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Expansión del Imperio Inca - Wikipedia, la enciclopedia libre

Expansión del Imperio Inca

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Luego de la fundación del Imperio Inca por parte de Manco Cápac y durante esos cien años de expansión y consolidación del imperio, se puede observar tres partes definidas: la consolidación y primera expansión, la segunda expansión y la tercera expansión.

La primera expansión corresponde a los Sapa Incas Sinchi Roca y Lloque Yupanqui.

La segunda expansión, se da durante los gobiernos de los Sapa Incas Mayta Cápac, Cápac Yupanqui, Inca Roca, Yahuar Huácac y Huiracocha.

Finalmente la tercera expansión, estuvo a cargo de Pachacútec Inca Yupanqui, el más grande conquistador Inca, Túpac Inca Yupanqui y Huayna Cápac Inca Yupanqui.

Y según parece, los príncipes (auquis) Huáscar y Atahualpa, se enfrascaron en una guerra civil, hasta la llegada de los españoles.


Tabla de contenidos

[editar] Consolidación del reino del Cusco y la primera expansión

La primera expansión corresponde a los Sapa Incas Sinchi Roca y Lloque Yupanqui.

[editar] Sinchi Roca

Sinchi Roca fue el primero en lucir la borla imperial de la maskaypacha, signo de dignidad suprema. Sinchiruka se dedicó a mantener y perfeccionar todo lo que su padre Manco Cápac había logrado.

Por el Collasuyo (sur), conquistó a los Pukina, Kanchi y otras naciones hasta Chuncara. Con ello ganó unos 100 kilómetros de dominio territorial. Por el Umasuyo (noroeste del Lago Titicaca) conquistó a los Cancalla, Cacha, Rurucachi, Asillu, Asancaru, Huancani y Pucara. Por el Antisuyo (este) llegó hasta "un río llamado Callahuaya".

[editar] Lloque Yupanqui

Por su parte, Lloque Yupanqui organizó un ejército de 6.000 soldados. Por el Orcosuyo (Chuncara, Collasuyo y alrededor del Lago Titicaca hasta encontrarse con el Umasuyo), conquistó hasta el curacazgo de Cana, a los que somete pacíficamente. A los Ayaviri, los conquista por la fuerza de las armas y dejó entre los Ayaviris una “guarnición de guerra”.

Años más tarde y al mando de un ejército de 9.000 hombres, decidió conquistar los alrededores del Lago Titicaca. Mandó emisarios para conminarles que se sometieran al dominio Inca a los curacas y hatun curacas de los pueblos de Paukarqulla y Hatun Qulla. Los curacas luego de reunirse aceptaron el ofrecimiento del Sapa Inca Lloque Yupanqui.

Luego de una estadía de varios años en el Cusco, Lloque Yupanqui emprendió otra expedición conquistadora, esta vez al mando de 10.000 soldados. Llegó a Hatun Colla y de ahí se dirigió a Chucuito, otro reino lacustre; el curaca aceptó el ofrecimiento Inca y se sometió pacíficamente; durante esta expedición, también fueron conquistados los reinos de: Hillaui (Ilave), Chulli (Yuli), Pumata (Pomata) y Cipita (Zepita). Lloque Yupanqui hizo regresar al Cusco al grueso del Ejército Real y se quedó en la zona conquistada con consejeros, especialistas y militares para cimentar la organización económica, social, política y religiosa.

Al año siguiente, comenzó la conquista del Contisuyo (oeste), con un ejército de 10.000 hombres, al mando de un hermano suyo. Sus tropas llegaron hasta Hurin Pacasa en las faldas de la cordillera occidental, a 100 km del Mar de Grau. Los Hurin Pacasa, eran sociedades aldeanas, por lo que su conquista fue relativamente fácil. Esta conquista duró tres años. El Sapa Inca Lloque Yupanqui, se dedicó durante este tiempo a visitar sus tierras conquistadas y a ampliar la frontera agrícola, construyendo obras de irrigación y a la construcción de caminos, puentes y tambos. Asimismo, ejercitaba a su hijo Mayta Cápac, para que luego asumiera el control del reino, para que los súbditos lo conocieran y se ejercitase en el gobierno de ellos, se hacía acompañar por él.

[editar] Segunda expansión

[editar] Mayta Cápac

Mayta Cápac, a la muerte de su padre Lloque Yupanqui, recorrió sus dominios. Luego, alistó un ejército de 12.000 hombres y se dirigió al sureste del Lago Titicaca, cruzó el río Desagüadero y conquistó el Reino Tiawanako. Los Ccayauri ofrecieron resistencia pero ésta fue vencida por el Ejército Inca. Mayta Cápac, continuó su conquista, pero con la fama de haber derrotado a los Ccayauri, así que pacíficamente se sometieron los Cauquicura, Mallama y Huarina. El Sapa Inca regresó al Cusco por la ruta del Desagüadero y mandó nuevamente a su ejército a conquistar las naciones de Cuchuna y Moquegua.

Años después, Mayta Cápac volvió a emprender otra conquista. Por el Umasuyo, llegó hasta Pucará; de allí se dirigió a hacia la nación de los Huaicho, otro de los reinos collas. Éstos ofrecieron feroz resistencia. En la batalla final, murieron 6.000 huaichus y 500 incas. Se sometieron los Huaicho. Noticiados de la victoria inca, se sometieron pacíficamente, los curacas comprendidos desde Huaicho hasta Callamarca y Caracollo; con esto, Mayta Cápac obtuvo unos 150 km de extensión territorial en esa conquista. Por el Antisuyo, llegó a conquistar hasta Chuquiapo, y luego de 3 años, retornó al Cusco.

Luego de dos años, inició otra conquista, esta vez hacia el Contisuyo. Como tenía que cruzar el río Apurímac, hizo construir un puente colgante de 130 m de largo, que fue el más extenso de su época. Esa gran obra de ingeniería, llamó la atención de las comarcas vecinas, y se pusieron a órdenes del Inca, en un sometimiento pacífico. El curacazgo más famoso sometido, fue el de Chumpiuillca. Luego caerían, Allca, Taurisma, Cutawasi, Pumatambo y Parihuanacocha. De Parinaquchas, pasó el Sapa Inca con su ejército a Ari Quepay (actual Arequipa), cruzando el nevado Coropuna; al no encontrar a nadie allí, dejó mitimaes (colonizadores).

[editar] Cápac Yupanqui

Cápac Yupanqui, fue otro Sapa Inca que inició conquistas para el Reino del Cusco; los dos primeros años de su gobierno, se dedicó a visitar sus comarcas y en el río Apurímac, hizo construir otro puente más largo que el que había hecho su padre Mayta Cápac. Luego salió del Cusco con 20.000 hombres, cruzó el puente sobre el río Apurímac y llegó hasta Yanahuara, en donde sometió pacíficamente a los Piti. Otros curacas, siguieron el ejemplo del curaca de Piti. Los Macunsa, se resistieron y con una tropa de 12.000 soldados se atrincheraron en un cerro. Cápac Yupanqui, empleó el bloqueo, y luego de un mes, los Macunsa, se rindieron, por hambre y se sometieron. De ahí pasó donde los Umasuyo, a los que sometió y regresó al Cusco.

En el Cusco reorganizó su ejército y lo puso al mando de su hermano Auqui Titu y nuevamente entró en campaña, siendo acompañados por el Sapa Inca Cápac Yupanqui hasta el puente Huacachaca y de ahí continuó el ejército hacia el Contisuyo.

Auqui Titu llegó a Cotapampa y Cotanera, sus curacas se sometieron de buen grado al reino, para librarse de "las tiranías y crueldades de las naciones Chanca y Huancohuallu". El curaca de Huamanpallpa, también se sometió. Julio R. Villanueva Sotomayor, dice al respecto: "No hay duda de que las naciones quechuas de esa zona miraban a los incas como a sus liberadores". Auqui Titu, se dedicó a someter a las naciones de uno y otro lado del río Amáncay. Del poblado de Huallaripa, el ejército imperial se movilizó hacia la "yunga" (tierra caliente); ahí conquistaron Hacari, Huiña, Camana, Carauilli, Picta y Quellca. El ejército imperial, regresó al Cusco.

Debido a un arbitraje del Sapa Inca Cápac Yupanqui, se sometieron pacíficamente los reinos de Cari y Chipana. Según Villanueva Sotomayor, esta alianza del Cusco–Cari–Chipana, sirvió para "conquistar a los Cayantas, que queda al este de Cochapampa (actual Cochabamba)". Continuó la conquista por el Collasuyo y sometió en esta oportunidad a los Charcas (Tutura, Sipisipi, Chaqui, Chamura, Sacaca). Luego de tres años, el Sapa Inca regresó al Cusco.

Desde la primera expansión hasta los tiempos de Cápac Yupanqui, el Reino del Cusco había sido expandido y sus límites eran ahora:

  • Por el sur, Cusco-Chaqui, 900 km de extensión.
  • Por el sureste, Cusco-Calahuaya, 200 km.
  • Por el oeste, Cusco-Mar de Grau, 400 km.
  • Por el este, Cusco-río Paucartambo, 65 km.

Años después, para aumentar estos límites, Cápac Yupanqui envió un ejército de 20.000 hombres al mando de su hijo Inca Roca, hacia el Chinchasuyu, hasta Nazca, sometiéndola pacíficamente. De ahí visitó los territorios conquistados anteriormente, al sur de Nazca en Arequipa y envío mitmacs a colonizar la yunga del río Apurímac.

[editar] Inca Roca

Inca Roca, para conquistar más tierras del Chinchaysuyo, organizó un ejército de 20.000 hombres y pasó el río Apurímac, llegando hasta Antahuailla, territorio chanca, de etnia quechua. Los chancas que habían guerreado contra los Incas en el pasado y conocedores del poderío militar Inca, se sometieron a regañadientes. Dejó funcionarios entre los chancas y pasó a Huancavelica, y retornó al Cusco.

Años más tarde, el Sapa Inca envió a su hijo Yahuar Huácac, con un ejército de 15.000 hombres que llegaron a Paucartambo, de donde extendieron el imperio hasta Tuno, en donde dejarom mitmaes, para la siembra de la coca. Más allá todo es selva, por lo que regresaron al Cusco. Años después el Sapa Inca Inca Roca, salió del Cusco con un ejército de 30.000 hombres hacia el Collasuyo. En el Cusco dejó como gobernante a su hijo Yahuar Huácac. Conquistó varios territorios hasta Chuquisaca (actual Sucre, Bolivia), y regresó al Cusco, donde se preocupó por la educación de los nobles, los "yachayhuasi", regentados por amautas. Poco tiempo después, falleció.

