Reino de Navarra
De Wikipedia, la enciclopedia libre
|
El Reino de Navarra fue uno de los reinos medievales de Europa, con territorio en el norte de la península Ibérica y en el norte de los Pirineos occidentales. Su territorio fue menguando paulatinamente y en su etapa final, la Navarra peninsular (conocida como Alta Navarra), fue invadida por Fernando el Católico, con el apoyo de una de las dos facciones nobiliarias locales, y anexionada a la Corona de Castilla, evolucionando con el resto de las posesiones de la monarquía española en la península Ibérica al Reino de España, en tanto que la otra, la Navarra continental (Baja Navarra), coexistió con la corona francesa y terminó disolviéndose en la República Francesa tras la Revolución Francesa.
Inicialmente fue también conocido como Reino de los Pamploneses, Reino de Pamplona y Reino de Pamplona-Nájera. Actualmente, su territorio histórico está dividido entre la Comunidad Foral de Navarra (que forma parte de España) y el departamento de Pirineos Atlánticos (Francia) (al que pertenece el territorio de la antigua Baja Navarra). En su etapa de mayor expansión territorial, durante la Edad Media, este reino abarcó territorios atlánticos y se expandió más allá del río Ebro, hacia territorios situados en las actuales comunidades autónomas de La Rioja y País Vasco. Las capitales vascas de Vitoria y San Sebastián fueron fundadas por el rey navarro Sancho VI el Sabio.
Navarra fue uno de los núcleos pirenaicos de resistencia cristiana frente a la dominación islámica de la península Ibérica, que se formaron en el norte, al igual que el Reino de Aragón y los Condados Catalanes, o el Reino de Asturias en la Cordillera Cantábrica.
El título del príncipe heredero es Príncipe de Viana, que hoy en día ostenta Felipe de Borbón, hijo y heredero del rey Juan Carlos I.
Tabla de contenidos |
[editar] Evolución histórica
El espacio navarro se estructuró de manera dual tras la invasión musulmana. El norte permaneció poco tiempo bajo dominio musulmán y pronto se organizó en un núcleo cristiano de fugaz sometimiento al Imperio Carolingio y con centro en la ciudad de Pamplona (población fundada en época romana como Pompaelo por Pompeyo sobre un asentamiento vascón preexistente denominado Iruña). Su primer monarca conocido fue Íñigo Arista (Enneco Cognomento Aresta), cabeza conocida de la primera dinastía navarra.
Parece ser que en el sur, un conde hispanogodo oriundo de la zona (Casius) se puso a disposición de los invasores musulmanes y se convirtió al Islam consiguiendo así continuar señoreando esa zona del valle del Ebro y prolongando este poder entre los de su estirpe (los Banu Qasi) que durante generaciones afirmarán su poder en el sur del actual territorio navarro, aliándose con los Arista en diversas ocasiones en contra del poder central del emirato cordobés, o del del Imperio Carolingio.
[editar] El reino de Pamplona
La primera dinastía navarra (los Arista) será reemplazada tras tres reinados y en un episodio todavía misterioso por la dinastía Jimena (que ampliaría el solar del reino con la incorporación de las tierras riojanas y la Zona Media navarra), bajo la cual Navarra alcanzará la mayor extensión territorial a costa del Islam y de los señoríos cristianos vecinos. Justamente el apogeo se producirá con Sancho III el Mayor, incorporando extensos territorios a sus dominios, entre los que se encontraba el condado de Aragón, el de Castilla además del solar tradicional del reino (Pamplona y Nájera). A su muerte se divide el reino entre sus hijos, naciendo así los reinos de Castilla y Aragón.
[editar] La incorporación al Reino de Aragón
En 1076, tras el asesinato de Sancho IV, el de Peñalén (arrojado a un precipicio en Funes) Navarra se incorpora al Reino de Aragón, siendo en este período cuando se consuma la toma de Tudela y su distrito. Tras la muerte sin descendencia de Alfonso I el Batallador (1134), ni aragoneses ni navarros respetaron su testamento (que dejaba los reinos a la orden del Temple y a otras órdenes militares) y cada reino escoge un rey diferente.
[editar] El reino de Navarra
A pesar de separarse de Aragón, Navarra era ya para entonces un reino sin posibilidad de expansión al no tener frontera con los territorios musulmanes y encontrarse encajonado entre los ahora mucho más poderosos Castilla y Aragón.
El trabajo de los monarcas del siglo XII se basará en la reconstrucción y reorganización interior del reino y en hacer frente a las apetencias de reparto entre sus vecinos. Pese a todo participará en empresas como la batalla de las Navas de Tolosa (1212), en la que destacó el monarca navarro Sancho VII el Fuerte.
