Reforma Protestante
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- Para otros usos de este término, véase Reforma.
Durante el siglo XVI, varios religiosos, pensadores y políticos intentaron provocar un cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la iglesia cristiana en la Europa Occidental, especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la cristiandad. Más específicamente, rechazaron con determinación la validez de la venta de indulgencias propiciada por el Papa romano, a través de la cual la Iglesia de Roma "vendía" la salvación al mejor postor. A este movimiento religioso se le llamará posteriormente Reforma Protestante, por ser un intento de reformar la Iglesia buscando la revitalización del cristianismo primitivo y que fue apoyado políticamente por un importante grupo de príncipes y monarcas que "protestaron" contra una decisión de su emperador. Este movimiento hundía sus raíces en elementos de la tradición católica medieval, como el movimiento de la Devoción Moderna en Alemania y los Países Bajos, que era una piedad laica antieclesiástica y centrada en Cristo. Además, la segunda generación del humanismo la siguió en gran medida. Comenzó con la predicación del sacerdote agustino Martín Lutero, que revisó las doctrinas medievales según el criterio de su conformidad a las Sagradas Escrituras. En particular, rechazó el complejo sistema sacramental de la Iglesia medieval, que permitía y justificaba exageraciones como la "venta de indulgencias", según Lutero, un verdadero secuestro del Evangelio, el cual debía ser predicado libremente, y no vendido.
La Reforma Protestante dependió del apoyo de algunas autoridades civiles para poder reformar iglesias de ámbito estatal (posteriormente iglesias nacionales). Los grandes exponentes de la reforma fueron Martin Lutero y Juan Calvino. El Protestantismo ha llegado a constituir la tercera gran rama del cristianismo, con una feligresía que actualmente supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en América Latina, Asia y África.
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[editar] Inicios de la Reforma protestante
En el siglo XVI se produjo una gran crisis en la Iglesia cristiana de la Europa Occidental por los numerosos problemas de corrupción eclesiástica y de falta de piedad cristiana. La gota que derramó el vaso fue la venta de indulgencias para financiar la construcción de la Basílica de San Pedro en Roma, que provocó finalmente que la cristiandad occidental se dividiese prácticamente en dos mitades, una liderada por la Iglesia Católica Romana, que tras el Concilio de Trento se reivindicó a sí misma como la única heredera válida de la cristiandad occidental expulsando cualquier disidencia y sujetándose por completo al dominio del Papa romano y otra mitad que fundó varias iglesias propias, generalmente de carácter nacional para, en su mayoría, rechazar la herencia cristiana medieval y buscar la restauración de un cristianismo primitivo idealizado. Esto dio lugar a que Europa quedara dividida entre una serie de países que reconocían al Papa de Roma, como supremo y único jefe de la Iglesia, y los países que rechazaban las pretensiones de Roma y que recibieron el nombre de protestantes. Dicha división fomentó toda clase de odios y de guerras religiosas en Europa.
La Reforma protestante se inició en Alemania y se explica en gran parte por las condiciones económicas y sociales que tenía el Sacro Imperio Romano Germánico. Numerosas ciudades eran muy ricas gracias al comercio, y los burgueses eran partidarios del humanismo y de reformar la corrupta iglesia. Pero el grupo más importante en Alemania era la alta nobleza; los grandes nobles eran casi independientes y señores de numerosas tierras y vasallos campesinos, siempre estaban conspirando contra la autoridad del emperador, que apenas tenía poder sobre ellos. Pero junto a la alta nobleza existía una pequeña nobleza formada por los nobles más pobres y los segundones de las grandes casas nobiliarias. A principios del siglo XVI, esta pequeña nobleza estaba completamente arruinada y para recuperar sus ingresos, los pequeños nobles buscaban una oportunidad para apoderarse de los bienes y las improductivas tierras de la iglesia. La pequeña nobleza aprovechó las ideas de los humanistas, que criticaban las excesivas riquezas, pompas y boatos de la iglesia, para proclamar que el clero no tenía necesidad de propiedades e intentar quedarse con sus cuantiosas riquezas. Por esta razón, la pequeña nobleza será la primera en apoyar y aprovechar las convulsiones reformadoras.