[editar] Yahuar Huácac

El Sapa Inca Yahuar Huácac, se dedicó durante 10 años a recorrer y ordenar su imperio. Luego organizó un ejército de 20.000 hombres y lo puso al mando de su hermano Inca Maita o Apu Maita y los envió a conquistar el Contisuyo. El ejército se movilizó y conquistó desde Arequipa hasta Atacama (actual Chile).

El Sapa Inca Yahuar Huácac, según la tradición, tenía un hijo rebelde: Hatun Túpac, a quien castigó volviéndolo pastor de auquénidos en el destierro. En alguna oportunidad este hijo se presentó a su corte en el Cusco, para avisarle de “un sueño”, profetizándole una rebelión del Chinchasuyo para que tomase previsiones. El Sapa Inca, no le creyó y lo desterró nuevamente en Chita.

Los chancas de las naciones Uramarca, Villca, Utunsulla, Huancohuallu, se habían rebelado y matado a los funcionarios reales y se acercaban al Cusco con una tropa de 40.000 hombres, al mando de los generales Huancohuallu, Túmay Huaraca y Astu Huaraca. Por dejadez de Yahuar Huácac, que no creyó en los informes, los chancas sitiaron el Cusco. El Sapa Inca al ver lo que había provocado con su incredulidad, huyó del Cusco con su corte. Noticiado de lo que sucedía, Hatun Túpac, dio alcance a su padre y asumió el mando del ejército imperial de 4.000 hombres y retornó con ellos al Cusco, destronando a su padre el Sapa Inca Yahuar Huácac y proclamándose como Huiracocha Inca. Fue el primer golpe de estado.

[editar] Huiracocha Inca

Huiracocha logró juntar 8.000 hombres que incorporó al ejército y con ellos se dirigió y acampó a tres kilómetros del Cusco, en una pampa. Ahí le fue comunicado que las naciones quechuas del Contisuyo, habían formado y enviado al vivac del nuevo Sapa Inca un ejército de apoyo de 20.000 hombres. Los quechuas y los chancas, habían sido enemigos desde siempre. Llegados los refuerzos quechuas, se le informó la cercanía de otro ejército de 5.000 hombres más. Los chancas aparecieron por las laderas de Rimactambo y avanzaron hasta Sacsahuana (Jaquijahuana) a unos 15 km de distancia de las tropas imperiales. Ahí envió el nuevo Sapa Inca Huiracocha, mensajeros para someter pacíficamente a los levantados. Los chancas conocedores de la huida de Yahuar Huácac, despacharon sin oír a los mensajeros y al día siguiente, continuaron su marcha sobre el Cusco.

En la noche de ese día, ambas tropas se encontraban a algo más de un kilómetro de distancia. El Sapa Inca Huiracocha, volvió a enviar mensajeros los que fueron recibidos por el cacique chanca Huancohuallu. Julio R. Villanueva Sotomayor, nos cuenta este pasaje así: "…recibió al mensajero sólo para decirle: "Mañana se verá quién merece ser rey y quién puede perdonar".

Luego de cruenta lucha, el cacique chanca cae herido y es hecho prisionero. Huiracocha, hizo curar a los heridos y les perdonó el levantamiento. Los chancas se sometieron nuevamente al reino.

Entró al Cusco victorioso el nuevo Sapa Inca, y confirmando el exilio de su padre Yahúar Huácac, lo desterró en Muina, construyéndole una casa para que viva el resto de sus días con su corte. En homenaje a sus sueños el Sapa Inca impuso al dios Tiqsi Huiracocha por encima del dios Inti.

Luego de los sucesos del Cusco, Huiracocha preparó un ejército de 30.000 hombres, al mando de su hermano Páhuac Maita Inca y dispuso la conquista del sur del Lago Titicaca, a los Caranca, Ullaca, Llipi, Chicha y Ampara. Esta movilización del ejército, duró tres años y sometieron a dichos pueblos con poca resistencia.

Años después, Huiracocha quiso aumentar sus territorios del Chinchasuyo. Organizó un ejército de 30.000 hombres, y se dirigió al norte. Dejó como gobernador del Cusco a Páhuac Maita. Llegó a Antahuailla, y sometió a los Huaitara, última nación chanca en someterse. Siguió hacia el norte y somete a los Pocras en Huamanca, a los Sancaru, Picuy y Acos. En Huamanca, hizo construir el Sapa Inca una gigantesca red de irrigación de 600 km de extensión y 4 m de profundidad, desde los cerros Parcu y Picuy hasta las Rucanas. Del Chinchasuyo pasó al Contisuyo y visitó todos su curacazgos hasta el mar. De ahí pasó al Collasuyo, visitando también sus curacazgos.

En Charca, recibió a los emisarios del reino de Tucma (Tucumán), quienes le pidieron integrarse al Imperio. En esa reunión, los Tucma "...dieron informe a los Incas de la existencia de Chile y de sus pobladores con los cuales no tenemos comercio alguno por una cordillera de sierra nevada que hay entre ellos y nosotros" (Julio R. Villanueva Sotomayor, Lib. cit.). Luego, pasó al Antisuyo, en visita a sus dominios. Demoró unos tres años en visitar su imperio. Esta visita la repitió en otra oportunidad.

Durante su segunda visita al Imperio y cuando estaba en Chicha, con el ejército, se entera de la huida de Huancohuaullu, el cacique chanca que había sido derrotado en Yahuar Pampa, y que estaba preparando otro levantamiento chanca. Efectivamente, cuando tuvo un ejército de 8.000 hombres, se les unió en las fortalezas de Challcumarca y Suramarca, y comenzó a recorrer la cordillera en busca de sitio aparente para refundar el imperio chanca. Se alejó de los incas para no caer en su venganza y recobrar su libertad, instalándose en un territorio a 1.000 km de su pacarina. Huiracocha ordenó a su hermano y general Páhuac Maita que apaciguase a los chancas, lo que cumplió a cabalidad. Llegando al Cusco, envió a 10.000 mitmaes con sus curacas para poblar y asegurar los territorios chancas.

Esta etapa intermedia marca un hito en la historia del Imperio, ya que consolida la paz interna del Imperio; aprovechando esta coyuntura, los siguientes Sapa Incas, comienzan una tercera etapa de expansión, en donde se alcalza la máxima extensión territorial que tuvo el Imperio.

[editar] Tercera expansión

La Tercera Expansión del Imperio Inca, corresponde a los gobiernos de Pachacútec Inca Yupanqui, Inca Yupanqui, Túpac Inca Yupanqui y Huayna Cápac Inca Yupanqui.

Julio R, Sotomayor, hace una aclaración a este periodo del Imperio, sobre los gobernantes: Los etnohistoriadores dan dos relaciones de los incas de la última generación, aquéllos que llevaron al Tawantinsuyo a convertirse en un gran imperio.

Relación 1: Pachacútec Inca Yupanqui, Inca Yupanqui, Túpac Inca Yupanqui, Huaina Cápac.
Relación 2: Pachacútec Inca Yupanqui, Túpac Inca Yupanqui, Huaina Cápac.`

La diferencia entre ambas relaciones es la omisión de Inca Yupanqui en la relación número 2. El Inca Garcilaso de la Vega dice al respecto:

“A estos dos reyes (nota: Pachacútec Inca Yupanqui e Inca Yupanqui), padre e hijo, confunden los historiadores españoles dando los nombres de ambos a uno sólo. El padre se llamó Pachacútec; fue su nombre propio. El nombre Inca fue común a todos ellos, porque fue el apellido desde el primer inca llamado Manco Cápac, cuyo nieto se llamó Lloque Yupanqui, en cuya vida dijimos lo que significaba la dicción yupanqui, la cual dicción también se hizo apellido después de aquél rey. Y juntando ambos apellidos, que son Inca Yupanqui, se lo dicen a todos los reyes Incas como no tengan por nombre propio Yupanqui. Y estanles bien estos renombres, por que es como decir “César Augusto” a todos los emperadores. Pues como los indios, contando las hazañas de sus reyes y renombrandos sus nombres, dicen “Pachacútec Inca Yupanqui”, entienden los españoles que es nombre de un rey sólo y no admiten al hijo sucesor de Pachacútec que se llamón Inca Yupanqui. El cual tomó ambos apellidos por nombre propio y dio el mismo nombre Inca Yupanqui a su hijo heredero, a quien los indios, por excelencia y por diferenciarle de su padre, llamaron Túpac (quiere decir “el que resplandece”) Inca Yupanqui, padre de Huaina Cápac Inca Yupanqui y abuelo de Huáscar Inca Yupanqui. Y así se puede decir a todos los Incas, por apellido”. Inca Garcilaso de la Vega

Hecha la aclaración de Julio R. Villanueva Sotomayor y del mismo Inca Garcilaso de la Vega, hemos respetado la relación 1, para el presente artículo.

Según Garcilaso de la Vega, al príncipe Titu Manco Cápac, su padre le habría cambiado el nombre por el de Pachacútec. Acosta lo llama Inga Yupanqui y otros le dicen Pachacútec Inca Yupanqui, nombre que él mismo se habría puesto luego de deponer a su padre y a su tío Urco (segundo golpe de estado).

[editar] Pachacútec Inca Yupanqui

Pachacútec Inca Yupanqui, al inicio de su gobierno y durante seis años, visitó su imperio. Pasado ese tiempo, alistó un ejército de 30.000 hombres y salió hacia el Chinchasuyo, acompañado de su hermano Cápac Yupanqui. De Vilca, pasó al curacazgo de Xauxa (Jauja), perteneciente al reino Huanca. Se le conquistó pacíficamente y se les subdividió en tres: Sausa, Marcauillca y Llacsapallanca. Esta conquista y reordenamiento, estuvo a cargo de Cápac Yupanqui. Este general también conquistó Tarma y Pumpu (Bombón). Sometió a los antis de la selva. Retornando a Pumpu, subió hacia el norte y sometió por la fuerza a los Chucurpu. Siguió a Ancara y Huaillas y retornó al Cuzco. El Sapa Inca Pachacútec Inca Yupanqui, se dedicó a hacer obras públicas en todo el Imperio: templos del sol, casas de las vírgenes del sol, fortalezas, casas reales en el Cápac Ñam, tambos para abastecimiento del Ejército Imperial Inca y para la población para casos de desastres, guerra o hecatombre. Esta visita duró tres años más y luego retornó al Cusco, en donde permaneció varios meses.