El expansionismo castellano y aragonés hizo menguar el territorio navarro. Los reyes de estos dos reinos firmaron en 1198 un tratado para repartirse el reino de Navarra, con el río Arga (que cruza Navarra de norte a sur) como frontera entre ambos reinos[1]. Así hacia 1200 y a pesar de un labor repobladora de la zona (fundación de Vitoria y San Sebastián), Castilla, apoyada en la baja nobleza, consigue el apoyo de facciones autóctonas en el Duranguesado, y luego en Álava, después de haber sitiado Vitoria durante nueve meses. Y por último Guipuzcoa mediante negociación, aunque después de haber entrado el ejército castellano en su territorio[1]. Según Pablo Gorosabel, el rey de Castilla entró en Guipúzcoa con solo 20 hombres de a caballo:
Guipuzcoa no tuvo en verdad guerra alguna con D. Alonso VIII ni otra facción armada de defensa del país, y, por consiguiente, tampoco pudo haber conquista. Por el contrario, aquel gran monarca, según algunas memorias históricas, entró en esta provincia con solos veinte de a caballo de acompañamiento, o sea, en actitud de paz; y aún esto se verificó antes de la rendición de la plaza de Vitoria, dejando su asedio a cargo de D. Diego López de Haro, Señor de Vizcaya — [2]
La muerte sin descendencia de Sancho VII el Fuerte, a pesar de haber dejado un pacto de prohijamiento con Jaime de Aragón, supone la entronización en Navarra durante casi dos siglos de dinastías francesas (la de Champaña, la Capeta y la de Evreux), que también dispondrán de territorios en Francia y descuidarán en diverso grado el gobierno del pequeño reino.
Tras la instauración de la Casa de Trastámara en Aragón a mediados del siglo XV, la crisis sociopolítica del reino fue paulatinamente polarizando a las fuerzas vivas de Navarra en torno a dos bandos: los beamonteses y los agramonteses. Es éste un conflicto complejo con posiciones y actitudes cambiantes que aparentemente es un conflicto entre facciones nobiliarias, pero que parece también evidenciar algún tipo de enfrentamiento socioeconómico montaña-ribera, según unos autores. De todas formas ambas facciones tenían una distribución por toda Navarra[3]. Este enfrentamiento llevaría a una cruenta guerra civil en 1441, cuando Juan II de Aragón (rey consorte de Navarra) se quedó para sí el trono, en vez cederlo a su hijo Carlos, Príncipe de Viana, al que le correspondía. Carlos había sido designado heredero del reino por el testamento de su madre la reina Blanca, aun prescribiendo dicho documento que no tomara posesión del reino sin el beneplácito de su padre Juan II. En 1452 el príncipe fue apresado en la batalla de Aibar.
La guerra civil persistió tras la muerte de Carlos, Príncipe de Viana en 1461 y a la de Juan II en 1479. Los beamonteses tenían el apoyo de los castellanos, mientras que los agramonteses tuvieron primero de los aragoneses (por ser Juan II rey de Aragón) y luego de los franceses.
[editar] La conquista castellana
Fernando el Católico, que era hermanastro del fallecido Príncipe de Viana (hijo de Juan II y su segundo matrimonio con Juana Enríquez), aprovechando el apoyo que ofrecía a los beamonteses invadió el Reino el 21 de julio de 1512[4]. Un ejército castellano con guías beamonteses entró en Navarra desde Álava al mando de Fadrique Álvarez de Toledo, segundo duque de Alba. Para esta acción, se argumento el que los reyes de Navarra habían firmado el tratado de Blois(tratado que decia "ser enemigo de mis enemigos", en que se tomaba como aliados a los franceses buscando conseguir estabilidad, y por tanto Navarra se había convertido en un estado beligerante y no neutral aliado de un monarca declarado cismático en el V Concilio de Letrán por el papa Julio II .
El hecho de que Pamplona, la capital (dominada por el bando beamontés), se rindiera en tres días (cayó el 25 de julio) determinó una operación total en el reino. En otros lugares, la resistencia fue mayor: Lumbier hasta el 10 de agosto, Estella hasta agosto, Roncal hasta el 9 de septiembre, al igual que Tudela, que fue el mayor bastión agramontés, donde para tomarlo tuvieron que venir fuerzas de Aragón[5]. Los reyes navarros Juan y Catalina se refugiaron en sus dominios situados al norte de los Pirineos, incluyendo la Baja Navarra, donde siguieron reinando.
La conquista de la Alta Navarra no finalizó aquí, ya que Catalina de Foix y Juan III de Albret, y posteriormente Enrique II, apoyados por los monarcas franceses, hicieron hasta tres intentos militares de recobrar el reino.