El fundador de la Reforma protestante fue el monje agustino alemán Martín Lutero, quien era un hombre profundamente religioso preocupado por la salvación de su alma y, por este motivo, ingresa en 1507 en la orden religiosa de los agustinos buscando la paz espiritual.
En el convento, Lutero prosiguió sus estudios y se convirtió en un experto en la Biblia y en los autores cristianos medievales; llegó a ser un doctor universitario y se le contrató para dar clases en la nueva universidad de Wittenberg, que entonces era la capital del ducado de Sajonia. A partir de la revitalización que vivió el Sacro Imperio Romano Germánico desde que Otón I el Grande se convirtiera en emperador en el 962, los papas y emperadores se vieron involucrados en una continua contienda por la supremacía en los asuntos temporales y terrenales. Este conflicto concluyó, a grandes rasgos, con la victoria del Papado, pero creó profundos antagonismos entre Roma y el Imperio, que aumentaron durante los siglos XIV y XV. La animosidad provocada por los impuestos papales y por la sumisión a los delegados pontificios se extendió a otras zonas de Europa. En Inglaterra, el principio del movimiento para lograr una independencia absoluta de la jurisdicción papal empezó con la promulgación de los estatutos de Mortmain (1279), Provisors (1351) y Praemunire (1393), que redujeron, en gran medida, el poder de la Iglesia en el control del gobierno civil sobre las tierras, en el nombramiento de cargos eclesiásticos y en el ejercicio de la autoridad judicial.
[editar] Las indulgencias
En este tiempo estalló un gran escándalo en Alemania a causa de la cuestión de las indulgencias, pues la iglesia vendía indulgencias, por medio de las cuales se perdonaban los pecados. Muchos consideraron esta práctica como un abuso escandaloso y la culminación de una serie de prácticas anticristianas fomentadas por el clero, pero será Lutero el primero que expondrá públicamente su opinión contraria a la venta de indulgencias y a toda la doctrina que la sustentaba.
Para Lutero, la venta de indulgencias era una estafa y un engaño a los creyentes con respecto a la salvación de sus almas. En 1517, Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg sus 95 tesis, en las que atacaba la venta de indulgencias y esbozaba lo que sería su doctrina sobre la salvación por la fe. Este documento es conocido como Las 95 tesis de Wittenberg y se consideró el comienzo de la Reforma protestante.
Las 95 tesis se difundieron rápidamente por toda Alemania gracias a la imprenta, y Lutero se convirtió en un héroe para todos los que deseaban una reforma de la iglesia. En algunos lugares hasta se iniciaron asaltos a edificios y propiedades de la iglesia. Por sus 95 tesis, Lutero se había convertido en el símbolo de la rebelión de Alemania contra lo que ellos consideraban prepotencia de la iglesia de Roma. Lutero arriesgaba además su vida, ya que podía ser declarado hereje por la jerarquía eclesiástica y ser condenado a la hoguera.
[editar] La Reforma luterana
Al principio, la Iglesia de Roma no dio demasiada importancia a las ideas de Lutero, ni a sus ataques contra la doctrina de salvación por las obras, pero muy pronto tuvo que reaccionar ante las noticias que llegaban de Alemania, de que gran parte de la gente estaba desafiando el dominio del clero romano.