Luego de varios meses, decide con su hermano y consejeros, el inicio de una nueva acción de conquista, esta vez al Chinchasuyo. El ejército imperial es puesto a órdenes de Cápac Yupanqui, con apoyo de su sobrino el príncipe heredero Inca Yupanqui. El ejército imperial fue aumentado a 50.000 hombres.

Llegaron a Chucurpu; desde ahí conquistaron pacíficamente el curacazgo de Pincu. Desde este sitio se envió mensajeros a Huaras, Piscopampa y Cunchucu, conminándoles al sometimiento. Estos pueblos se juntaron y resolvieron pelear por su libertad. Cápac Yupanqui, decide dividir su ejército en cuatro divisones de 10.000 hombres cada una. Su intención era cercarlos y rendirlos por hambre. Las batallas fueron duras y duraron seis meses, al término de los cuales, las enfermedades, la mortandad y el hambre terminó por doblegarlos, sometiéndose al Imperio Inca. El ejército siguió hacia el norte conquistando pacíficamente Huamachucu. De este sitio, el ejército pasó a Cajamarca. Planteado el sometimiento, los caxamarcas se negaron y se atrincheraron, produciéndose una feroz batalla, con muertes en ambos bandos. Estas batallas duraron cerca de cuatro meses, al cabo de los cuales los caxamarcas se atrincheran en sus fortalezas, cerros y riscos; ahí comienza el asedio inca, táctica, que con el tiempo comenzó a ablandar a los caxamarcas hasta que se sometieron.

De Caxamarca, Cápac Yupanqui e Inca Yupanqui, resuelven retornar al Cuzco, en el camino de retorno, conquistan pacíficamente a los Yauyos. Luego de cuatro años Pachacútec Inca Yupanqui, forma un ejército de 30.000 hombres y se dirigió al Chinchasuyo. Otro ejército de 30.000 hombres quedó en reserva en el Cuzco, los que debían partir cada dos meses a los llanos. Este ejército estuvo al mando del Sapa Inca Pachacútec Inca Yupanqui y de los generales Cápac Yupanqui e Inca Yupanqui. El ejército imperial hizo pascanas en Rucana y Hatun Rucana, llegando a Nanasca. De este sitio, mandaron emisarios a los valles de la costa a exigir el sometimiento de los pueblos que ahí habitaban. Los pueblos del valle de Ica y de Pisco, se sometieron pacíficamente y sin mayor dificultad. En Ica, el ejército imperial, construyó una gran obra de irrigación por disposición del Sapa Inca Pachacútec Inca Yupanqui, que trajo agua de la sierra a la costa. Esta magnífica obra de ingeniería hidráulica, aseguró el abastecimiento de agua durante el año y duplicó las áreas cultivadas en el valle.

Tras lo cual, los incas se dirigieron al norte, hacia el reino Chincha. El Ejército del reino Chincha, tomó la iniciativa y salió al valle a darle encuentro al Ejército Imperial Inca que se acercaba desde el sur. Una paraca (viento intenso con arena) intensa desvandó a ambos ejércitos. Los de chinchas retornaron a sus valles y luego de recomponer al ejército imperial, los incas fueron a buscarlos a sus valles. Las batallas fueron muy crueles y con muchos muertos en ambos bandos. Llegaron los refuerzos incas previstos por Pachacútec. Cápac Yupanqui, fracciona el ejército en dos y ordena a Inca Yupanqui que suba a la sierra. Mientras tanto Cápac Yupanqui ordena a su ejército destruir los sembríos y las tomas de agua, a la vez que daba un feroz ultimátum a los chinchas. A pesar de ello, los chinchas resistieron cuatro meses, luego de los cuales tuvieron que rendirse y someterse al Imperio.

Con un nuevo ejército que trajo Inca Yupanqui desde el Cusco, se reemprendió la conquista del Chinchasuyo. Cápac Yupanqui con Inca Yupanqui, se movilizaron hacia el valle de Runahuánac (Lunahuaná), para conquistar Huarcu, Malla, Chillca, que pertenecían al rey Chuquimanco. Dicho rey, quiso emboscar a los incas en el río Runahuánac, pero los incas lo cruzaron, lo que obligó al ejército de Chuquimancu a retirarse a Huarcu, en donde resistió con 20.000 soldados. La guerra duró ocho meses; sin embargo Pedro Cieza de León dice que duró ocho años. Las batallas fueron feroces y murió mucha gente. La guerra se prolongó tanto que que el inca construyó un fuerte en Runahuánac, llamado Incahuasi, que lo usaron como centro de operaciones. El Ejército Imperial Inca, tuvo que ser reabastecido con hombres, armas y alimentos, hasta en cuatro ocasiones. Runahuánac, general del Ejército de Chuquimanco, al ver su valle ocupado por los incas, en forma inconsulta se rindió y abandonó a su rey; a su vez Chuquimancu, al tener conocimiento de ello y para evitar el abandono de sus generales, terminó por rendirse y someterse a los incas.

Luego del descanso y de reabastecer nuevamente al Ejército Imperial con hombres, armas y alimentos, Cápac Yupanqui, reemprendió la marcha hacia la costa central del Chinchasuyo, hacia el reino de Cuismancu que se extendía por los valles del Pachacámac, Rímac, Chancay y Huamán. Julio R, Villanueva Sotomayor, cuenta este pasaje:

“Al escuchar los apercibimientos del Inca, el rey de Cuismancu le mandó decir que sus dioses:

  • “Pachacámac (“hacedor y sustentador del mundo)
  • Rímac (“el que habla”)
  • Mamacocha (“madre mar”)
  • Eran superiores al Inti, por lo que se consideraba tan rey como el del Cozco”.
Como los Incas también reconocían a Pachacámac como dios, a pesar de conocerlo sólo porque su fama venía desde antes, Cápac Yupanqui reiteró su petición de sometimiento pacífico”.

Luego de negociar varios requisitos que fueron aceptados por los incas, se logró el sometimiento de todo este valle al Imperio.

Luego de seis años, Pachacútec nuevamente organiza otro ejército con 30.000 hombres, quienes al mando de Inca Yupanqui, se movilizan para conquistar los valles al norte del Rímac hasta las alturas de Cajamarca. En el valle del Rímac, los curacas de Chuquimancu y Cuismancu, refuerzan al Ejército Imperial Inca, con hombres y pertechos militares. De aquí, el ejército pasó al valle de Huamán (Barranca) y conminó al sometimiento al rey Chimú, que controlaba los valles de Parmunca, Huallmi, Santa, Huanapu y Chimú. La respuesta del rey Chimú fue: “que los esperaba con las armas en la mano para morir en defensa de su patria, leyes y costumbres y que no quería nuevos dioses” (Julio R. Villanueva Sotomayor, lib. cit.).

Se dirige Inca Yupanqui a Parmunca, en donde traba batalla con los Chimú, con ventaja para estos últimos; Inca Yupanqui se vio obligado a solicitar refuerzos a Pachacútec. La llegada de cuismancus y chuquimancus, hizo retroceder a los Chimú hasta el valle de Huallmi; luego de violentas batallas, fue tomado por los incas que avanzaron hasta el valle del Santa. En este valle la resistencia Chimú fue feroz. Inca Yupanqui, recibió un ejército de refuerzo de 20.000 hombres y embistió ferozmente a las tropas Chimú, que cansadas ya no podían resistir más. Chimú Cápac, en consejo, decidió la rendición y el sometimiento.

Conquistado el reino Chimú, el Inca se dedicó a visitar todos los valles, haciendo construcciones e instruyendo a sus pobladores. Pachacútec, fue el primer demarcador del Imperio Inca: mandó que el imperio se dividiera en “guamanis”, de 10.000 familias cada uno. En todas sus conquistas, los incas respetaron las tierras de los curacas. Las tierras de las comunidades aldeanas y las nuevas anexadas por obras de irrigación, las dividió en “tupus” y las repartió entre los runas, a razón de un tupu por familia.

Se casó con la Coya Anahuarque y con ella tuvo a su heredero Inca Yupanqui. Reinó por casi 50 años y tuvo varias mujeres y muchos otros hijos, “que con ser tantos, dicen los indios que eran pocos para hijos de tal padre”. Para el historiador inglés Sir Clement Markham, Pachacútec es: “El más grande hombre que la raza aborigen de América haya producido”.

Además de la expansión del Imperio a la que hemos referencia en líneas anteriores, Pachacútec Inca Yupanqui, durante los recorridos por su imperio, hizo o dispuso que se hagan las siguientes obras de infraestructura:

  • a) Templos del Sol en los principales poblados.
  • b) Casas de las Vírgenes del Sol.
  • c) Fortalezas en lugares estratégicos para defender sus dominios.
  • d) Casas reales en los valles y en los sitios de bello paisaje y de clima benigno.
  • e) Casas reales o palacios en los caminos del Inca, edificaciones que mandó a construir mientras realizaba la visita.
  • f) Tambos o depósitos reales para abastecimiento de sus tropas y ayuda a los pueblos más necesitados, en casos de guerras o hecatombes naturales (diluvios, sequías, terremotos, llocllas, etc.).

Las principales disposiciones sociales que tomó Pachacútec fueron las siguientes:

  • a) Todos los hijos le debían obediencia y servicio a sus padres hasta los 25 años.
  • b) En caso de no haber practicado el servinacuy, nadie se casase sin permiso de los padres.
  • c) En caso de haber hecho el servinacuy, y si ello resultase exitoso, podrían legalizar su matrimonio con la aprobación de los padres y legitimando a sus hijos.