El primero lo realizaron ese mismo año, en noviembre, cuando un ejército de navarros agramonteses, franceses y mercenarios se adentraron en el reino con 15.000 hombres al mando de Juan de Albret y el general La Palice. Varias ciudades del interior se alzaron, como Estella, Cábrega, Monjardín y Tafalla, llegando a sitiar Pamplona del 3 al 30 de noviembre. Ante la llegada de refuerzos castellanos por el Perdón, se realizó un asalto precipitado el 27 de noviembre de Pamplona, que fracasó. Debido a la proximidad del invierno, las tropas franco-navarras iniciaron la retirada hacia el Baztán. En el puerto de Velate, la retaguardia fue sorprendida por fuerzas castellanas, en las que predominaban guipuzcoanos oñacinos, al mando de López de Ayala. La batalla de Velate terminó con la derrota y pérdida de más de mil hombres y doce piezas de artillería en los franco-navarros[6].
La segunda tuvo lugar en 1516, aprovechando la muerte de Fernando el Católico y la complicada sucesión castellana. El ejercito, al mando del mariscal Pedro de Navarra, mal pertrechado y equipado, fue derrotado en el Roncal por el coronel Fernando de Villalba. El mariscal fue hecho prisionero (moriría asesinado en el castillo de Simancas en 1522). Para evitar posteriores problemas, en cardenal Cisneros, regente de Castilla, ordenó la demolición de todas las fortalezas, exceptuando las estratégicas y las pertenecientes a los aliados beamonteses.
Sin éxito la vía militar, se intentó la diplomática. Así tuvieron lugar dos encuentros entre las partes, en Noyón (1516) y Montpellier (1519), que no arrojaron ningún éxito, por lo que los reyes navarros, apoyados por Francia, realizaron un último intento bélico.
En 1521, aprovechando la Guerra de las Comunidades que asolaba Castilla, y reinando Enrique II, que contaba con el apoyo incondicional de su cuñado Francisco I de Francia, deseoso de debilitar a toda costa a Carlos I, tuvo lugar un alzamiento generalizado en toda Navarra, incluyendo las ciudades beamontesas, al tiempo que un ejército franco-navarro que vino por el norte, consiguió reconquistar toda Navarra. Sin embargo, el ataque se había demorado demasiado, no produciéndose hasta mayo, cuando en abril los comuneros habían sido aplastados por las tropas reales. Además, en vez de consolidar la victoria, el ejército francés quiso entrar en Logroño, lo que hizo que el ejército castellano se reorganizara con tres cuerpos de ejército. Finalmente, el ejército francés se constituyó en un ejército de ocupación de facto, impidiendo el retorno del rey Enrique a Pamplona, lo que causó el descontento popular. El enfrentamiento se produjo en la cruenta batalla de Noáin (30 de junio de 1521), a las afueras de Pamplona, donde no menos de 5.000 combatientes perdieron la vida. Tras esta derrota, los restos del ejército franconavarro se dispersaron, aunque hacia octubre algunos combatientes se hicieron fuertes en el castillo de Maya (valle de Baztán), donde resistieron hasta el 19 de julio de 1522 y en Fuenterrabía, que resistió hasta marzo de 1524[5]. En diciembre de 1523, Carlos I decretó un perdón para los sublevados, excluyendo a unos setenta miembros de la nobleza navarra. Tras la caída de Fuenterrabía, el emperador decretó un nuevo perdón, incluyendo a los excluidos del anterior, a condición de que se le prestase juramento de fidelidad. Así terminaron los intentos tanto por recobrar la independencia de la Alta Navarra como de consolidar la influencia sobre ella de la corona francesa.
[editar] Incorporación a la Corona de España
A pesar de los diversos intentos de reconquista, Fernando el Católico había seguido trabajando para consolidar la incorporación institucional de Navarra a sus dominios. En 1513, las Cortes de Navarra, convocadas en Pamplona por el virrey castellano y sólo con la asistencia de beamonteses, nombraron a Fernando el Católico rey de Navarra. El 7 de julio de 1515 las Cortes de Castilla en Burgos, sin ningún navarro presente[7], anexionan el Reino de Navarra al de Castilla. El nuevo rey se comprometió a respetar los fueros del reino.
Los reyes posteriores continuaron jurando las leyes propias navarras. Sin embargo, a partir del siglo XVIII, los fueros comenzarán a ser definitivamente atacados hasta ser abolidos en el siglo XIX. Como justificación ideológica adicional, aparte del tratado de Blois (que convertía a Navarra en un estado enemigo y, por lo tanto, con riesgo de ser atacado) Fernando el Católico tuvo a su favor el hecho de que el papa Julio II excomulgara a los reyes de Navarra y les desposeyera del reino alegando connivencias de la casa real navarra con el protestantismo que se estaba extendiendo por el sur de Francia y su alianza con el monarca francés, declarado cismático.
En 1516, el cardenal Cisneros ordena eliminar todos los signos defensivos de Navarra, debido a la imposibilidad de defender con el ejército castellano todos los castillos. Navarra llegó a tener más de un centenar de castillos en todo lo que fue el Reino de Navarra[8]. Muy pocos han quedado en pie, y estos sólo parcialmente, desmochados.