Lutero continuó atacando la venta de indulgencias y la doctrina que sustentaba tal práctica mediante escritos que la imprenta difundía por toda Alemania. Lutero hacía un llamamiento a la nobleza alemana para que negase obediencia al Papa romano y apoyase una reforma de la iglesia alemana; afirmaba también, de acuerdo a sus estudios de la Biblia, que todos los cristianos eran sacerdotes sin necesidad de ninguna ordenación especial y negaba todas las pretensiones de autoridad suprema del Papa sobre la iglesia universal. Lutero criticaba asimismo los numerosos sacramentos que la tradición de la iglesia romana había ido creando e imponiendo en la cristiandad, reduciéndolos a solo tres, que el consideraba bíblicamente fundamentados y afirmaba también que los poderes civiles debían tener plena autoridad política sobre la iglesia. Esto iba más allá de la doctrina de la salvación por la fe y suponía una auténtica amenaza para las pretensiones de la iglesia romana. Finalmente, el Papa declaró a Lutero un hereje y lo excomulgó, es decir, lo dejó separado de la comunidad de la Iglesia universal (iglesia de la cual el Papa postulaba ser líder supremo), por lo que podía ser quemado en la hoguera.
En 1521, el recién elegido emperador Carlos V convocó una Dieta (asamblea de todas las autoridades del imperio) en la ciudad de Worms e invitó a Lutero a que asistiera a la Dieta para explicar su postura.
Muchos advirtieron a Lutero que se trataría de una trampa, pero Lutero estaba decidido a acudir pese a todos los peligros. La Dieta se celebró y Lutero expuso su doctrina ante el mismo Carlos V, pero este no quedó convencido por el fraile y, en cambio, hizo una declaración de lealtad y fidelidad a los principios de la iglesia romana. A partir de entonces, la dinastía de los Habsburgo se convertirá en la primera defensora de la iglesia romana contra los protestantes. Como los Habsburgo eran también reyes de España, la defensa del catolicismo se convertiría en una de las bases de la identidad española, durante siglos.
La Dieta terminó y Lutero se dispuso a regresar a Wittenberg, pero en el camino de vuelta, fue secuestrado por agentes de Federico III de Sajonia, que quería protegerle y que lo escondió con nombre falso en el castillo de Wartburg.
El duque quería salvar a Lutero de posibles maniobras de la iglesia romana, por lo que Lutero tuvo que quedarse en el castillo y aprovechó ese tiempo para realizar la primera traducción al alemán de la Biblia. Mientras Lutero estaba escondido, sus partidarios empezaron a interpretar sus doctrinas, en un sentido que Lutero no había previsto.
Varios seguidores de Lutero (pronto serían rechazados por el propio Lutero y denominados "reformadores radicales") comenzaron a decir que se debían destruir todas las pinturas, estatuas e imágenes religiosas de las iglesias, que los sacerdotes tenían el deber de casarse, y no sólo afirmaban que la iglesia no debía tener propiedades, sino, según sus interpretaciones de la Biblia, que todos los cristianos debían tener las mismas propiedades y que, por lo tanto, se debía abolir la propiedad privada y repartir todos los bienes entre los integrantes de la comunidad cristiana. En su mayoría estos reformadores radicalizados eran campesinos pobres y miserables, explotados tanto por los señores como por la iglesia terrateniente.
La alta nobleza reunió un gran ejército que derrotó brutalmente a estos campesinos sublevados en una sola batalla. La represión fue durísima y miles de campesinos fueron ejecutados con extrema crueldad; entre los ejecutados se encontraba el dirigente más importante de esta reforma radical, Thomas Müntzer.
Lutero apoyó desde un primer momento a la nobleza, ya que pensaba que su autoridad era legítima y que su apoyo era indispensable para el triunfo de la reforma de la Iglesia. Durante estos años, Carlos V no pudo intervenir en Alemania, pues prosiguió sus guerras contra Francia y sus campañas contra los turcos, pero en 1529 consiguió un periodo de paz con Francia que le permitió ocuparse de la situación religiosa en Alemania.
En 1529, Carlos V convoca una Dieta en la ciudad de Spira y en ella intenta convencer a los nobles que se han convertido al luteranismo, para que se sometan a la autoridad hegemónica del Papa, pero los príncipes y señores luteranos se niegan y protestan en la convocatoria de la Dieta, y a causa de esta protesta los católicos comenzarán a burlarse de ellos llamándolos con el nombre de Protestantes.