Tal como dice Blas Valera, Pachacútec Inca Yupanqui, impuso orden y tranquilidad en el Tawantinsuyu, mediante las siguientes leyes:

  • "a) Cuando los súbditos y sus capitanes y curacas obedecen de buen ánimo al rey, entonces goza el reino de toda la paz y quietud.
  • b) El que mata a sus semejantes necesario es que muera. Por lo cual los reyes antiguos, progenitores nuestros, instituyeron que cualquier homicida fuese castigado con muerte violenta. Y nos lo confirmamos de nuevo.
  • c) En ninguna manera se deben permitir ladrones. Los cuales, pudiendo ganar hacienda con honesto trabajo y poseerla con buen derecho, quieren más haberla hurtando o robando. Por lo cual es muy justo que sea ahorcado el que fuere ladrón.
  • d) Cuando los súbditos obedecen lo que pueden, sin contradicción alguna, deben los reyes y gobernadores usar con ellos de liberalidad y clemencia. Más de otra manera, de rigor y justicia, pero siempre con prudencia.
  • e) Los jueces que reciben a escondidillas las dádivas de los negociantes y pleiteantes deben ser tenidos por ladrones y castigados con muerte, como tales." Blas Valera

Durante el reinado de Pachacútec Inca Yupanqui y según investigaciones modernas de alta tecnología y precisión irrefutables, habría ocurrido la muerte de “Juanita”, llamada también "La Dama de Ampato", “La Dama de Hielo” o su equivalente inglés “Ice Maiden”. Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice que, “Por la parte occidental de las regiones peruanas de Tacna, Moquegua y Arequipa, pegado casi al Mar de Grau, se desplaza la Cordillera Volcánica, formada por una cadena de montañas que tienen su particularidad en comparación al resto de la cordillera de los Andes”. Lo anterior es cierto, una pequeña observación y comparación, nos hará darnos cuenta, que la cordillera a la que se refiere Villanueva Sotomayor, se encuentra llena de cráteres; la conclusión es obvia: en tiempo pasado, hubo una gran actividad volcánica, en la zona. Inclusive, hoy, muchos de ellos continúan en actividad, como es el caso del volcán Sabancaya, en Arequipa, que se llenó de fumarolas en los últimos años del siglo XX; esta cadena montañosa volcánica, es común en la zona andina sur del Perú y en los Andes argentinos y chilenos y son producto de las cordilleras jóvenes; sus erupciones, cuando estaban activos, fueron sumamente violentas y no pocos movimientos sísmicos, son atribuibles a ellos; el resto, es producto del movimiento tectónico de placas, teoría que explica los movimientos sísmicos, que ocurren constantemente en Perú, Chile y Ecuador, principalmente (Arístides Herrera Cuntti, “Técnicas Antisísmicas sobre Planeamiento Urbano y Edificaciones”, Programa Académico de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Particular “Ricardo Palma”; Programa de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional “Federico Villarreal”; Instituto Nacional de Planeamiento y Urbanismo del Perú, Lima, 1979). Pero ello, no se lo explicaban los incas y dichos movimientos sísmicos y otros fenómenos aleatorios y cíclicos, como el Fenómeno del Niño, eran atribuíbles a la cólera de los apus (montañas o cerros tutelares). Para calmar, dicha “cólera”, se hacían sacrificios humanos, de jóvenes vírgenes, que eran escogidas y cuidadas para tal fin: es el caso de la Momia Juanita o Dama de Ampato. Al ser la zona sur de la Cordillera de los Andes, la que congrega la mayor (casi la totalidad) de los volcanes, sus apus, debieron ser famosos en tiempo de los incas, dada la violencia de los fenómenos, principalmente sísmicos, que se registraban. Los apus famosos de esa zona, debieron ser los volcanes Huaynaputina, Coropuna, Mismi, Misti, Ampato, Ubinas, Chachani, Sarasara, Pichu Pichu, Tutupaca, entre otros.

[editar] Túpac Inca Yupanqui

Túpac Inca Yupanqui, una vez convertido en Sapa Inca, demoró tres años en realizar la acostumbrada visita al imperio, que hacían los incas como norma invariable, al inicio de su gobierno.

Luego de esta visita, preparó un ejército numeroso para conquistar a los antis del reino del Musu (Moxos) en la cuenca del río Amarumayo. Podría decirse que la primera acción naval organizada y planificada del Perú, se dio en época del Sapa Inca Inca Yupanqui, ya que movilizó 10.000 hombre en balsas navegando los ríos, tarea que demoró dos años. Esta campaña a la rupa rupa de los Chunchus, resultó una catástrofe para los Incas, ya que según algunos autores sólo retornaron 1.000 soldados vivos. Tras someter a los Chunchus, muy pocos retornaron a Musu.

Pasada esta victoria a medias, el Sapa Inca organizó otra expedición conquistadora de 10.000 hombres dirigida contra los Chirihuanas. A pesar que se usó tropas de relevo, durante dos años no se pudo someter a los Chirihuanas, debido a la agreste topografía, enmarañada selva, pantanos y montañas inhóspitas. Todas estas condiciones, acabaron por hacer abandonar a los Incas, esta expedición.

Debido al fracaso anterior, Túpac Inca Yupanqui resuelve conquistar el reino de Chile, territorio que posteriormente sería parte de Chile, por lo cual formó un poderoso ejército y se dirigió a Atacama (región habitada por los Atacamas (Atacameños)). Desde ahí el inca ayudado por los Tucmas (indígenas habitantes de la zona de Tucuman) envió chasquis y espías que cada 10 km le informaban del avance. Las noticias que recibía el Inca, era que la zona era inhóspita, llena de desiertos y que habían recorrido varios kilómetros sin avistar poblaciones. La avanzada, encontró un poblado a 400 km donde se encontraba el ejército inca, denominado Copayacu (zona habitada por los Diaguitas), que se ubicaba en el primer valle existente entre Atacama y Cuquimpu. El inca acordó conquistarlo y envió dos oleadas de 10.000 hombres cada uno. Los de Copayacu no quisieron rendirse y trabaron feroz batalla con el primer ejército inca, pero cuando llegó el segundo ejército inca, se rindieron incondicionalmente. Avisado el Sapa Inca de la victoria, ordenó el avance del tercer ejército imperial de 10.000 hombres, para proseguir la expedición. La tropa imperial avanzó otros 400 km hasta el valle de Cuquimpu (Coquimbo), tomando todas sus poblaciones sin resistencia alguna. De este punto, fueron cayendo sucesivamente todos los poblados existentes entre este valle y el valle de Chile.

La campaña del Ejército Imperial Inca a Chile, duró seis años y el Sapa Inca movilizó hacia esa zona 50.000 soldados. Del valle de Chile, el Sapa Inca resolvió avanzar otros 200 km hacia el sur, conquistando fácilmente todos los poblados hasta el río Maule. Estando en el río Maule, Inca Yupanqui ordenó al avance hacia el sur de 20.000 soldados imperiales. Llegaron al poblado de Purumaucas (Mapuches), aliados de Antallis, Pincus, Cauquis y otros más. Estos aliados no aceptaron la rendición y presentaron batalla con un ejército de 20.000 hombres. La lucha fue dura y duró cuatro días, con numerosos muertos en ambos lados; la mayoría de vivos, estaban heridos, en ambos bandos. Al cuarto día, ninguno de los ejércitos salió a presentar batalla, esperándose en sus campamentos. Al ver el Sapa Inca, lo pobre de su conquista, las dificultades que presentaban la geografía de la zona y la resistencia de los Mapuches, resuelve no presentar batalla y retorna al río Maule, en donde fija en forma temporal el límite sur del Tawantinsuyo; con lo cual la población nativa al sur del rio Maule impidió el dominio inca, y por lo tanto, no pudo ser incorporada al Collasuyo. Con estas conquistas, Inca Yupanqui, desde los confines norte del reino Chimú hasta el río Maule, tenía 4.000 km de costa dentro de los límites del Imperio.

Con las campañas a estos territorios, acabó la ambición de conquista del Sapa Inca Túpac Yupanqui y se dedicó el resto de su gobierno, a la construcción de fortalezas, palacios, templos, casas de vírgenes del sol y tambos reales en todo el imperio. También se dedicó a ampliar la frontera agrícola, con la construcción de obras de irrigación y sistemas de andenería, camellones o huaru huaru. Aceleró los trabajos de construcción de Sacsayhuamán, que su padre Pachacútec había empezado. Su muerte fue muy llorada y dejó como heredero a su hijo.

Como todos los Sapa Incas anteriores, Túpac Inca Yupanqui, pasó 4 años visitando y reordenando su imperio. Posteriormente, noticiado de la existencia de un gran imperio al norte del Imperio Inca, alistó un ejército de 40.000 soldados. Trasladó esa tropa imperial a Cajamarca, para desde ahí someter a los Chacha o Chachapuyas. En su camino hacia el territorio Chachapuya, los incas tuvieron que enfrentarse en la vertiente oriental del río Marañón a los Huacrachucus, quienes ofrecieron tenáz resistencia; más pudo la superioridad inca y fueron derrotados. Finalmente anexó a los Huacrachucus al Imperio. Como no se tenía en los planes el ataque de los Huacrachucus, el ejército inca retornó a Cajamarca, para recambio de tropas, armas y alimentos, para retomar la campaña contra los Chachapuyas.

Se inicia la Campaña contra los Chachapuyas que ofrecieron fuerte resistencia de fortaleza en fortaleza. Conquistada Cunturmarca, el ejército inca pasó a Cajamarquilla, a 40 km de distancia, en plena rupa rupa. Con tropas de refresco fue conquistando sucesivamente luego de tenáz resistencia, a los de Papamarca, Raimipampa, Suta y Llauantu. De este último sitio envió tropas a Mutupampa, distante 150 km, los que se rindieron con facilidad. De acá, retornó el Sapa Inca a Cajamarca y se aprestó a conquistar el noroeste.

Alistó una tropa de 40.000 soldados y sometió a los Huancapampas. De ahí fueron conquistando sucesivamente en cuentas batallas a los Casa, Ayahuaca y Callua. Esta zona quedó despoblada por la gran matanza de las batallas, tanto así, que obligó al Sapa Inca a traer mitmacs de otros guamanis del Imperio, para poblarla. De aquí el Sapa Inca Túpac Inca Yupanqui, retornó al Cuzco. Mientras estuvo en el Cusco, aceleró los trabajos en la Fortaleza de Sacsayhuamán y amplió el Cápac Ñam (camino Inca). Años después, emprendió otra conquista en el Chinchasuyo, sometiendo a los Huanucu. Aquí el Inca, la nombra cabeza de región y hace varias construcciones importantes. Al año siguiente, el Sapa Inca, organiza la expedición contra los Cañaris. Éste, estaba formado por varios pueblos. Conquistando a los “palta uma” (denominados así porque tenían la cabeza deformada), sometieron con facilidad a los demás pueblos cañaris. Luego de esto el Sapa Inca retornó al Cuzco para descansar y atender asuntos de gobierno.

Luego, preparó otra expedición conquistadora; el nuevo ejército, se movilizó hasta Tumipampa, para desde ahí lanzar la conquista del reino de Quito. Fueron cayendo en poder de los Incas, Chan Chan. Mocha, Quesna, Pumallacta, Ticzampi, Tiucaca, Cayampi, Urcollasu y Tincuracu. Todos estos pueblos, no habían superado la condición de primtivas sociedades aldeanas y tenían por tanto, poco desarrollo, por lo que su conquista fue fácil.

