadera ocupación del ciudadanodel ciudadano era participar en la política de la ciudad.
[editar] Los Metecos
Eran los extranjeros recidentes en Atenas. Eran libres y podían participar de ceremonias cívicas y religiosas. Tenían en sus manos la mayor parte del comercio marítimo, la banca, y la producción mercantil.Pero carecían de derechos políticos y no podían tener una tierra.
[editar] Los esclavos
Estaban en el último peldaño de la escala social, eran propiedad de otras personas, carecían de libertad. El esclavo no tenía derecho sobre su persona y estaba obligados a trabajar contra su voluntad. Pero el propietario no tenía sobre el esclavo derecho de vida o muerte.
[editar] El esclavismo
En la Atenas de Pericles la proporción esclavos/ciudadanos libres era quizá de 3 a 2. En otras poleis (Quíos, Egina, Corinto) probablemente más. Aristóteles daba por supuesto la necesidad de esclavos en abundancia y Jenofonte proponía como proporción ideal 3 a 1. Lo verdaderamente importante es que por primera vez los esclavos fueron utilizados de forma habitual en la artesanía, la industria y la agricultura en escala superior a la utilización doméstica, propia de una concepción menos utilitaria y más de ostentación.
Al tiempo que la esclavitud se hacía general, la naturaleza de la esclavitud se hacía absoluta: ya no consistía en una forma relativa de servidumbre entre otras muchas, a lo largo de un continuo gradual, sino en una condición extrema de pérdida completa de libertad, que se yuxtaponía a una libertad nueva y sin trabas. La libertad y la esclavitud helénicas eran indivisibles: cada una de ellas era la condición estructural de la otra, en un sistema diádico que no tuvo precedente ni equivalente en las jerarquías sociales de los imperios del Oriente Próximo, que no conocieron ni la noción de ciudadanía libre ni la de propiedad.
[editar] Costumbres espartanas
[editar] Clases sociales
[editar] Los ciudadanos
Los únicos que poseían derechos políticos eran los espartanos descendientes de los conquistadores dorios, llamados “astoi” o “ciudadanos” (término más aristocrático que el de “polités”, habitual en otras ciudades griegas). También se les conocía como “Homoioi” (“Pares” o “Iguales”). Recibían educación militar desde los 7 a los 17 años y adquirían la mayoría de edad a los 30, cuando podían ser parte de la Asamblea de los Ciudadanos y tenían que casarse. Existía un cierto número de ciudadanos considerados cobardes en el combate, a los que los historiadores denominan con el término latino de “tresantes” (“los temblorosos”). Según Heródoto, Jenofonte, Plutarco y Tucídides, a los “temblorosos” se les sometía a toda clase de desprecios y vejaciones: obligación de pagar el impuesto de soltería, expulsión de los equipos de pelota, de los coros, de las comidas en común, etc. Su estado de marginación era casi tan absoluto como el de los ilotas, con la excepción de que ellos sí podían acceder a los lugares públicos (siempre en los últimos puestos) y que les estaba permitido redimir su deshonra mediante actos de valor en la guerra.
Un auténtico espartano debía ser hijo de padres espartanos, haber recibido la educación espartana, hacer sus comidas junto a los demás ciudadanos en los comedores públicos y poseer una propiedad suficiente como para permitirle sufragar los gastos de su ciudadanía.
El nombre de “Homoioi” (“Iguales”) es testimonio, según Tucídides, del hecho de que en Esparta “se ha instaurado la máxima igualdad entre el estilo de vida de los acomodados y el de la masa” (I, 6, 4): todos llevan una vida en común y austera.
[editar] Los periecos
Los periecos eran desendientes de los miembros de las comunidades campesinas que no opusieron resistencia a los invasores Dorios y, por lo tanto, no fueron sometidos por la fuerza. Los periecos podían vivir en libertad en sus tierras, pero carecían de derechos políticos. Se ocupaban de las actividades artesanales y comerciales. Debían pagar al Estado altos tributos y podían ser obligados a incorporarse al ejército.
[editar] Los Ilotas
Los Ilotas eran desendientes de los miembros de las comunidades campesinas que opusieron resistencia a los invasores Dorios. Estban obligados a cervir a los ciudadanos, el Estado los distribuía ente los iguales para que trabajaran sus tierras, Los ciudadanos se quedaban con casi todo lo producido, mientras que solo una pequeña parte le correspondía a los ilotas. No tenían ningún tipo de derechos y carecían de protección de las leyes. No eran esclavos sino siervos públicos y como pertenecían al estado no podían ser comprados ni vendidos.