En 1530, Carlos V convocó otra Dieta en la ciudad de Augsburgo y en ella intentó conseguir que los luteranos y los católicos se pusieran de acuerdo para aceptar una doctrina cristiana común que superase la división religiosa. Lutero fue invitado de nuevo a asistir, pero se negó y envió en su lugar a su discípulo Philipp Melanchthon. Los esfuerzos de Carlos V en la Dieta fueron inútiles, Melanchthon se negó a cualquier acuerdo y en su lugar los protestantes redactaron la llamada Confesión de Augsburgo, en la que exponían sistemáticamente todos los principios de su doctrina. Los partidarios del Papa seguirían pronto su ejemplo, redactando también su compendio doctrinal, de modo que la Cristiandad occidental se había dividido irremediablemente.
Lutero muere en 1546 mientras Carlos V preparaba en Alemania una campaña contra la liga de Esmalcalda, defensora del protestantismo.
Carlos V presentó su campaña no como una guerra contra los protestantes, sino como un castigo contra los nobles que se habían rebelado contra su emperador; en su ejército había sobre todo tropas españolas, pero también nobles protestantes que no se habían unido a la liga y que permanecían fieles a Carlos V. El ejército de Carlos V derrotó a la liga de Esmalcalda en 1547 en la gran batalla de Mühlberg. Parecía que el triunfo de Carlos V era total y toda Sajonia fue ocupada por las tropas del emperador.
Carlos V se proponía ahora encontrar una solución a la división religiosa de Alemania, pero su triunfo había asustado a todos los nobles de Alemania, tanto a los católicos como a los protestantes, que temían que el emperador se volviera demasiado poderoso. Todos estos nobles van a formar posteriormente en secreto una alianza contra Carlos V anulando las ventajas conseguidas por la victoria de Mühlberg.
En un momento en que Carlos V se encontraba en Alemania sin tropas españolas, los nobles alemanes se rebelan contra él y el emperador tuvo que escapar hacia Italia, mientras su poder y autoridad se derrumbaban en Alemania.
Carlos V se vió obligado a aceptar las condiciones de los nobles rebeldes y en 1555 firmó la paz de Augsburgo. Según esa paz, cada príncipe alemán podía profesar la religión que quisiera sin que el emperador lo pudiese impedir (eius regio cuius religio), sin embargo, todos los vasallos de un noble tenían que tener la misma religión. Finalizaba así el sueño de Carlos V de mantener la unidad religiosa en sus dominios.
[editar] La Contrarreforma
Durante casi 20 años, la Iglesia de Roma había visto cómo gran parte de los católicos de Europa y de sus obispos, dejaban de reconocer al Papa como Primus inter pares o como máxima autoridad de la Iglesia, y se separaban de Roma incluso algunos cardenales, en consecuencia, hubo muchos partidarios de Roma que requerían una reacción de su Iglesia, que mejorase sus costumbres y eliminara los abusos y corrupciones que habían alimentado la Reforma. A esta reacción de la Iglesia de Roma contra el Protestantismo se le conoce generalmente con el nombre de Contrarreforma (aunque escritores católicos prefieren el término "Reforma católica").
Aunque muchos creían que era necesario reformarse, no sabían el modo de hacerlo. Los Papas no querían renunciar a sus pretensiones de poder sobre la Iglesia y la Reforma suponía la pérdida de numerosos privilegios de cardenales y obispos. Pronto, se llegó a la idea de que la mejor solución era convocar a un Concilio donde se pudiesen discutir las posibles reformas. Carlos V presionaba también a los Papas para que se convocase ese concilio con la esperanza de que la Iglesia católica volviese a existir unificada, pero los Papas desconfiaban de las pretensiones políticas de Carlos V en Italia (competencia directa y abierta a las propias) y no convocaron este concilio sino hasta 1545, reunión que será conocida como Concilio de Trento.
Las sesiones del concilio van a durar casi 17 años, ya que fueron interrumpidas muchas veces, varios Papas se sucedieron en Roma y cuando el concilio finalizó, en 1562, ya había muerto Carlos V.