Tras una breve ocupación de las inmediaciones de San Juan de Pie de Puerto por parte de las tropas del emperador Carlos V, en 1530, éste decide abandonar Ultrapuertos por su difícil defensa desde la península, y en la Baja Navarra continúa por la dinastía Albret-Foix que posteriormente llegaría a reinar en Francia a partir de 1610. Tras la Revolución Francesa, el Reino de Navarra fue disuelto en la República Francesa.
Desde ese momento la actual Navarra peninsular quedará integrada en la Monarquía Hispánica, no presentando inestabilidad de calado y permaneciendo leal a la corona castellana cuando hacia 1640 el sistema territorial de la monarquía de los Austrias entra en crisis con la separación de Portugal y la revuelta de Cataluña. Pese a todo, y de manera paulatina, conforme la rivalidad francoespañola se traslade a otros ámbitos, Navarra se convertirá en un reino olvidado y cada vez más marginado de los focos de poder político y económico.
La dinastía Habsburgo establecerá en Pamplona la figura de un virrey, permaneciendo con gran actividad las cortes del reino.
Durante la guerra de sucesión española, Navarra (a pesar del fiero sentimiento antifránces del pueblo) se posicionará a favor del duque de Anjou (futuro Felipe V) en lugar de por el archiduque Carlos de Austria (como lo hicieron los reinos de la Corona de Aragón). Es por ello por lo que tanto Tudela como Sangüesa fueron ocupadas por las tropas austracistas. A la finalización del conflicto, Navarra, al igual que las provincias vascas, conservaron sus fueros frente a los reinos de la Corona de Aragón, declarados traidores por Felipe V y despojados de sus prerrogativas forales por los Decretos de Nueva Planta.
Lógicamente, la nueva dinastía reinante se mostró mucho más centralista y menos pactista que la Habsburgo y en diversas ocasiones el régimen foral fue puesto en entredicho desde el gobierno de la monarquía.
[editar] La provincia de Navarra
Ya en el siglo XIX y tras la derrota carlista, cuyo movimiento sólo triunfó en algunos pueblos de Navarra, en la primera de las guerras de ese nombre, la élite política del reino (de carácter liberal, pero fuerista) imbuida de la llamada ideología del fuerismo liberal iniciará negociaciones con el gobierno liberal para modificar el régimen foral siguiendo lo dispuesto en el Decreto de Confirmación de Fueros de 1839 (compromiso de respetar los fueros "sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía", con el que había finalizado la guerra). De esta manera en 1841 y mediante la llamada Ley Paccionada Navarra, Navarra perdió la condición de reino y pasó a ser considerada como una "provincia foral", con lo que pierde definitivamente su soberanía en favor de una soberanía española. Con ello pierde prerrogativas, como la exención del servicio militar y la acuñación de moneda propia, así como viendo el traslado de las aduanas del Ebro a los Pirineos. Sin embargo, la provincia seguía reteniendo amplia autonomía fiscal, administrativa y tributaria consignada en la Ley Paccionada de 1841.
Cuando el ministro de Sagasta, Germán Gamazo, intentó suprimir en 1893 la autonomía fiscal de la Ley Paccionada, se produjo una reacción popular e institucional denominada como "Gamazada". Esta normativa no se llegó a aplicar debido a que el ministro dimitió por otras razones, entre otras, por la rebelión en Cuba de 1895.
[editar] Referencias
- ↑ a b Bixente Serrano Izko "Navarra. Las tramas de la historia", pag. 129, ISBN 84-932845-9-9
- ↑ [http://www.ingeba.euskalnet.net/klasikoa/noticia/marnoti.htm NOTICIA DE LAS COSAS MEMORABLES DE GUIPUZCOA / PABLO GOROSABEL LIBRO IV
- ↑ Como demuestra Eloísa Ramírez en "Solidares nobiliarias y conflictos políticos en Navarra, 1387-1464".
- ↑ Iáki Bazán (coord.), De Túbal a Aitor. Historia de Vasconia, ISBN 84-9734-570-3, pg. 232
- ↑ a b Serrano Izko, ibid., pg. 159-163
- ↑ Alfredo Floristán Imízcoz "Historia Ilustrada de Navarra. Tomo I" ISBN 84-604-7318-X
- ↑ Tomás Urzainqui Mina. "Navarra Estado europeo" pg. 264; ISBN 84-7681-397-X
- ↑ Iñaki Sagredo "Navarra, Castillos que defendieron el Reino". ISBN 84-7681-477-1
[editar] Véase también
- Navarra
- Lista de monarcas de Navarra
- Lista de monarcas de Castilla
- Lista de monarcas de España
- Tabla cronológica de reinos de España
- Euskal Herria