[editar] La educación espartana
La educación espartana (“agogé”), sistema educativo introducido a partir de Licurgo, se caracteriza por ser obligatoria, colectiva, pública y destinada en principio a los hijos de los ciudadanos, aunque parece que en ocasiones se debió admitir a ilotas o periecos, y los hijos de un ateniense como Jenofonte se educaron en Esparta. La educación espartana estaba enfocada principalmente a la guerra y el honor, hasta tal punto que las madres espartanas decían a sus hijos al partir hacia la guerra: "vuelve con el escudo o encima de él", en referencia a que mantuviesen el honor y no se rindiesen nunca aunque con ello perdieran la vida.
Esparta practicaba una rígida eugenesia. Nada más nacer, el niño espartano era examinado por una comisión de ancianos en el "Lesjé" (“Pórtico”), para determinar si era hermoso y bien formado. En caso contrario se le consideraba una boca inútil y una carga para la ciudad. En consecuencia, se le conducía al "Apótetas" (lugar de abandono), al pie del monte Taigeto, donde se le arrojaba a un barranco. De ser aprobado, le asignaban uno de los 9.000 lotes de tierra disponibles para los ciudadanos y lo confiaban a su familia para que lo criara, siempre con miras a endurecerlo y prepararlo para su futura vida de soldado.
A los siete años (o a los cinco, según Plutarco) se arrancaba a los niños de su entorno familiar y pasaban a vivir en grupo, bajo el control de un magistrado especial, en condiciones paramilitares. A partir de entonces, y hasta los veinte años, la educación se caracterizaba por su extrema dureza, encaminada a crear soldados obedientes, eficaces y apegados al bien de la ciudad, más que a su propio bienestar o a su gloria personal (ésta última, el ideal de los tiempos homéricos). Los muchachos deben ir descalzos, sólo se les proporciona una túnica al año y ningún manto y, sometidos a una subalimentación crónica, se les fuerza a buscarse su propio sustento mediante el robo. Las disciplinas académicas se centran en los ejercicios físicos y el atletismo (los espartanos sobresalieron regularmente en los Juegos Olímpicos), la música, la danza y los rudimentos de la lectura y escritura.
Por lo que a la educación de las niñas se refiere, se encaminaba a crear madres fuertes y sanas, aptas para engendrar hijos vigorosos. Por ello, insistía igualmente en la educación física, así como en la represión sistemática de los sentimientos personales en aras del bien de la ciudad.
[editar] La Vivienda
[editar] Ciudad griega
La ciudad-estado griega, la polis, tenía un plano ortogonal, más regular cuanto más organizada estuviese la ciudad. Tenían edificios y lugares públicos donde se reunía el pueblo, y donde se organizó la democracia y surgió la filosofía. Estos lugares son los templos, el ágora, el mercado que a veces estaba cubierto con soportales (la stoa). También, fue necesario construir edificios de administración y de ocio, como los teatros y los estadios. El plano tópico es el que aplicó en Mileto Hipodamos, al que Aristóteles atribuye el habernos legado la doctrina de la distribución lógica de la ciudad. Este plano se basa en la disposición ortogonal de las calles y las manzanas. Todas las calles debían de tener la misma anchura, y la distribución de oficios debería hacerse con criterios lógicos. Los griegos construyeron colonias en diferentes partes del Mediterráneo, y para la construcción de nueva planta de una ciudad este tipo de plano es muy útil. Ciudades como Mileto, Atenas, Esparta, Antioquía, etc., tienen esta tipología, modificada sólo por la topografía. Siempre que se puede, el plano está orientado en dirección norte-sur, con lo que todas las viviendas tenían una fachada con vistas al sur.
[editar] La casa griega
La casa griega se organiza en torno a un patio central. Solían ser de adobe, y no especialmente de buena calidad: en Grecia se daba más importancia a la vida pública que a la privada.
Durante el periodo helenístico este tipo de ciudad se extiende por todo el mundo ya que se crean muchas urbes nuevas, varias con el nombre de Alejandría en la antigua Persia. Sin embargo, en parte, los lugares tradicionales, como el ágora, habían perdido su función.
[editar] Bibliografía
- Ruiz de Elvira, A.: Mitología clásica. 2ª edición corregida, 4ª reimpresión (Primera edición 1975). Gredos. Madrid, 2000. ISBN 84-249-0204-1.
- Grimal, P.: Diccionario de mitología griega y romana. Paidós Ibérica. Barcelona, 1981. (Traducción de la sexta edición del original francés Dictionnaire de la mythologie grecque et romaine, 1979.) ISBN 84-7509-166-0.
- Marcelo Musa, Ciencias sociales Historia 7, Santillana, Buenos Aires, 1997
- Instituto lexicográfico Durvan, Nueva enciclopedia del mundo, tomo 18, Bilbao, 1996.
- Santiago segura Murguía, Los Juegos Olímpicos. Educación, deporte, mitología y fiestas en la antigua Grecia, Anaya, Madrid, 1992.
- Raquel López Merlo, Así vivían en la Grecia antigua, Anaya, Madrid, 1994.
- M. I. Finley, Los griegos de la antigüedad, Labor, Barcelona, 1994
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