El Concilio de Trento se desarrolló sin la participación de los católicos adherentes al emergente Protestantismo (aunque fue Lutero quien primero propuso la necesidad de un Concilo, en 1518), en muchos casos ellos mismos se negaron a participar, pero en otros fueron también excluídos de manera sistemática, así entonces, la Iglesia de Roma pudo establecer sin contrapeso, una serie de medidas que reformaron el catolicismo para hacerlo inequivocamente romano, creando así una nueva iglesia, libre de las "corrupciones" anteriores: se cuidó la formación de los obispos, se establecieron medidas de disciplina para los sacerdotes y se crearon seminarios para que los nuevos sacerdotes tuvieran una preparación religiosa adecuada para poder enseñar una fe católica y romana.
Se reafirmaron todos los puntos de la doctrina de Roma frente a las católicas no romanas (especialmente las recogidas por el Protestantismo):
- Rechazo a la Biblia como fuente única de doctrina (son de igual o mayor importancia la Sagrada Tradición Apostólica y el Magisterio de la Iglesia).
- La salvación no es un don gratuíto de Dios que se obtiene por fe sino un premio a la fe ejercida junto a las buenas obras (Decreto de la Justificación).
- La Eucaristía se definió dogmáticamente como un auténtico sacrificio expiatorio en el que el pan y el vino se transformaban en la carne y sangre auténticas de Cristo.
- La veneración a las imágenes religiosas y a las Reliquias, muchas de ellas vinculadas al culto romano de María (madre de Jesús) como vírgen y a los Santos fueron confirmadas como prácica cristiana, junto a la existencia del Purgatorio. Esto tendría una enorme importancia en el desarrollo del arte en las iglesias católicas europeas, el llamado arte barroco será las expresión artística de la Contrarreforma, con gran abundancia de imágenes para atraer al hombre común a la fe católica romana.
- Se sentaron las bases para establecer el llamado Rito tridentino fundamental en el desarrollo identitario del catolicismo romano, con su característica misa en latín y de cara al altar, todo lo contrario del culto protestante, en lenguas vernáculas y de cara al pueblo.
La Contrarreforma alimentó un renacer en la Iglesia Católica Romana, impulso que se manifestó en la creación de nuevas órdenes religiosas, como la Orden de los carmelitas descalzos, fundada en España por Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, los dos grandes escritores místicos de la península.
Pero la orden religiosa que más ayuda prestó a la Contrarreforma fue la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola, de la que se distinguieron varios teólogos participantes en el concilio de Trento, entre ellos Laínez y Salmerón.
[editar] La Reforma en Inglaterra
Comenzó con la difusión en la isla de los primeros escritos de Martín Lutero, Ulrico Zwinglio y otros reformadores continentales. Además, la tradición de John Wyclif, reformador medieval, probablemente aún ejercía influjo en ciertos sectores de la Iglesia de Inglaterra.
Enrique VIII ascendió al trono de Inglaterra siendo muy joven y al principio no se interesó por los problemas de gobierno, que dejó en manos de su favorito, el cardenal Thomas Wolsey, a quién nombró canciller de Inglaterra. Enrique VIII siempre fue un católico convencido, y un ardiente partidario de la primacía de Roma sobre la cristiandad, por ello fue declarado "Defensor de la Fe" (Fidei Defensor) por el Papa León X tras publicar "La Defensa de los Siete Sacramentos" (1521), donde argumentaba con vehemencia a favor de las prerrogativas del papado. Por ello resulta curioso el hecho de que la Iglesia de Inglaterra se haya separado de la Iglesia de Roma a mediados del siglo XVI, no por aceptar o compartir las ideas reformadoras de Lutero u otros protestantes, sino que por iniciativa del muy católico rey Enrique VIII.
Enrique VIII se opuso sin embargo a la Reforma de la Iglesia tras decretar el Acta de supremacía en 1534, por la que el mismo rey se convertía en jefe de la Iglesia de Inglaterra, no se realizó ninguna modificación doctrinal o litúrgica sustantiva bajo su gobierno, solo se prohibió a obispos y sacerdotes ingleses tener relación con la Curia Romana y se expropiaron los bienes excedentes de la Iglesia en beneficio de la Corona.
