Nación
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Nación, en sentido estricto, tiene dos acepciones básicas. La nación política, en el ámbito jurídico-político, es el sujeto político en el que reside la soberanía constituyente de un Estado. La nación cultural, concepto socio-ideológico más subjetivo y ambiguo que el anterior, se puede definir a grandes rasgos como una comunidad humana con ciertas características culturales comunes a las que da un sentido ético-político. En sentido lato nación se emplea con variados significados: Estado, país, territorio o habitantes de ellos, etnia, etc.
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[editar] Nación política
En el campo del Derecho político, la nación política es el sujeto cuyo ejercicio de la soberanía afecta a las normas fundamentales que rigen el funcionamiento del Estado. Es decir, a aquellas que están en la cúspide del ordenamiento jurídico y de la cuales emanan todas las demás.
Han sido objeto de debate desde la Revolución Francesa hasta nuestros días las diferencias y semejanzas entre los conceptos de nación política y pueblo, y por consiguiente entre soberanía nacional y soberanía popular. Para los primeros teóricos la primera residía en un parlamento elegido por sufragio censitario (visión conservadora), y la segunda en el pueblo entendido como conjunto de individuos, lo que conduciría a la democracia directa o el sufragio universal (visión revolucionaria). Sin embargo, estos significados se han ido difuminando a lo largo del tiempo. Para otros autores la diferencia estriba en que como sujetos políticos, la nación sería inter-temporal y el pueblo temporal. Es decir, la primera abarcaría a las varias generaciones de ciudadanos que han vivido bajo los mismos fundamentos de un mismo Estado democrático y el segundo sólo a los de un momento concreto.
[editar] Nación cultural
El concepto de nación cultural es uno de los que mayores problemas ha planteado y plantea a las ciencias sociales, pues no hay unanimidad a la hora de definirlo. Un punto básico de acuerdo sería que los miembros de la nación cultural tienen conciencia de constituir un cuerpo ético-político diferenciado debido a que comparten unas determinadas características culturales. Estas pueden ser la etnia, lengua, religión, tradición o historia común, todo lo cual puede estar asumido como una cultura distintiva, formada históricamente. Algunos teóricos añaden también el requisito del asentamiento en un territorio determinado.
El concepto de nación cultural suele estar acoplado a una doctrina histórica que parte de que todos los humanos se dividen en grupos llamados naciones. En este sentido, se trata de una doctrina ética y filosófica que sirve como punto de partida para la ideología del nacionalismo. Los (co)nacionales (miembros de la nación) se distinguen por una identidad común y generalmente por un mismo origen en el sentido de ancestros comunes y parentesco.
La identidad nacional se refiere especialmente a la distinción de características específicas de un grupo. Para esto, muy diferentes criterios se utilizan, con muy diferentes aplicaciones. De esta manera, pequeñas diferencias en la pronunciación o diferentes dialectos pueden ser suficientes para categorizar a alguien como miembro de una nación diferente a la propia. Asimismo, diferentes personas pueden contar con personalidades y creencia distintas o también vivir en lugares geográficamente diferentes y hablar idiomas distintos y aún así verse como miembros de una misma nación. También se encuentran casos en los que un grupo de personas se define como una nación más que por las características que comparten por aquéllas de las que carecen o que conjuntamente no desean, convirtiéndose el sentido de nación en una defensa en contra de grupos externos, aunque éstos pudieran parecer más cercanos ideológica y étnicamente, así como en cuestiones de origen (un ejemplo en esta dirección sería el de "Nación por Deseo" (Willensnation), que se encuentra en Suiza y que parte de sentimientos de identidad y una historia común).
[editar] La nación cultural y el Estado
Un Estado que se identifica explícitamente como hogar de una nación cultural específica es un Estado-nación. Muchos de los Estados modernos están en esta categoría o intentan legitimarse de esta forma, aunque haya disputas o contradicciones en esto. Por ello es que en el uso común los términos de nación, país, tierra y Estado se suelan usar casi como sinónimos (pese al sentido ideológico profundo adverso).