Nuevamente el Inca retornó al Cuzco y permaneció allí varios años hasta que comenzó a preparar un ejército de 40.000 hombres para culminar la conquista del reino de Quito. Nuevamente el ejército imperial entró en Tumipampa y desde ahí lanzó la ofensiva contra Quito, que se sometió luego de dos años de batallas. Cuando la conquista de Quito por parte del Sapa Inca Túpac Inca Yupanqui, su hijo Huayna Cápac, lo apoyó con otro ejército imperial de 12.000 soldados. Huayna Cápac, fue ganando territorios de los de Quito en forma sucesiva; al ver esto el Sapa Inca, dejó a Huayna Cápac, al mando del Ejército Imperial y retornó al Cuzco. Huayna Cápac tardó tres años en conquistar todo el reino de Quito. Avanzó hasta Quillacenca, Pastu, Otauallu y Caranque, que estaba habitada por sociedades primitivas. Luego de esto el prínicpe Huayna Cápac, retornó al Cuzco.

En el Cuzco Túpac Inca Yupanqui, empleó 20.000 runas, para culminar las obras de Sacsayhuamán. Estos runas venían en oleadas sucesivas de todos los rincones del Imperio. El trabajo era temporal y mientras durase éste, los runas quedaban al mando de los curacas y arquitectos cusqueños. De Chile, de Quito y de otros guamanis, se recibía oro que servía para embellecer aún más las construcciones cusqueñas.

[editar] Huayna Cápac

Huayna Cápac se convierte en Sapa Inca, dejando la borla amarilla y ciñéndose la roja o mascapaycha. Como todos, pasó los primeros años visitando su imperio. Casó el joven Sapa Inca y tuvo a su primogénito Inti Cusi Huallpa o Huáscar Inca Yupanqui. Años después, alistó un gran ejército y se dirigió a Quito; ahí conoció, en la casa de las escogidas, a la hija del vencido rey de Quito: en esa concubina tuvo a su hijo Atahualpa y a otros más.

Durante dos años se dedicó a conquistar el norte del reino Chimú. Chacma, Pacasmayu, Saña, Collque, Cintu, Tucmi, Sayanca, Mutupi, Pichiu y Sullana, cayeron en poder inca. Regresó a Quito donde residió dos años.

Con nuevas tropas de refresco venidas del Cusco, se trasladó a Sullana y se preparó la conquista de Tumpiz o Túmbiz. Iniciada la conquista, se sometieron a los Incas, igual que otros pueblos como Chumana, Chintut, Collonche, Yácuall.

Años después retornó a Túmbiz y fue emboscado en la isla Puná. El Sapa Inca dispuso se aleccionase en las costumbres del imperio a las poblaciones de tierra firme por lo que solicitó a Tumpalla, la provisión de balsas para cruzar el ejército de la isla a tierra firme. Se les proporcionó parte de las islas para el cruce. Pero Tumpalla había complotado con sus aliados de tierra firme y habiéndose alejado de las costas de las islas las hicieron naufragar matando a la primera oleada y así también a la segunda y a los de tierra.

Conocido el hecho el Sapa Inca Huaina Cápac, retornó e invadió la isla Puná, venciendo la poca resistencia, apresó a los jefes, los juzgo y sentenció “pena de muerte digna de su traición y alevosía”.

"Hecha la notificación de la sentencia la ejecutaron con diversas muertes, como ellos las dieron a los ministros del Inca: que a unos echaron en la mar con grandes pesas, a otros pasaron por las picas en castigo de haber puesto las cabezas de los incas a las puertas de sus templos en lanzas y picas, a otros degollaron e hicieron cuartos, a otros mataron con sus propias armas como ellos habían hecho a los capitanes y soldados, a otros ahorcaron”.

De la isla Puná, regresó a Túmbiz y de ahí se dirigió al sur. HuaYna Cápac, inició una visita de su imperio que duró cuatro años, llegando hasta Chicha. Ya en el Cusco, continuó la construcción de Sacsayhuamán que estaba por finalizarse.

Años después volvió a movilizar a su ejército hacia Tumipampa, ahí recibió la noticia de la rebelión de los Chachapuyas. El poderoso ejército cruzó el río Marañón, y sin luchas, volvió a someter a los Chachapuyas; luego de esto, retornó a la costa. Por la costa subió hacia el norte y conquistó a los Mantas, que era un pueblo de pescadores y que adoraban al mar. Más al norte conquistó a Caranques y Saramisus. Comprobó que más al norte había sólo tribus bárbaras, por lo que no le interesó someterlos al imperio.

Cuando Huayna Cápac realizaba otra visita a su imperio, es noticiado de la rebelión de los Caranques; tuvo que organizar otra expedición de reconquista. Luego de feroz resistencia, los Caranques son derrotados y tomados prisioneros, “A dos mil de ellos (según el Inca Garcilaso de la Vega) o a 20 mil (según Pedro Cieza de León). Huayna Cápac los hizo degollar junto a una laguna que desde ese día se llamó Yahuarcocha (laguna de sangre)” (Julio R. Villanueva Sotomayor, lib. cit.). Luego del castigo a los Caranques, el Sapa Inca Huayna Cápac, retornó a Quito.

Estando en Quito, hizo llamar a su hijo Huáscar Inca Yupanqui, y ahí le expresó su voluntad de no desamparar a Atahualpa, nacido de la hija del curaca de Quito; Huáscar no se opuso a ello, de modo que, sin sospecharlo, el Sapa Inca Huayna Cápac, había condenado a una guerra fraticida a sus hijos y a la desmembración del Imperio.

Huayna Cápac, de retorno al Cusco, hizo repoblar con mitmacs, diversos lugares del Imperio, especialmente las tierras conquistadas en la costa hasta Caranque y el reino de Quito. Mandó terminar la gigantesca red de caminos, que se encontraba conformada por el “Camino de los llanos”, de la costa y el “Camino de la sierra” o “Cápac Ñam” o “Camino de Huayna Cápac”.

Estando el Sapa Inca en Tumipampa, recibió la noticia de la llegada de los españoles a la parte occidental de América del Sur: Vasco Núñez de Balboa, había descubierto la Mar del Sur, en 1513. En 1515, los españoles ya conocían el Perú, con ese nombre. Finalmente, el Sapa Inca Huayna Cápac, muere en 1523, ocho años antes de la llegada de los españoles.

Julio R. Villanueva Sotomayor, en su libro “El Perú en los tiempos antiguos”, nos dice que antes de la muerte de Huayna Cápac, éste convocó a la corte y les ordenó que cuando muriese, se hiciese lo siguiente: “Mi corazón y entrañas con todo lo interior mando se entierre en Quito en señal del amor que le tengo. Y el cuerpo llevaréis al Cozco para ponerlo con mis padres y abuelos”. Cuando murió Huaina Cápac, se cumplió su deseo.

“Yo me voy a descansar al cielo con nuestro padre el sol, que días ha me reveló que de lago o de río me llamaría. Y, pues, yo salí del agua con la indisposición que tengo, es cierta señal que nuestro padre me llama. Muerto yo abriréis mi cuerpo como se acostumbra hacer con los cuerpos reales. Mi corazón y entrañas con todo lo interior mando se entierre en Quito en señal del amor que le tengo. Y el cuerpo llevaréis al Cozco para ponerlo con mis padres y abuelos” Encomiéndoos a mi hijo Atahuallpa, que yo tanto quiero, el cual queda por Inca en mi lugar en este reino de Quito y en todo lo demás que por su persona y armas ganare y aumentare a su imperio. Y a vosotros los capitanes de mi ejército os mando, en particular, le sirvaís con fidelidad y amor que a vuestro rey debeis, que por tal os lo dejo para que en todo y por todo le obedescáis y hagáis lo que él os mandare, que será lo que yo le revelaré por orden de nuestro padre el sol. También os recomiendo la justicia y clemencia para con los vasallos para que no se pierda el renombre que nos han puesto de amador de pobres y en todo os encargo hagáis como Incas hijos del sol”. Testamento de Huayna Cápac, sacado de “Comentarios Reales de los Incas”, Inca Garcilaso de la Vega

[editar] Guerra intestina

Los siguientes Sapa Incas, no realizaron expansión territorial alguna, por el contrario, se dedicaron a gozar de un imperio consolidado. Más en algún momento nace la ambición por la supremacía en el Imperio: Huáscar Inca Yupanqui, consideraba que históricamente el Imperio había sido gobernado por las panacas reales del Cusco tanto del Hanan Cuzco como del Hurin Cuzco. Quizá aconsejado por sus generales, se da cuenta que su posición era poco estratégica para una potencial expansión territorial hacia el sur (conocía que al sur del límite del Imperio, no había nada atractivo que conquistar), y que hacia el norte no lo podía hacer, debido a su lindancia con la porción del Imperio que gobernaba su medio hermano Atahualpa. También se da cuenta que en mejor posición estaba Atahualpa, ya que él si podía iniciar conquistas territoriales hacia el norte, volverse más poderoso y avasallar al Cusco. Son algunas de las razones que podrían haber desencadenado la guerra intestina entre los hermanos.

[editar] Huáscar Inca Yupanqui y Atahualpa

Huáscar Inca Yupanqui (de la panaca de los Hanan Cusco) y Atahualpa (hijo con la concubina de Quito), se repartieron el Imperio del Tawantinsuyo a la muerte de su padre Huayna Cápac. La parte central y meridional con la capital Cusco, le tocó a Huáscar Inca Yupanqui y la parte septentrional, con su capital Quito, le tocó a Atahualpa.

Más o menos durante cinco años, ambos Incas, el cusqueño Sapa Inca y el impuesto quiteño, gobernaron sus imperios en armonía, sin que ninguno de ellos armara expedición conquistadora, por varias razones:

  • 1. Huáscar Inca Yupanqui, porque no tenía más reinos ricos que conquistar; y,
  • 2. Atahualpa, porque se dedicó a sacar provecho y disfrutar de los ricos territorios que heredó.