Al sucederle su hijo Eduardo con el nombre de Eduardo VI, con apenas 9 años de edad, se produjeron los primeros avances efectivos de la Reforma en la Iglesia de Inglaterra, pues se redactó el primer Libro de Oración Común, que introdujo, gracias al trabajo del Arzobispo de Canterbury Thomas Cranmer, ciertos cambios menores en la doctrina y sobre todo en la forma de celebrar la misa. Este libro fue la primera expresión concreta de la Reforma en la Iglesia inglesa.
En 1553, Eduardo VI muere a la edad de 15 años, dejando como sucesora a Jane Grey (coronada el 10 de julio de 1553), quien gobernó solo unos días. Se produjo una breve guerra de sucesión hasta que se impuso como reina (con el apoyo de la mayoría) María I de Inglaterra, quien rápidamente abrogó las reformas religiosas introducidas durante el reinado de Eduardo VI y sometió nuevamente a obediencia papal a la Iglesia de Inglaterra, en noviembre de 1554.
Restablecido el catolicismo romano, el Acta de Supremacía y el Libro de Oración Común fueron suprimidos y se nombraron nuevos obispos, se persiguió a los partidarios de la independencia de la Iglesia de Inglaterra (ya conocidos como anglicanos) y algunos de ellos acabaron en la hoguera (no todos eran favorables a la Reforma).
María murió en 1558 a los 42 años de edad y sin hijos, por lo que su media hermana, Isabel I de Inglaterra fue proclamada reina. Isabel asumió el trono de Inglaterra tratando de mantener la unidad nacional por sobre las diferencias religiosas, por lo que no mostró inicial apoyo a ninguno de los bandos en disputa (protestantes y papistas), sin embargo, la política internacional y especialmente las conspiraciones y rebeliones romanistas, la hicieron dar cada vez más apoyo al bando protestante.
Isabel restauró el Acta de Supremacía, por lo que los obispos partidarios de la supremacía romana fueron depuestos y sustituídos, proclamó luego el Acta de Uniformidad que obligaba a todas las parroquias de la Iglesia de Inglaterra a utilizar el Libro de Oración Común (con aquellos pequeños cambios introducidos por Cranmer) con su texto en inglés y no en latín. Todo ello dió espacio para la difusión de las ideas de la Reforma Protestante en Inglaterra, no obstante la moderación que en general siguió teniendo la Iglesia inglesa al conservar casi intacta su tradición medieval.
[editar] La Reforma en Suiza
En Suiza también se van a separar algunos territorios de la iglesia de Roma; las ideas de Lutero llegaron muy pronto a Suiza y pronto aparecieron una serie de predicadores que criticaban la corrupción de la iglesia y defendían la creación de una iglesia distinta. Uno de los primeros fue Zwinglio. Aunque compartía muchas de las ideas de Lutero, Zwinglio quería dar una mayor libertad a su nueva iglesia cristiana y rechazaba el sometimiento de los cristianos a la nobleza como defendía Lutero. Al final el mismo Lutero criticó a Zwinglio y se alegró públicamente de su muerte cuando Zwinglio muere en un combate contra los suizos católicos.
Pero el principal foco de la reforma en Suiza va a ser la ciudad de Ginebra, gracias a la actuación de Juan Calvino que con Lutero es la mayor figura de la reforma protestante.
En Ginebra una serie de reformadores habían asaltado las iglesias y conventos expulsando a los sacerdotes católicos pero estos reformadores no sabían como organizar la nueva iglesia que pretendían crear ni tampoco tenían claro que nueva doctrina querían establecer, por lo que llamaron a una figura de prestigio dentro del campo protestante, que supiera como organizar la nueva iglesia y diera un contenido religioso claro, llamaron a la ciudad a Juan Calvino.