Interpretaciones del concepto de nación cultural únicamente por razón de etnia o raza llevan también a diversas naciones sin territorio como la nación gitana o la nación negra en los EEUU (pese a que los últimos, de origen, pertenecerían a diferentes naciones africanas, así como existen diferentes "naciones blancas"). Según este punto de vista, sin embargo, queda claro que una nación cultural no necesita ser explícitamente un Estado independiente y que no todos los Estados independientes son naciones culturales, sino que muchos simplemente son uniones administrativas de diferentes naciones culturales o pueblos, en ocasiones parte de naciones geográficamente más grandes. Algunas de estas uniones se ven, asmimismo, como naciones culturales, o intentan crear un sentimiento o historia nacional de legitimación.
Otro ejemplo de nación cultural sin Estado propio es el del pueblo judío antes de la aparición del Estado de Israel o el del pueblo Palestino, cuyos miembros se encuentran en diferentes países, pero con un origen común, según el sentido de la diáspora. También se encuentran pueblos como los kurdos o los asirios, que se describen como naciones culturales sin Estado. Igualmente se puede ver a Estados como Bélgica (valones y flamencos), Canadá (la provincia francófona de Québec, ante la mayoría anglófona del resto de las provincias) o Nueva Zelanda (los maorí) como compuestos por varias naciones culturales. En España se encuentra esto también, partiendo especialmente de diversificaciones lingüísticas. No obstante, hay que tener en cuenta que, aunque común, es erróneo identificar por principio (per se) comunidad lingüística con nación cultural. El hecho de que ciertas corrientes políticas lo hagan es objeto de estudio como fenómeno político–ideológico, pero no necesariamente sociológico (sentido amplio).
[editar] La nación cultural y la religión
El concepto de nación cultural cambia, si para definir a la nación se da mayor relevancia a la religión. El Estado alemán, en este sentido, tradicionalmente se divide en católicos y luteranos (religión dada originalmente, de acuerdo a la religión del señor feudal: cuius regio, eius religio), de facto en más. El Estado español, así como el Italiano, por ejemplo, tradicionalmente no se subdivide entonces. La interpretación de nación cultural por base religiosa tuvo una mínima importancia en la formación de los Estados europeos (por formarse las bases de los Estados antes de la aparición del concepto de nación); éstos ven muchas veces su origen especialmente en las divisiones dadas tras Carlomagno y en las divisiones romanas clásicas, cuando la religión no tomaba un papel para ello (la cristianización de la Germania y Alamania no era total en esas fechas e incluso Carlomango se dejó bautizar muy tarde) o era clara (en el Imperio Romano tardío, la religión oficial era la católica). El caso de España, por ejemplo, es más complejo, pues apareció básicamente en lo que era la Hispania romana, pero tomando la religión un carácter especial, que se encuentra en el concepto de la Reconquista del Emirato de Córdoba. A diferencia de en Europa Central, donde apareció tras la caída del Imperio Romano un Estado supranacional (el Imperio Franco) que se dividió a grandes rasgos de manera tal que aparecieran las futuras naciones, en España aparecieron señoríos y reinos diferentes que más adelante se unificaron bajo el concepto del Reino de España y del Rey español). Sin embargo, la religión toma un papel muy diferente en la aparición de los Estados-Nación de África del Norte y del concepto de nación de Medio Oriente y del Islam. En estos países, el Estado suele estar íntimamente relacionado con la religión y los miembros de estos países suelen verse como parte de una nación islámica, en muchas ocasiones, por sobre diferencias étnicas o lingüísticas, también de origen histórico de grupos especiales (excepción suele ser hasta cierto grado Irán, que suele basar su sentido nacional en el origen persa, así como se suele excluir a Turquía por su origen otomano, cuyo imperio dominó el Medio Oriente y al cual se suele ver como una razón de inestabilidad actual).
Igualmente se puede encontrar el pueblo judío, que se ve como nación especialmente con base en la religión común, con o sin la existencia de un Estado propio (que actualmente es Israel).
[editar] Otros usos
Además de los dos usos rigurosos de nación antes expuestos, existen otros latos, algunos de ellos muy frecuentes.
En ocasiones el término nación (política) se equipara, por extensión, a Estado, incluso cuando éste no es democrático. Así, por ejemplo, la llamada Organización de las Naciones Unidas en puridad hace referencia a Estados. También se emplea como territorio, país, o "conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno" [1].
El vocablo nación se encuentra también como sinónimo de grupo étnico, cultural o lingüístico, pero desprovisto del sentido ético-político que caracteriza a la definición estricta de nación cultural. En este sentido puede coincidir con alguno de los usos de la palabra que se daban antes del surgimiento del concepto de nación cultural a principios del siglo XIX. En tal caso, su aplicación como concepto histórico a dichos grupos anteriores a las mencionadas fechas sí sería ajustado.