Como el sistema incaico de mantener cohesionado el imperio, era la dádiva y la reciprocidad, en algún momento, seguramente, el del Cusco, necesitaba más producción que la que tenía para mantener cohesionado su parte del Imperio, por lo que las panacas que rodeaban a Huáscar Inca Yupanqui, comenzaron a darse cuenta, que fue un error repartir el Imperio con Atahualpa, que por su carácter guerrero y ambicioso, podía: a) ampliar su imperio al norte y ser más poderoso que Huáscar Inca Yupanqui, al no tener éste último más territorio rico que conquistar al sur; y, b) tratar de conquistar el Imperio de Huáscar Inca Yupanqui, apoderándose de todo el Tawantinsuyo. Villanueva Sotomayor, nos dice al respecto:

“Envió a Quito a un alto dignatario de su corte para que le dé un mensaje a Atahuallpa inca, donde se consignaba lo siguiente: Que, desde Manco Cápac, todos los reinos y provincias que los incas iban sojuzgando dependían del Cuzco. Que, más por amor filial que por justicia, había permitido el reinado de Atahualpa Inca en Quito. Que, esa situación perjudicaba los intereses de la nobleza cuzqueña y a sus sucesores. Pero que, habiendo sido voluntad de su padre, lo respetaba bajo dos condiciones:

  • 1) Que Atahuallpa Inca no aumentase “ni un palmo de tierra a su reino”; en caso de hacerlo, lo que ganara sería del Imperio.
  • 2) Y que Atahuallpa Inca reconociera a Huáscar Inca como al único Zapa Inca, que le reconociera vasallaje y le pagara tributos por el reino ocupado, como cualquier curaca.
Atahuallpa Inca aceptó la invitación y pidió ir con todos los representantes de su reino, para que el juramento de lealtad fuera más solemne. Huáscar Inca Yupanqui, aceptó la petición. Atahualpa mandó avisar a todos los curacas que fueran con sus “arreos, galas y ornamentos” hacia el Cuzco. Pero a sus fieles generales, con quienes había luchado en las conquistas de Huaina Cápac y sabían de la astucia y del valor del Inca, les ordenó que, secretamente, escogiesen la gente más útil y la aleccionaran para que llevase sus armas sin que éstas fueran descubiertas”.

Partió la comitiva hacia el Cusco, los soldados partieron en forma fraccionada también y se fueron juntando cerca al Cusco, al mando de los generales Challcuchimac y Quizquiz. Atahualpa iba detrás de su ejército, pero se quedó en los límites sur de su imperio a esperar los acontecimientos. Los curacas y otros funcionarios del gobierno dependientes del Cusco, que vieron pasar al ejército de Atahualpa, avisaron a Huáscar Inca Yupanqui de la traición que tramaba su hermano.

Huáscar Inca Yupanqui, que había confiado en su hermano, solicitó a todos los curacas del Imperio que acudiesen al Cusco con todos sus ejércitos. Mientras tanto el ejército de Atahualpa, cruzaba el río Apurímac con 20.000 hombres en franca actitud bélica. En el trayecto entre el río Apurímac y el Cusco, se le juntó otra fracción de su ejército con 10.000 soldados más. Las tropas llegaron hasta Villcacunca, a 30 km del Cuzco.

Huáscar Inca Yupanqui, salió del Cusco con una tropa de 10.000 soldados y acampó a 15 km al oeste del Cusco a esperar los refuerzos que venían del Contisuyo. Hasta ahí fueron a buscarlos las tropas de Atahualpa, y se produjo el enfrentamiento en la zona denominada Quepaipa. La batalla fue muy cruel y salió vencedor el ejército de Atahualpa, debido a los experimentados generales que tenía: Challcuchimac y Quizquiz. Huáscar Inca Yupanqui, fue capturado, luego de la batalla, cuando escapaba. Noticiado Atahualpa de la prisión de Huáscar Inca Yupanqui, se trasladó a Xauxa (Jauja). Desde este sitio mandó llamar a todos los parientes y curacas del Cusco para “…capitular con todos ellos ciertos fueros y estatutos que de allí adelante se guardasen entre los dos reyes, para que viviesen en toda paz y hermandad”.

Desde la batalla de Quepaipa hasta la muerte de los parientes de Huáscar Inca Yupanqui, pasaron “casi dos años y medio”. Durante este tiempo, es probable que las tropas leales a Huáscar Inca Yupanqui, se hayan sublevado en varias partes del Tawantinsuyo, y se hayan producido brutales enfrentamientos. Agustín de Zárate, cuenta:

“Y llegando a la ciudad de los Cañares (nota: Cañaris) mató 60 mil hombres de ellos, porque le habían sido contrarios. Y metió fuego y a sangre y asoló la población de Tumibamba situada en un llano, ribera de tres ríos, la cual era muy grande. Y de allí fue conquistando la tierra. Y de los que se defendían no dejaba hombre vivo”. Agustín de Zárate

De tal magnitud debió ser la revuelta, que Atahualpa, o no se atrevió a entrar al Cusco o no tuvo tiempo de hacerlo, pero siempre mantuvo cautivo a Huáscar Inca Yupanqui. Hasta que definitivamente, las diezmadas tropas de Huáscar, fueron derrotadas. Recién ahí Atahualpa, se dirige al Cusco. Antes de su entrada a la ciudad imperial, Atahualpa se enteró de la llegada de los españoles, que cambiarían la historia del Imperio Inca.

Waldemar Espinoza Soriano, sobre la masacre cusqueña y la muerte de Huáscar Inca Yupanqui, nos dice:

“Los mitmas incas de Quito con los cayambes, carangues y pastos diezmaron a casi toda la familia de Huáscar y Túpac Yupanqui. Perpetraron destrozos increíbles en el Cusco; únicamente respetaron el acllahuasi y el Coricancha. De las momias incas, la de Túpac Yupanqui fue vilipendiada y achicharrada. Huáscar, que había perdido en la batalla de Cotabamba, la última de la guerra civil, fue sometido a un lacerante escarnio. Sus esposas e hijos eran asesinados y desmembrados en su presencia; inlcuso su personal de servicio. En fin, todos los que habían simpatizado con él eran perseguidos, colgados y desviscerados, exhibiendo sus cadáveres desde Jaquijauana hasta el Cusco. Así fue como los cayanges, carangues y pastos se vengaron de la hecatombe de Yaguarcocha, mientras que para los mitmas incas de Quito, que colaboraban con Atahualpa, significaba capturar el poder y gobierno del Tahuantinsuyu. En la forma más indigna que puede imaginarse, Huáscar fue extraído para llevárselo a la presencia de Atahualpa, no en andas como estilaban los soberanos incas, sino a pie, caminando cual un insignificante plebeyo, con las manos amarradas a la espalda, jalándolo por medio de cuerdas atadas al cuello. Pero no pudo comparecer frente a su hermano “victorioso”, porque éste ordenó victimarlo en el paraje de Andamarca, al suoreste de Huamachuco, en la hoy provincia de Santiago de Chuco. Cosa que fue cumplida por sus secuaces, tirando sus restos mortales al río Yanamayo. Así evitó que se aliara con los españoles”. Waldemar Espinoza Soriano

Por su parte Julio R. Villanueva Sotomayor, nos dice:

“Desde los tiempos de Manco Cápac, había una gran cantidad de llactas alrededor del Cusco que servían a los incas con gente de absoluta confianza que, de manera tradicional, hacían en la corte servicios de “porteros, aguadores, guardajoyas, botilleros, leñaderos, aguadores, jardineros…, etc”. Por tan importantes oficios, eran tratados como nobles de privilegio y “tenían el apellidos de Inca”. Ellos también fueron perseguidos y ajusticiados". Y para que no quedasen otros, “porque por turnos venían al Cozco”, los generales de Atahualpa mandaron a parte de sus tropas para que destruyeran las llactas de las que eran originarios. La intensidad del castigo a los poblados estuvo de acuerdo con la importancia del oficio que los incas les tenían asignados. Por ejemplo, a los custodios de las alhajas del Sapa Inca los castigaron matando a todos los habitantes de sus llactas y demoliendo sus edificios públicos y viviendas. Acudieron al Cusco todos los incas de la sangre real de Huáscar Inca, a quienes, por disposición expresa de Atahuallpa Inca, los generales Challcuchima y Quísquiz mandaron matar, para que no hubiera ningún peligro de sublevación ni reclamo de legítima sucesión. A Huáscar Inca le obligaron a presenciar todas esas muertes. Uno de esos días crueles, todos los curacas, funcionarios reales y altos militares fueron llevados a la explanada de Sacsahuana (Sacsayhuamán o Sacsahuamán) y los hicieron formar en dos filas, con las manos atadas. De pronto, los indefensos prisioneros vieron que traían a Huáscar Inca vestido de color plomo, atadas sus manos atrás y con una soga en el cuello; y que era obligado a pasar entre ellos. Todos se arrodillaron ante el Zapa Inca. Esa prueba de lealtad era lo que estaban esperando los verdugos de Challcuchima y Quízquiz para utilizar sus champis o porras y proceder a matarlos a golpes. Muy pocos de ellos se salvaron de esa salvaje matanza. Luego, juntaron a todas las mujeres y niños en el Coricancha y de ahí los iban sacando y llevando a Yahuarpampa, donde los mataron a todos, usando los métodos más crueles”. Julio E. Villanueva Sotonayor

Así, se desangró el Gran Imperio Inca, dada el desafortunado testamento del Sapa Inca Huayna Cápac y la ambición de los hermanos, que heredaron el imperio. Todo ello teniendo a puertas, al invasor español. Los últimos incas, no hicieron conquistas, se mataron entre ellos.

Atahualpa, como se dijo, fue hijo de Huayna Cápac, con la hija del curaca de Quito (hay cronistas que opinan que fue hijo de una coya del Cuzco). Era costumbre en el Tawantinsuyu que cuando el Sapa Inca se ausentaba del Cuzco, siempre dejaba a su reemplazante. Ese encargo podía recaer en un auqui o en una junta de orejones o nobles cuzqueños. Esos gobernantes temporales mantenían con el Sapa Inca, donde él estuviera, una comunicación casi diaria, gracias al servicio de los quipucamáyocs y de los chasquis. Así, por ejemplo, durante las ausencias de Huayna Cápac, una tetrarquía de orejones o nobles, gobernó el Cusco. Estuvo integrada por Topa Cusi Huallpa (Huáscar Inca Yupanqui), Hilaquita, Auqui Topa Inca y Tito Atauchi. En el séquito del Sapa Inca, siempre estuvieron sus otros hijos: Ninancayuchi y Atahualpa.

Huáscar Inca Yupanqui era hijo de Huayna Cápac y de la coya Raura Ocllo. Había nacido en el Cusco y pertenecía, por descendencia materna, al linaje de Túpac Inca Yupanqui. Era más administrador que guerrero.