Este era un francés que había estudiado teología en varias universidades entre ellas la de París; como Lutero era también un gran conocedor de la Biblia y aunque al principio acepta algunas de las ideas luteranas, pero muy pronto piensa que Lutero ha conservado demasiadas cosas de la antigua iglesia católica que debían ser destruidas. Calvino también piensa que el hombre debe acceder a la fe por medio de la lectura de la Biblia, pero considera que se debían de eliminar todos los sacramentos de la antigua iglesia incluyendo los tres que había conservado Lutero. Para él todas las imágenes debían ser eliminadas de los templos religiosos. Calvino también pensaba que no debían existir ni sacerdotes ni obispos y que los jefes religiosos debían ser pastores elegidos por la consagración; pero la teoría religiosa más importante de Calvino es la Predestinación: según esta teoría el hombre por sí mismo no puede hacer nada para alcanzar la salvación, ni por la fe ni por las obras, sino que antes de nacer Dios ya ha elegido a un hombre para la condenación o la salvación y el hombre no pude hacer nada para cambiar el designio divino. En la sociedad humana se puede distinguir a los hombres elegidos para su salvación en los que llevan una vida virtuosa y sin pecado y en los que tiene riquezas y éxito material en la vida, pues eso es signo de la protección de Dios.
Calvino empezó a exponer sus ideas en París, pero como Francia era católica tuvo que huir del Reino y refugiarse en el extranjero, pero ya empezaba a ser conocido entre los protestantes europeos como un hombre firme y enérgico, un gran teólogo y un buen organizador que sabía dirigir a los hombres, y por esta razón fue llamado por los protestantes de Ginebra.
Cuando Calvino llega a Ginebra, pronto toma la decisión de que si quiere imponer una nueva iglesia que adopte sus puntos de vista religiosos tiene que controlar el gobierno de la ciudad; intenta dar órdenes al consejo municipal que termina por expulsarle de Ginebra.
Sin embargo, la situación en Ginebra seguía sin aclararse, las autoridades de la ciudad eran incapaces de organizar una iglesia nueva y Calvino seguía teniendo partidarios en la ciudad; estos partidarios convencen a las autoridades de Ginebra para que permita el regreso de Calvino a Ginebra con la promesa de que no se entrometerá en el gobierno político de la ciudad. Y las autoridades cometen el error de autorizar el regreso de Calvino a Ginebra. En 1541.
Calvino ha aprendido la lección y ha comprendido que no puede manifestar abiertamente su deseo de controlar políticamente la ciudad; sin embargo, no renuncia, ha hacerse con el poder de Ginebra que para él era indispensable para fundar su nueva iglesia. Durante doce años Calvino va a llevar a cabo una paciente labor para ganarse partidarios en el gobierno de la ciudad, aumentar su influencia en Ginebra hasta que llegase el día en que el gobierno y todas sus instituciones estuvieran bajo su control. Cuando ya Calvino está a punto de controlar el gobierno se produce la ejecución en la hoguera del español Miguel Servet.
Miguel Servet era un humanista español típico de la época del Renacimiento, tenía curiosidad por todas las materias desde la ciencia a la medicina pasando por la filosofía y la religión; como muchos hombres de su tiempo estaba descontento con la iglesia de Roma y rechaza la doctrina católica tradicional. Servet desarrolló sus propias ideas religiosas y llegó a creer que Jesucristo no había sido hijo de Dios, que sólo tenía naturaleza humana y no divina; esto era adoptar una corriente de los primeros siglos del cristianismo, que la iglesia había condenado por herética en el S.IV y que todos los protestantes rechazaban con escándalo. Servet fue a estudiar a las universidades francesas y llegó también a estudiar en la de Paris donde conoció a Calvino. Allí Calvino comenzó a tener un profundo odio hacia aquel español al que consideraba un peligroso hereje.
A causa de sus opiniones, Servet tuvo que escapar de París, cambió de nombre y se instaló como médico en una localidad cerca de la frontera con Suiza; tuvo éxito como médico y llegó a adquirir una respetable situación económica y fue en esos años cuando descubrió la circulación de la sangre.