[editar] Historia
El concepto de nación (tanto política como cultural) tal como lo entendemos hoy, es decir, con su intrínseco componente político, no surge hasta fines del siglo XVIII, coincidiendo con el fin del Antiguo Régimen y el inicio de la Edad Contemporánea. Desde entonces los dos tipos de nación han ido evolucionado paralelamente hasta hoy. Sin embargo el término, de origen latino, existió antes, con otros significados.
[editar] Etimología
La primera utilización de "nación" de la que se tienen datos históricos data del año 968, cuando Liutpard, obispo de Cremona, en enfrentamiento con el Emperador Bizantino en pos del patrón Otto I, Emperador del Sacro Imperio Romano, declara en su reporte, "Esta tierra": Yo respondí, "lo que dices que pertenece a tu imperio pertenece, como lo demuestran la nacionalidad y el idioma de la gente, al reino de Italia."
El término se deriva del latín natio, que originalmente describe a colegas de un colegio o a estudiantes, sobre todo en la Universidad de París, donde todos hubieron nacido en el mismo país, hablado el mismo idioma y esperado ser gobernados por sus leyes comunes. En 1383 y 1384, mientras estudiaba teología en París, Jean Gerson fue electo dos veces procurador de la nación francesa (esto es, de los estudiantes nacidos francófonos de la universidad). La división en París de estudiantes en nacionales y no-nacionales fue adoptada por la Universidad de Praga, donde desde su apertura en 1349 el Studium Generale se dividió entre bohemios, bávaros, sajones y en diversas naciones.
[editar] Antecedentes
Las primeras formulaciones teóricas sólidas de la nación y su plasmación en movimientos políticos concretos se dan respectivamente en las obras de los ilustrados de fines del s. XVIII y en las Revoluciones Americana y Francesa. No obstante, existen antecedentes a los que se ha otorgado diversa importancia en función del punto de vista del investigador.
El origen de nación es incierto y las disputas en cuanto a éste conforman un capítulo importante de la teoría del nacionalismo. Existen teorías biológicas de sus orígenes que ven al humano como animal territorial y a la nación como a un territorio en este sentido. Sin embargo, la mayoría de los teóricos rechazan esta teoría por simplista y tratan a las naciones como a una agrupación social humana relativamente nueva.
El filósofo Avishai Margalit en La Ética de la Memoria (2002) discute el papel principal de la memoria en formar naciones: "Una nación", dice acérbicamente, "se ha definido como una sociedad que alimenta un embuste sobre los ancestros y comparte un odio común por los vecinos. Por lo tanto, la necesidad de mantener una nación se basa en memorias falsas y el odio a todo aquél que no lo comparte."
El carácter anti-autocrático con el que surgirá la nación tiene un antecedente en revueltas populares no nacionalistas, promoviendo principios de equidad, parlamentarismo y unidad contrarios al sistema feudal en Europa Central, por ejemplo en Alemania, Austria y Suiza como consecuencia de la doctrina reformista durante 1524 y 1525 en tiempos de Carlos V. Sin embargo, este movimiento campesino, reforzado por las ciudades aliadas, no logró crear la fuerza y unión suficiente ni consolidar una teoría filosófico-política homogénea en este aspecto.
[editar] La nación liberal
El Liberalismo, que hunde sus raíces en el siglo XVII con autores como John Locke, será la amplia corriente filosófica y política de la que se nutrirán las primeras teorías sistemáticas de la nación y sus realizaciones políticas. Como una oposición a los principios teóricos del Antiguo Régimen, los liberales del XVIII cuestionaron los fundamentos de las monarquías absolutas, y esto afectaba especialmente a la soberanía. Frente al concepto de súbdito introdujeron el de ciudadano, y el sujeto de soberanía dejaba de ser el rey para ser la nación. Sus criterios estaban basados en el racionalismo, la libertad individual y la igualdad ante la ley, al margen de consideraciones étnicas o culturales. Se trataba, por tanto, de nación política.