Atahualpa era también hijo de Huayna Cápac, pero éste lo tuvo con la ñusta Tupa Palla (hay cronistas, que sugieren que fue hijo de Tocto Coca. “Se llamó Toctollo”, dice Santa Cruz Pachacútec. Si hubiese sido así, su linaje descendía de Pachacútec Inca Yupanqui; según mis investigaciones, es más factible que haya sido hijo de Huayna Cápac con la hija del curaca de Quito, a la sazón, encerrada en la casa de las Vírgenes del Sol, cuando en unos de sus viajes a Quito, el Sapa Inca Huayna Cápac, se fijó en ella y la hizo su concubina. Pero, hay duda sobre quién fue la madre de Atahualpa, veamos:

  • 1. Hay quienes afirman que nació en Quito (por ejemplo: Inca Garcilaso de la Vega, Antonio Vásquez de Espinoza, Pedro Pizarro, Agustín Zárate, Pedro Gutiérrez de Santa Clara y Francisco López de Gómara).
  • 2. Felipe Guamán Poma de Ayala afirma que nació en Chachapoyas.
  • 3. Marcos de Niza (según Juan de Velasco, en su “Historia de Quito”) dice que Huayna Cápac se había casado con la última descendiente de la etnia de los scyris (del reino de Quito). De esa unión, nació Atahualpa.

Lo cierto es que Atahualpa se destacó por su espíritu guerrero, ganándose la confianza de su padre y constituyéndose como su preferido.

Sin embargo, Huayna Cápac, había establecido la siguiente orden de sucesión:

Atahualpa, no estuvo en sus planes iniciales. Esta versión es sostenida por los cronistas Pedro Sarmiento de Gamboa, Juan Santa Cruz Pachacúti Yamqui, Bernabé Cobo, Martín de Murúa y Miguel Cabello Balboa.

Para asegurarse de su buena elección, Huayna Cápac consultó con los augures. Un villaoma partió a hacer los sacrificios de la callpa (“la fuerza o poder del alma o del cuerpo: augur”). En eso, Huayna Cápac cayó enfermo de viruela, en Quito. Ante la gravedad de la situación, una embajada especial, comandada por Cusi Topa Yupanqui, fue enviada a Tumipampa para que avise a Ninancuyuchi de la decisión de su padre para que sea el reemplazante en el trono imperial.

El villaoma regresó a Quito desalentado por las “respuestas negativas” de los augures. Los enviados a Tumipampa también retornaron a Quito. Llegaron con la fatal noticia de que Ninancuyuchi, había fallecido. Esos malos informes ya no pudieron ser escuchados por el Sapa Inca, porque Huayna Cápac, había dejado de existir.

El Tawantinsuyu había quedado acéfalo; sin gobernante oficial, real. Ante tal situación de incertidumbre, los orejones de la corte imperial que estaban en Quito urdieron un estratagema. Decidieron llevar la momia de Huayna Cápac al Cuzco “como si estuviera vivo, para no generar mayor desconcierto”, pero Atahualpa y un grupo de nobles se quedaron, sospechosamente, en Quito. En cambio, Raura Ocllo, la madre de Huáscar Inca Yupanqui, salió apresuradamente de Quito rumbo al Cuzco para dar esa noticia a su hijo. Otra de sus intenciones era convencer a los nobles orejones para que nombren a Huáscar Inca Yupanqui como al nuevo Sapa Inca. Después de ella, recién la comitiva, con la momia de Huayna Cápac, llegó primero a Limatambo; luego, al Cuzco.

Al llegar la comitiva al Cuzco, Huáscar Inca Yupanqui, se encolerizó, porque comprobó que Atahualpa no estaba en ella, confrmándose la versión de su madre. Culpó a los orejones “por no haberlo llevado”. En verdad, Atahualpa, había desacatado la orden de su hermano mayor, el auqui, de trasladarse a la capital imperial.

Huáscar Inca Yupanqui perdió toda la confianza que le tenía a Atahualpa y llegó a creer que todos los que llevaron la momia de Huayna Cápac eran cómplices de tamaña ofensa a su investidura imperial. Por eso, dispuso que matasen a todos los orejones de la comitiva venida de Quito; cosa que se cumplió en el acto. Ese castigo para algunos cronistas, se realizó en el Cusco; para otros, en Limatambo. Los orejones a quienes Huáscar Inca Yupanqui había hecho ejecutar, pertenecían al linaje de Pachacútec Inca Yupanqui. El principal de ellos fue Cusi Topa Yupanqui. Por lo tanto, esa medida molestó a las panacas del Hanan Cuzco.

Atahualpa se dirigió a Tumipampa, donde hizo construir varios edificios públicos imperiales, presuntamente “en homenaje a Huáscar Inca Yupanqui”. Pero las intrigas cortesanas en el Cusco, se incrementaron. Los huascaristas veían en todos los actos de Atahualpa la inminencia de una traición y los atahualpistas, creían percibir en cada gesto de Huáscar Inca Yupanqui, los deseos de una hegemonía en los beneficios del Imperio, excluyéndolos. Por supuesto, esas insinuaciones aumentaron la desconfianza y acrecentaron el mutuo resentimiento entre ambos hermanos.

Ullco Colla, curaca de Tumipampa, envió mensajeros a Huáscar Inca Yupanqui haciéndole saber que Atahualpa intentaba sublevarse. Más que nunca, consideró que Atahualpa era un gran peligro para su trono. Atahualpa, era el preferido de los mandos militares del ejército imperial, como Challcuchima c y Quízquiz, cuyos mandos más importantes, se habían quedado con él en Quito y Tumipampa.

Mensajeros especiales de Atahualpa llevaron al Cuzco ricos presentes a Huáscar Inca Yupanqui, para apaciguarlo y ganar tiempo. Pero Huáscar no cayó en la trampa y los regalos fueron menospreciados y los mensajeros ejecutados.

Los generales de Atahualpa, se aprovecharon de la rivalidad de los hermanos, para intrigar y desatar la hostilidad abierta de Atahualpa hacia Huáscar Inca Yupanqui: a partir de ahora se desató la guerra civil, por la hegemonía del Tawantinsuyu. “Cuando Atahualpa estaba todavía en Tumipampa, haciendo preparativos para la contienda, cayó prisionero. “Fue apresado por los cañaris leales a Huáscar Inca Yupanqui”, dicen algunos cronistas. “Fue derrotado por tropas enviadas del Cusco, por Huáscar Inca Yupanqui”, dicen otros cronistas. Lo cierto es que fue encerrado en un tambo real, de donde fue liberado durante la noche por sus partidarios. Se dice que una mamacuna le proporcionó una barra de cobre con la que hizo un forado en la pared y logró escabullirse sin ser notado por sus vigilantes, “que festejaban el triunfo””. Atahualpa aprovechó astutamente dicho episodio, porque hizo creer que el Inti lo había transformado en amaru (serpiente) para que pueda escaparse por una rendija del tambo real. Esa leyenda se propaló por todo el Imperio y convirtió a Atahualpa en un ser mítico.

El ejército se Atahualpa, se reorganizó en Quito. Con ese nuevo ejército, retornó a Tumipampa, tomando dicha plaza y destruyó la ciudad de los cañaris, fundada por Túpac Yupanqui y convertida por su padre Huayna Cápac, como su llacta preferida. El ejército de Atahualpa, luego de las acciones descritas anteriormente, se dirigió hacia Tumbes, destruyendo todos los poblados que encontraba. De Tumbes lanzó un ataque con balsas a la isla de la Puná, partidarios de Huáscar Inca Yupanqui. El curaca de la Puná, enterado de las intenciones de Atahualpa, reunió un ejército de balsas, también y salió al encuentro de las balsas con el ejército de Atahualpa. El combate fue feroz, Atahualpa fue herido en una pierna y su ejército llevó la peor parte, tanto así, que tuvieron que retirarse y retornar a Quito. El victorioso curaca de la Puná, invadió Tumbes y la castigó duramente, tomando prisioneros a la guarnición dejada por Atahualpa. A la llegada de Francisco Pizarro a Tumbes, encontró 600 atahualpistas prisioneros.

Mientras esto ocurría en el sector del gobierno de Atahualpa, en el Cusco, Huáscar Inca Yupanqui, que había sido elegido por la nobleza cusqueña, se mostraba en el Cusco como un gobernante “pusilánime, violento, cruel y desatinado”. No logró captar la simpatía de la clase dirigente incaica ni el respeto de los generales del ejército de Huayna Cápac que se hallaban en la ciudad capital”. Además de lo anterior, Huáscar Inca Yupanqui se hizo impopular porque no asistía a los festejos y comidas que se realizaban en la plaza del Cusco, y que eran organizadas por las panacas; apartó de su entorno a los integrantes de los ayllus, que tradicionalmente se encargaban de su custodia y en su reemplazó, se rodeó de un grupo de cañaris y chachapuyas y llegó a amenazar a las panacas de despojarlas de sus tierras y otros bienes. Lo que colmó el vaso, fue que ordenó enterrar las momias que las panacas conservaban; la tradición dice que le oyeron decir: “en el Cuzco hay más momias que vivos”. Lo anterior era particularmente grave porque

"... según las costumbres cuzqueñas, las momias de los difuntos Incas se conservaban como si éstos estuviesen con vida, rodeadas de sus mujeres y servidores. Suyos eran los mejores campos de las afueras del Cusco, es así que los muertos gozaban de mayores riquezas y privilegios que los vivos. Alrededor de los cuerpos de los pasados soberanos se reunía un numeroso séquito que se sustentaba a costa de las panacas, y ocupaba la capital en recíprocas fiestas, borracheras y comilonas. María Rostworowski

Todas las acciones de Huáscar Inca Yupanqui, explicadas, despertaron el rencor de las panacas, de sus servidores y demás entorno. Se dice que Huáscar Inca Yupanqui, en alguna oportunidad, quiso pasarse del Hanan Cusco al Hurin Cusco. Cosa contraria le pasaba a Atahualpa, que había pasado diez años lejos de las intrigas cortesanas del Cusco y era muy querido por los generales del ejército imperial, gran parte de los cuales, lo apoyaban, sobre todo el sector del ejército más experimentado y hábil.