Pero Servet seguía con sus inquietudes religiosas y escribió un libro sobre sus doctrinas acerca de Jesucristo que hizo imprimir clandestinamente en una imprenta secreta.
Pero Servet cometió el error de escribir a Calvino en Ginebra enviándole ejemplares de su libro y Calvino en una carta lo denuncia a la inquisición francesa católica. Sin embargo, Servet tenía amigos que le protegieron y que le ayudaron a ocultar su imprenta y la inquisición católica renunció a investigar, pero Calvino envió las cartas que el propio Servet había escrito; las cartas eran una prueba irrefutable de que aquel médico era el español Miguel Servet.
La inquisición católica condena a Servet a la hoguera pero la noche antes de la ejecución sus amigos ayudan a Servet a escapar. Pero Servet no sabe la influencia política que Calvino tiene en Ginebra y comete el tremendo error de intentar refugiarse en esa ciudad creyendo que allí estaría seguro; en Ginebra, Calvino lo reconoce y consigue que las autoridades de la ciudad lo detengan como hereje. Calvino quiere que se juzgue a Servet y se le queme en la hoguera, pero todavía no controla del todo el gobierno de la ciudad y el juicio de Servet se va a convertir en un pulso entre Calvino y los gobernantes de la ciudad que se oponen a él, pero finalmente Calvino se impone y Servet es condenado a la muerte en la hoguera.
La muerte de Servet, alejó de Calvino a una serie de protestantes europeos que se habían refugiado en Ginebra. Estos protestantes también tenían sus propias ideas religiosas, sintieron sus vidas amenazadas y escaparon de la ciudad; el más famoso de estos refugiados fue Sebastián Castalión que desde el extranjero denunció a Calvino por la muerte de Servet defendiendo la tolerancia religiosa y el derecho del hombre a tener sus propias opiniones; Castalión es considerado el padre de la libertad de pensamiento en Europa.
Pero la muerte y el juicio de Servet le sirvieron a Calvino para hacerse definitivamente con el gobierno de la ciudad, los adversarios de Calvino fueron expulsados del gobierno municipal y algunos de ellos ejecutados. Ahora toda Ginebra obedecía las órdenes de Calvino.
Calvino quiso hacer de Ginebra, la capital religiosa de un nuevo cristianismo y quiso obligar a sus habitantes a la fuerza a llevar una vida virtuosa y cristiana: se suprimieron todos los bailes, se prohibieron todas las canciones, se prohibieron todos los espectáculos y representaciones teatrales, se cerraron las tabernas y se prohibieron las bebidas y las borracheras, todos debían ser buenos cristianos a la fuerza.
Toda Ginebra se convirtió en una ciudad calvinista dedicada sólo al trabajo y a la oración. Pero Calvino quería extender toda su iglesia cristiana por toda Europa y en Ginebra se fundaron escuelas calvinistas para todos los protestantes extranjeros que visitaban la ciudad; estos extranjeros debían regresar a sus países de origen y enseñar allí la doctrina calvinista. El más importante de estos extranjeros fue el escocés John Knox que consiguió que toda Escocia se convirtiera al calvinismo; en Escocia los calvinistas recibieron el nombre de presbiterianos. Escocia fue el único país donde el calvinismo se convirtió en religión oficial, pero también llegó a ser mayoritario en Holanda y hubo importantes minorías calvinistas en Inglaterra y en Francia; en Inglaterra los calvinistas recibieron el nombre de puritanos y en Francia se les dio el nombre de hugonotes.
[editar] Bibliografía
- Chauvin, Rémy: El Darwinismo, fin de un mito. Madrid, Espasa-Calpe, 2000. ISBN 978-84-239-9753-4
- Ruse, Michael: ¿Puede un darwinista ser cristiano?: la relación entre Ciencia y Religión. Madrid, Siglo XXI, 2007. ISBN 978-84-323-1283-0
[editar] Véase también
[editar] Enlaces externos
- Comentarios de Calvino sobre la Biblia (en inglés)
- Juan Calvino, la Reforma en Ginebra y los inicios de la Reforma en Francia