La Revolución Americana marca un hito en este sentido e influirá notablemente en la Francesa. La Declaración de Independencia de los Estados Unidos en el primer caso y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en el segundo, son textos muy representativos del espíritu que animaba la nueva mentalidad. Como muestra explícitamente la segunda declaración citada, existía en el ambiente intelectual de la época una concepción universalista de los nuevos valores liberales y democráticos. Y esto se traducía en que los requisitos considerados para la formación de naciones eran iguales para todo el mundo. Bastaba la voluntad de los individuos de constituírse en comunidad política. La autodeterminación se entendía entonces como el paso de la condición de súbditos (siervos de un rey) a la de ciudadanos (hombres libres e iguales ante la ley), o dicho de otro modo, como la instauración de la democracia.
[editar] La nación romántica
La expansión militar napoleónica por Europa, que en teoría pretendía extender los valores heredados de la Revolución Francesa, propició el surgimiento de reacciones nacionalistas contra el invasor. Resalta el nacionalismo germánico, pues sus características son justamente las opuestas al liberal estadounidense y francés, configurando así un concepto distinto de nación: la nación cultural en sentido contemporáneo, es decir, con un componente ético-político.
Los principales inspiradores del nacionalismo germánico fueron intelectuales y literatos adscritos a las corrientes idealistas y románticas como Herder o Fichte. Este movimiento se puede definir en esencia por su contraposición a los valores del anterior: Frente al cambio racional hacia el progreso y la justicia, el peso de la historia y las tradiciones; frente al cosmopolitismo, las particularidades de los pueblos; frente a la razón, el instinto.
Para los mencionados teóricos, la nación definida por ellos tiene un derecho inalienable a dotarse de una organización política propia. Es decir, a constituirse en Estado. Pero a diferencia de la concepción liberal franco-estadounidense, ésta nación, en tanto que sujeto político, no se entiende simplemente como una suma de individuos que ejercen su voluntad, sino como algo superior. Todo pueblo, según ellos, tiene unos rasgos propios que le definen, distinguiéndole así de todos los demás. Es esta personalidad cultural diferenciada, o esencia propia (Volkgeist, "espíritu del pueblo", escribía Herder), la que permite singularizar al pueblo con vistas a determinar quién es el sujeto político (es decir, la nación tal como la entendían ellos) con auténtica legitimidad para constituirse en Estado. Pero dicha identidad no se hace visible por la mera expresión de la voluntad de un conjunto de individuos en un momento dado. Es algo más trascendente, pues el pueblo que es base de la nación romántica sería como un organismo vivo y perdurable, y una entidad moral de orden superior a la simple suma de sus partes. Para los nacionalistas románticos germanos el Volkgeist, permanente y supraindividual, es objetivo, mientras que el sufragio es subjetivo. Es decir, inviertien las categorías de los liberales.
[editar] El Estado-nación
La identificación fue acelerada por el nacionalismo romántico temprano de esa época, generalmente en oposición a los imperios multi-étnicos (y autocráticos) (un ejemplo es el nacionalismo que llevó a la disolución del Imperio Austrohúngaro). Asimismo, el mismo movimiento alimentó la idea de Imperio en la población de los Estados alemanes, esparcidos y parcialmente en guerra hasta mediados del siglo XIX (ver Sacro Imperio Romano, Federación Alemana) y al renacimiento de la idea de Grossdeutschland (Gran Alemania), a la cual, por razones principalmente de idioma, pertenecerían Austria mas sólo parte de Prusia en el caso ideal (pues Prusia representaba un Estado plurinacional, según la ideología en cuestión). También parte de Suiza pertenecería a este Estado, debido a los dialectos alemanes hablados en una zona (y a la moayoría de habla alemana en Suiza).