Así las cosas, se inicia la contienda civil. Huáscar Inca Yupanqui, envió un numeroso ejército a Tumipampa, al mando del general Atoc. Al enterarse de la movilización del ejército cusqueño, Atahualpa ordena la marcha del ejército inca de Quito, al mando de los generales Challcuchimac, Quízquiz, Rumiñahui y Ucamari. El primer encuentro entre ambos ejércitos, se realizó en Chillopampa, saliendo triunfador el general Atoc. Como quiera que no exista relación escrita, tampoco los cronistas están de acuerdo con esto. Al respecto, Miguel Cabello Balboa, el cronista, dice que ese primer encuentro se realizó en Mullihambato. Según el mismo cronista, en una segunda batalla salieron victoriosas las tropas de Atahualpa. Según Pedro Cieza de León, hubo sólo una batalla entre los ejércitos de ambos incas. Pero es evidente que en la campaña norteña la victoria final correspondió a las tropas atahualpistas. En la campaña norteña murió Ullco Colla, curaca de Tumipampa. Los generales Atoc y Hango, cayeron prisioneros y fueron cruelmente victimados. Según una versión, les volvieron ciegos y los abandonaron en un paraje solitario, donde murieron de hambre y sed. Según otros, murieron ante la presencia de sus enemigos. De sus pieles, se habría hecho tambores de guerra. Del cráneo de Atoc, “mandó hacer Challcuchima un recipiente con adornos de oro para beber chicha”, dice un cronista.

Luego de lo anterior, el nuevo ejército inca del Cusco, al mando de los orejones Huanca Auqui, Ahuapanti e Inca Roca, salieron del Cusco con dirección norte; mientras que el nuevo ejército inca de Quito, lo hizo hacia el sur y a su encuentro, al mando de los generales Challcuchimac y Quízquiz. Ambos ejércitos se encuentran y enfrentan en Caxabamba, siendo derrotados los huascaristas. Luego de esta batalla, todas las batallas posteriores, se definieron a favor de los atahualpistas, tanto así, “…que los huascaristas sólo protegieron su retirada hacia el Cusco”. Las batallas que se sucedieron luego de la de Caxabamba, fueron, Cocha Huailla (Huancabamba - Huambo), Pumpu (meseta de Bombón), Jauja (valle del Mantaro) y Vilcas (Ayacucho).

Derrotado Huáscar Inca Yupanqui, en la campaña del norte, replegó su ejército al Cusco, en donde lo reorganizó y dividió en tres ejércitos. El primero, a su mando, custodiado por nobles guerreros del Hurin Cuzco, cañaris y chachapuyas. El segundo ejército, al mando de Uampa Yupanqui, que lo movilizó hacia Cotabambas, en donde se encontraban las tropas de Atahualpa y el tercer Ejército, al mando de Huanca Auqui, que tenía por misión, vigilar al ejército de Atahualpa y atacarlo por sorpresa. Ambos ejércitos, se vuelven a encontrar en Guanacopampa (distrito de Tambopata, provincia de Cotabambas, región Apurímac). El primer ejército que tomó contacto con el ejército atahualpista, fue el de Uampa Yupanqui. La tradición cuenta que muerto el general atahualpista Tomay Rima, Huáscar Inca Tupanqui, ordena a todo su ejército atacar a los ejércitos de Atahualpa, quienes se repliegan al anochecer, a una colina cercana. Destacaron en esta contienda, los generales huascaristas Tito Atauchi y Topa Atao. Al notar Huáscar Inca Yupanqui que estaba rodeado de hierba seca, ordena prender fuego, lo que provocó un incendio en donde murieron muchos soldados del ejército de Atahualpa, viéndose obligado a cruzar el río Cotabambas; Huáscar Inca Yupanqui, comete un error al no perseguirlos.

Al día siguiente del cruce del río Cotabambas, Huáscar Inca Yupanqui ordena al general Topa Atao, que persiga a las huestes de Atahualpa, por una hondonada; ahí se enfrentan nuevamente los ejércitos y Atahualpa, derrota esta vez a Topa Atao, a quien toma prisionero, a la vez que ordena a Quízquiz, que ataque por la retaguardia del ejército de Huáscar Inca Tupanqui. El Sapa Inca cuzqueño cayó en la trampa, es derrotado y tomado prisionero. Regresa Challcuchimac a Guanacopampa, en donde se enfrenta al grueso del ejército de Huáscar, que desmoralizado por la captura del Sapa Inca cuzqueño, no ofreció una resistencia organizada, tomando prisionero en ella, al general Tito Atauchi.

El victorioso ejército inca de Quito, inicia su marcha hacia la ciudad imperial del Cusco, quedando Huáscar Inca Yupanqui, preso en Quiuipay, con custodia especial. Arriban a Yavira, en donde descansa el ejército. Enterados en el Cusco de lo acontecido, viajan a Yavira, parte de la nobleza cusqueña, para presentar su saludo al nuevo "Sapa Inca" Atahualpa, quien no se encontraba en esa llacta. Challcuchimac, ordenó castigar ejemplarmente al general huascarista Huanca Auqui y a los villaomas Apo Challco Yupanqui y Rupaca, bajo la acusación de “haber entregado la mascaypacha a Huáscar Inca Yupanqui”. Luego, los ejércitos de Atahualpa, tomaron el Cusco sin resistencia alguna.

Tomado el Cusco, Atahualpa, envió con poderes especiales a Cusi Yupanqui, para castigar a los partidarios de Huáscar Inca Yupanqui. De todo lo que ejecutó Cusi Yupanqui, una quedó clara, y fue la de aniquilar la panaca de Túpac Inca Yupanqui y el linaje de Huáscar Inca Yupanqui. “En efecto, las mujeres, hijos y deudos de Huáscar Inca fueron ejecutados. Destruyeron el mallqui de de Túpac Inca Yupanqui, quemándolo en un despoblado. Ese acto era considerado en ese tiempo como el más vil de los castigos. Luego, persiguieron y mataron a todos los integrantes de su panaca, incluyendo a sus mamaconas, yanas y demás servidumbre”.

Cuando Atahualpa, se encontraba en Huamachuco, preparándose para viajar al Cusco, llegaron unos mensajeros enviados por los curacas de Paita y Tumbes. Le informaron que habían llegado unos “extraños personajes que habitaban unas casas flotantes y montaban unos enormes animales”. Atahualpa, ordenó trasladar a Huáscar Inca Yupanqui a Cajamarca, hacia donde él se dirigió, para estar al tanto de los movimientos de los intrusos. Huáscar Inca Yupanqui, fue asesinado antes de culminar su viaje a Cajamarca, por orden de su hermano Atahualpa.

El Sapa Inca Huayna Cápac, fue el último gobernante Inca que expandió el territorio del Imperio. Durante su reinado, el territorio inca comprendía parte de Perú, Bolivia, Ecuador y Chile y algunas zonas de Colombia y Argentina. Fueron los límites territoriales, los siguientes:

  • Por el norte: el río Mayo o Angasmayo, pequeño afluente del Patía (2° latitud norte), en Colombia. La sede del asentamiento norteño más importante, estuvo ubicado en la actual ciudad de Pasto (departamento de Nariño, Colombia), ubicada a 1° 04´ 18” de latitud norte.
  • Por el sur: el puerto Constitución y el río Maule, a los 35° 06´ 09” de latitud sur, aunque el control efectivo del Tawantinsuyu en lo concreto llegaba hasta el río Itata unos 90 km más al norte del citado río Maule. Un presunto avance posterior no probado, dice que se habría llevado este límite al río Bio Bio en Chile, a los 37° 23´ 07” latitud sur.
  • Por el sureste: el norte de Argentina, en la zona de Tucma (Tucumán).
  • Por el este: los contrafuertes andinos de la región andino–selvática o rupa rupa.
  • Por el oeste: el Mar de Grau.

Aproximadamente, tenía una extensión territorial de 1.731.900 km², fue el Estado libre más grande del hemisferio sur; su distribución comprobada abarcaba desde la regiones de Pasto a Maule (con control efectivo al sur hasta el río Itata), desbordando por el norte el círculo ecuatorial y pasando con holgura, por el sur, el trópico de Capricornio. En línea recta de la punta norte a la sur del Imperio, había 4.240 km. Se calcula la población incaica entre 13.000.000 a 15.000.000 de habitantes (D. Noble Cook); al respecto hay varias teorías, las hay alcistas, que elevan esa cifra a 35.000.000 (Means), las bajistas, la calculan en 3.000.000 (Rosenbalt).

El Cuzco, Cusco, Cozco o Qosqo, está ubicado a 3.399 msnm, con coordenadas 13° 31´ 18” de latitud sur y 71° 58´ 49” de longitud oeste (U.T.M. = N8503193.273, E177331.896), a orillas de los ríos Huatanay y Tulumayo, afluentes del río Vilcanota, en la región Quechua, en los alrededores destacan los cerros Huanacaure, Senca, Sacsayhuamán, Picchu y Socorro. En su época de mayor apogeo, llegó a tener una población de 300.000 habitantes (población mayor de las ciudades españolas de Valencia, Granada, Sevilla, Toledo y Barcelona, juntas). “Tenía 225 mil habitantes más que Valencia, la urbe más poblada de España. Por eso, los cronistas españoles no se atrevieron a comparar su esplendor, grandeza y población con los de ninguna otra ciudad española”.

Partiendo del Cusco Imperial, el territorio Inca (Tawantinsuyu), estaba dividido en cuatro suyos:

Cada suyo, estaba dividido en guamanis (10.000 familias cada guamani) o provincias, que fueron la base de los corregimientos en la época española y de las provincias en la época republicana.

Los límites anteriormente descritos, fueron los que encontraron los españoles a su llegada al Perú, nombre con el que ya se le conocía desde antes, al territorio que ocupó el Imperio Inca.

No podemos comparar las culturas Mesoamericanas con la Inca, por cuanto ésta última superó en la forma de conceptuar la Nación y el Estado. Como ejemplo único se anotará que el Estado Inca, garantizó, el trabajo y la alimentación de la Nación Quechua, fundada en la agricultura, y ésta, en un perfecto uso racional del elemento primordial y a veces escaso: el agua. Desarrollaron una ingeniería hidráulica sin par en el mundo; ganaron tierras al cerro, mediante la andenería, ampliando su frontera agrícola, y con ello, garantizaron el desarrollo sostenido del Imperio; paralelo a ello, un poderoso ejército, garantizaba la Seguridad del Imperio (léase Seguridad Nacional); de las investigaciones en este terreno, no hay noticias que algún gobernante del imperio, haya descuidado ni la organización social, ni la político–administrativa y menos aún la militar. Mientras, las culturas Mesoamericanas, deforestaron bosques y cuando las tierras se agotaban, pues… simplemente mudaban las ciudades. Sin embargo, también organizaron su seguridad y tuvieron ejércitos poderosos.

[editar] Véase también

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