Asimismo, mientras el concepto de Nación se promulgó primero especialmente en el sentido de mantener una lengua estandarizada y parte de sus dialectos o lenguas hermanas como base de la nacionalidad y a poner en especial evidencia las diferencias raciales (en Europa Central, las cuestiones religiosas tomaron poca importancia en la concepción de la nación, tras haberse impuesto la religión católica apostólica romana. Sin embargo, la división religiosa seguida de la Reforma ciertamente llevó a una división de diversos Estados, la cual, empero, no siguió una concepción meramente nacionalista) y de idioma, se dieron también casos contrarios, como es el caso de la Confederatio Helvetica o Suiza, que se independizó del Imperio Alemán oficialmente en 1648 (de facto en 1499). La Confederación, formada antes del advenimiento de los movimientos nacionales, vio como base mantener ciertos privilegios de las ciudades y regiones confederadas, así como, con el tiempo, promover la neutralidad como defensa contra los Imperios que la rodeaban y para mantener y promover una estabilidad interna en relación con los países vecinos. Asimismo, la Confederación se caracterizó desde un principio por una ideología común de tipo parlamentaria, federativa y democrática que ya para principios del siglo XIV la comenzaban a caracterizar y que en los Estados vecinos no dio frutos de manera análoga hasta tiempo después. El concepto de nación que se creó aquí se basa en un sentimiento de fuerza en la unión para mantener las tradiciones e ideas comunes y al no querer pertenecer a los demás Estados y naciones, pese a que en cuestión de idioma, Suiza puede dividirse por lo menos en 4 naciones (los idiomas oficiales en Suiza son el alemán, el francés, el italiano y el retorromano), tres de ellos en Estados-Nación establecidos (Francia, Italia, Alemania/Austria, aunque en éstos, la diversificación dialectal puede llegar a ser tan grande que sin ayuda de la lengua estandarizada, de origen cuasi artificial en el caso de Alemania, con dialectos en ocasiones tan ininteligibles entre sí, los hablantes tendrían problemas de comunicación).
Un caso parecido en principio es el concepto de nación que puede verse en los Estados Unidos y que se denota en el lema e pluribus unum (y en el concepto de melting pot. También (aunque menos) en el concepto promulgado por la Unión Europea, con el lema in unitate concordia.
Con el advenimiento de la ideología nacionalista se consolidó una teoría así y se crearon estereotipos, especialmente étnicos, para establecer las naciones. La idea de estados nacionales "étnicamente homogéneos", sin embargo, llegó a su clímax en el siglo XX con el arrivo de la ideología eugenesia y las consecuentes "limpiezas étnicas", dentro de las cuales el Holocausto de la Segunda Guerra Mundial sólo es un ejemplo.
[editar] Nación en España
La evolución social y política de Europa hacia finales del siglo XIX hace eclosionar en España multitud de movimientos nacionalistas, la mayoría de ellos basados en razones históricas, culturales y lingüísticas (por ejemplo, en contraposición con Suiza). Tal es el caso especialmente del País Vasco, Cataluña, Galicia y en buena medida, la Comunidad Valenciana (denominado País Valenciano o Reino de Valencia por los nacionalistas valencianos) y Andalucía, cuyos movimientos nacionalistas surgieron a fines del siglo XIX y se acrecentaron especialmente debido a la represión llevada a cabo por la dictadura de Francisco Franco tras la Guerra Civil española (ver categoría Nacionalismos de España).
[editar] Constitución de 1978
El País Vasco, especialmente con base en el vascuence o euskera, la lengua histórica de la región (aglutinante y ergativa), más antigua que las lenguas indoeuropeas e incluso aislada, describe en su estatuto de autonomía en vigor (aprobado en 1979) al País Vasco como a una nacionalidad en el Estado español:
"El Pueblo Vasco o Euskal Herria, como expresión de su nacionalidad, y para acceder a su autogobierno, se constituye en Comunidad Autónoma dentro del Estado español bajo la denominación de Euskadi o País Vasco[...]", (con la lengua vasca y el castellano como lenguas oficiales).
Cataluña, por ejemplo, se define análogamente en su estatuto de autonomía del mismo año, bajo el cual
"Cataluña, como nacionalidad y para acceder a su autogobierno, se constituye en Comunidad Autónoma[...]",
Galicia se define también de esta manera en su estatuto de 1981:
"Galicia, nacionalidad histórica, se constituye en Comunidad Autónoma para acceder a su autogobierno,[...]."
En la Comunidad Valenciana hay un nacionalismo generalizado, pero debido a la tendencia "pancatalanista" del nacionalismo izquierdista del PSPV, EUPV o ERPV (que defiende el País Valenciano como región de la nación catalana) el nacionalismo de centro y centro-derecha se convierte paulatinamente, más en una forma de luchar contra los catalanistas, que de defender las propias señas de identidad o lo que se denimina "el fet diferencial valencià".
Con el euskera (lengua prerromana), el catalán, y el gallego (lenguas romances) como lenguas propias oficiales, respectivamente, junto con el castellano, oficial en todo el Estado español, como aparece en la Constitución española de 1978, que reconoce en el Artículo 2 del Título Preliminar la existencia de diversas nacionalidades españolas, parte de una "Nación española indisoluble":
"La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas."
El concepto de "nación" y "nacionalidad", sin embargo, no se definen (y desde un principio se utilizan en contraposición con el significado dado en otros países, en los cuales tanto pertenencia como a una nación como nacionalidad se utilizan como equivalentes), aunque se plantea la Nación española como nación, integrada por diversas nacionalidades y regiones (en este sentido, Nación también como perteneciente a un territorio). El concepto de nacionalidad se encuentra de manera general en los estatutos, por ejemplo, de Aragón (1982) o Andalucía (1981):
"Aragón, en expresión de su unidad e identidad históricas como nacionalidad, en el ejercicio del derecho a la autonomía[...]."
"Andalucía, como expresión de su identidad histórica y en el ejercicio del derecho al autogobierno que la Constitución reconoce a toda nacionalidad, se constituye en Comunidad Autónoma [...]"
El significado de nacionalidad se encuentra especialmente entrelazado con la división política histórica del Reino de España (con excepción especialmente del País Vasco) y el de nación con el de la raíz latina (sin Portugal), más enclaves fuera de la península Ibérica. El concepto nacionalista se basa o bien en éste y a la posible existencia de una única nación española (con matices), en la existencia de una nación española que se integra por diversas naciones hasta llegar a la interpretación de la existencia posible de sólo un Estado español, plurinacional (afirmando la posible existencia de una nación española de conjunto o negándola por completo), dependiendo de la postura ideológica y política de los diversos partidarios y a dónde pongan énfasis en las características definitorias del concepto de nación.
En términos jurídicos, en la Constitución de 1978, la Nación española (como nación política, en la que residen, con carácter exclusivo y excluyente, la soberanía y el poder constituyente) es el sujeto político que se constituye en Estado social y democrático de Derecho, y la Nacionalidad (equivalente a nación cultural) el sujeto político que se constituye en Comunidad autónoma.
[editar] Nación en América Latina
El concepto de nación en Latinoamérica tampoco es claro. Mientras a nivel oficial se suele utilizar el concepto como equivalente a Estado territorial, los ideólogos y filósofos promulgan el sentido de nación latinoamericana, así como se encuentra también el de nación iberoaméricana o a mayores generalizaciones, partiendo especialmente de la lengua no española, sino latina y viendo los países romances como aquellos Estados pertenecientes a una nación común. Asimismo, existe también el sentimiento nacionalista de carácter regional que se contrapone al de una nación general. De manera general, los estados latinoamericanos buscan mantener claras ciertas diferencias respecto unos a otros, motivados por el hecho de procurar legitimar el carácter de independencia cultural al cual tienen derecho.
El concepto de nación promulgado por filósofos latinoamericanos suele ser el de ver a las regiones hispanas en América como parte de una nación, la cual no va seguida por un Estado. Este concepto se basa en un mismo origen colonial, la lengua y paralelos históricos. Para diferenciarse de Europa, se promulgó paralelamente con el movimiento nacionalista étnico en Europa el concepto de la nación iberoamericana como unidad étnica, basada en el mestizaje (Vasconcelos[2]) y se intentó demostrar por qué ésta debería ser superior a otras, mientras que en Europa se intentaba demostrar por qué la mezcla de antiguas etnias sería malo.
[editar] Notas
- ↑ Primera acepción de la entrada nación en el DRAE (vigésima segunda edición, 2001).
- ↑ José Vasconcelos: La Raza Cósmica. Misión de la raza iberoamericana (1926) [1]
[editar] Véase también
[editar] Bibliografía
- Consultada:
- Encyclopædia Britannica (15ª edición), Chicago, 1983, ISBN 0-85229-400-X
- Pastor, Manuel: Fundamentos de ciencia política, Madrid, 1994, ISBN 978-84-481-1909-6
- Otra:
- Blas, Andrés de: Enciclopedia del nacionalismo, Madrid, 1999,ISBN 978-84-206-3297-1
- Kohn, Hans: Historia del Nacionalismo, México y Madrid, 1984, ISBN 8437502489, ISBN 978-84-375-0248-9
- Renan, Ernest: ¿Qué es una nación?, Madrid, 2006, ISBN 978-84-95363-27-5
[editar] Enlaces externos
- Nación/Nacionalismo en el Diccionario Crítico de Ciencias Sociales de la UCM
- Nación y nacionalismos en Cholonautas